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Miguel Indurain ha sido una de las leyendas vivas del deporte que se daba cita este lunes por la tarde en Madrid, para asistir a la gran gala de los premios Laureus que se celebraba por primera vez en la capital. El mayor mito del ciclismo español no acudía solo a la ceremonia, sino que lo hacía acompañado por su familia: su mujer Marisa López de Goicoechea y dos de sus tres hijos: Jon y Ana. Su primogénito, Miguel Jr, no ha podido asistir al evento que convertía el Palacio de Cibeles en una auténtica reunión de estrellas de hoy y de siempre.
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Había expectación por ver al cinco veces ganador del Tour de Francia, que además es uno de los 72 miembros que forman parte de la Academia Laureus. Precisamente, ellos son los encargados de elegir a los ganadores de cada edición de los prestigiosos galardones en cada una de las categorías, tras una primera selección de candidatos que hacen más de mil periodistas especializados de setenta países diferentes.
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Nada más hacer acto de presencia en los considerados como los Oscar del deporte, el campeón de 59 años nacido en Villava era reclamado por los fans y firmaba algunos autógrafos antes de entrar al recinto. Una vez dentro, ha posado primero junto a la mujer de su vida y con la que lleva casado más de tres décadas. Marisa es quien ha estado siempre a su lado, su gran apoyo en los buenos y malos momentos, la persona que además supo preservar en su día la privacidad de la familia frente a la exposición mediática que tenía su marido.
Natural del País Vasco, su relación con Miguel comenzó a florecer cuando ella trabaja en las oficinas de la Clínica Universitaria de Navarra, donde el ciclista acudía a someterse a chequeos médicos. Así lo revela la biografía sobre Indurain escrita por el periodista británico afincado en España, Alasdair Fotheringham. La pareja celebró su boda el 14 de noviembre de 1992 con una ceremonia íntima en Pamplona, matrimonio del que nacerían tres hijos.
Muy discreto en lo referente a su vida íntima y nada dado a los focos, el vencedor de dos Giros de Italia nos dejaba después la bonita estampa familiar con su esposa y sus vástagos en la alfombra roja de los Laureus. Jon, el mediano, tiene un grado en Administración y Dirección de empresas y es un apasionado del balonmano, que ha practicado en equipos como el Club Huarte. Ana, la más pequeña de los tres, también es una enamorada de este deporte.
Miguel Jr, el gran ausente de la gala, es el único que en cierta manera ha seguido los pasos de su padre. Primero como corredor y actualmente como dueño de una tienda de bicicletas en Palma de Mallorca, donde reside. En 2013, fue campeón de Navarra júnior de ruta y contrarreloj y, entre 2014 y 2016, formó parte del equipo Caja Rural-RGA. Combina su amor por las dos ruedas con su faceta empresarial, ya que tiene la representación de la marca taiwanesa Giant en la isla balear.
Desde el anuncio de su retirada hace ya 27 años, Miguel Indurain se ha entregado a una vida prácticamente anónima que transcurre alejada de los medios de comunicación. Abrazó desde el primer momento un perfil bajo, dedicando la mayor parte de su tiempo a sus negocios inmobiliarios y publicitarios. Eso sí, más allá de las increíbles hazañas que logró cuando estuvo en activo, su gran obra y orgullo actual es su fundación homónima, cuyo objetivo es el fomento del desarrollo del deporte de alto rendimiento de los deportistas navarros.