EXCLUSIVA

Ana Cristina Portillo nos avanza los detalles de su boda y nos cuenta su historia de amor con Santiago Camacho

Después de siete años de relación, la hija de Sandra Domecq anuncia su boda con el ingeniero industrial


19 de abril de 2024 - 9:02 CEST

Está emocionada, feliz, ilusionada por el importante paso que van a dar en su historia de amor.  Ana Cristina Portillo , la pequeña de las hijas de Sandra Domecq, nacida de su matrimonio con Fernando Portillo, ha anunciado esta semana a la revista ¡HOLA! que se casa con el ingeniero industrial Santiago Camacho, con quien lleva siete años de noviazgo. Se encuentran enamorados y en el mejor momento de su relación, hasta el punto de querer unir sus vidas para siempre. La pareja pasará por el altar el próximo 28 de septiembre, en la catedral de Jerez de la Frontera, y la propia Ana nos cuenta que la celebración tendrá lugar en la finca ‘Santiago’, que perteneció a sus abuelos el bodeguero Beltrán Domecq González y Ana Cristina Williams. En conversación con ¡HOLA!, Ana nos avanza algunos detalles de su boda y nos cuenta, su bonita historia de amor con Santiago.

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© GTRES

—Ahora vamos a tuyo ¿nos puedes contar algo de tu vestido de novia?

—Me lo va a hacer Jorge Acuña, es un diseñador que me encanta, es íntimo amigo mío y además soy de ideas claras en cuanto a lo que no me gusta. El otro día fui con mi hermana y me probé uno del estilo que me estaban aconsejando. En cuanto me lo puse supe que no me gustaba. Y mi hermana diciéndome que estaba guapísima. Pero no quiero que nadie me tenga que convencer de que estoy guapa. Me quiero sentir tranquila y cómoda, sentir que me queda bien, ser yo y no ir disfrazada, y punto.

—¿Vas más por un estilo tradicional o intentarás sorprender?

—No creo que vaya a ser muy tradicional, no va a ser el típico vestido de novia, pero tampoco me estoy yendo a algo super original, sino dentro de mi estilo. No me gusta ir super original pero tampoco me gusta vestirme igual que todo el mundo.

—¿Tienes pensado cambiarte de traje? 

Mis hermanas terminaron cambiándose de vestido y como no se habían hecho un segundo terminaron con los que teníamos en casa de invitada. Claudia me recomendó que me lo haga o tenga un segundo vestido pensado.

 —¿Llevarás alguna joya familiar especial y querida para ti?

—No recuerdo que tengamos ninguna que pudiera ser para la boda. Sí estaba un poco agobiada con el tema de las joyas, se lo conté a mis hermanas y me dijeron que esperara a tener el vestido porque iba a condicionar mucho la elección de las joyas. Dependiendo de cómo sea el corte, el escote, etc…tendremos que ver qué le va mejor.

—¿A las pruebas irás con Alejandra, Eugenia y Claudia?

—Me gustaría, pero ya te decía antes, es imposible, si viene una no viene la otra -ríe-.

—¿Tendrán ellas un papel especial en la ceremonia? ¿Quizá las lecturas?

—Hemos empezado a mirar ayer el coro -ríe-. Todavía no sabemos lecturas, ni nada, llevamos muy poco tiempo, pero seguro que les voy a guardar a cada una un papel.

© @eugenia_osborne

 —¿Quién la oficiará?

—Aun no lo tenemos, eso todavía está en el aire.

—Sobrinos tienes unos cuantos…¿Llevarás cortejo?

—He pensado en mi sobrina Micaela, la hija mayor de Claudia, que cumplirá dos años el 30 de junio, que ya camina y es simpatiquísima; y supongo que alguno más, estoy buscando que sean más o menos de la edad. Porque los de Alejandra y los de Eugenia ya son mayores. No se si los niños de alguna prima.

—El padrino, tu padre, claro. 

—Evidentemente. Y además me hace mucha ilusión. Mi padre está muy emocionado, soy su única hija. Yo creo que estaba deseando…bueno todo el mundo estaba deseando que me casase. Y porque soy su única hija, porque si tuviera que elegir entre los dos, se iría con Santi -ríe-. Se lo contamos en Semana Santa. Nos fuimos de viaje los tres y se lo soltamos en mitad de la comida. Nosotros teníamos prevista una fecha para la petición formal y cuando le pregunté si la tenía libre me dijo que tenía previsto un viaje, así que Santi y yo comenzamos a hablar entre nosotros, la cambiamos rápidamente, le miro y le pregunto ¿esta te va bien? Y me contestó que sí, que para ese día estaba en España ya. Así que le dije “vale, porque hay que organizar la pedida”, se queda así y me empieza a dar otras fechas y yo: “¡Papá, te estoy diciendo que me caso!! -ríe-.

—¿Y que idea tienes para la petición formal de mano?

—Una comida en el campo, solamente con la familia, algo muy natural y sencillo.

—Ana Cristina, digamos que Santi y tú ponéis el broche de oro después de siete años de noviazgo. ¿Cómo os conocisteis?

—Fue hace un montó, ya ni me acuerdo -ríe-. Nos conocimos porque es muy amigo de mi primo Jaime y empezamos a coincidir en planes. Él vivía fuera de Madrid y hubo una época en la que estuvo viniendo mucho, hacía muchos planes con mi primo y empezamos a vernos. Y ya en una feria surgió el amor.

—¿No fue un flechazo, sino algo más pausado, entonces?

—Más tranquila, sí. Santi es muy guapo, me encanta y se agradece -ríe-, pero tengo que conocer a la persona para que me guste, y fue a medida que nos fuimos viendo y conociendo más cuando me di cuenta de que me gustaba.

—Estuvisteis un tiempo de noviazgo a distancia ¿ahora vivís juntos? ¿Estaréis en Madrid?

—Vamos a empezar la convivencia ahora cuando nos casemos y por ahora vamos a vivir en Madrid. Gracias a Dios, no hay que buscar casa, ya la tenemos. De hecho, yo me mudé ya en noviembre y él se mudará aquí.

—¿Qué destacarías de su carácter?

—La paciencia, me impresiona esa calma y serenidad que tiene. Es un ejemplo tan grande para mí, yo soy mucho más impaciente, mucho más reactiva. Me da tanta paz…

© GTRES

—¿Cómo te pidió matrimonio? ¿Te sorprendió?

—Yo lo intuía porque lo veía un poco nervioso, él dice que me lo estoy inventando -ríe- y que no me olía nada. No fue una pedida tradicional y fue muy romántico, la verdad. Nos fuimos de viaje a Roma, habíamos terminado de cenar y de vuelta al hotel caminando pasamos por un puente. No me dijo ¿Te quieres casar conmigo? Fue algo como ¿quieres volver a Roma conmigo para siempre? o para estar juntos siempre; no recuerdo las palabras exactas, creo que estaba tan nerviosa y emocionada en ese momento que te bloqueas.

—¿Pero hincó la rodilla?

—No, no, qué va -ríe-. Hoy en día creo que pocos hincan la rodilla, la verdad. Y si se arrodilla ahí, me muero. No sé si me hubiese encantado o lo hubiese odiado -ríe de nuevo-.

—¿Te gustaría formar una familia pronto o prefieres esperar?

—Quiero disfrutar un poco del matrimonio, pero este año cumplo 31 y estoy un poco en esa tesitura. No se, da igual lo que planees, va a ser lo que Dios quiera. Lo mismo dices me quiero quedar embarazada cuando me case y tardas tres años o al revés. Pero sí me gustaría disfrutar un poco.