Hasta su mayoría de edad, salvando las vacaciones de verano en familia o las visitas a Vitoria, donde ahora vive su padre, siempre estuvo en su segundo plano. Pero desde el 16 de junio de 2023, cuando celebró el fin de sus estudios de Bachillerato y su mayoría de edad junto a su familia en Ginebra, todo ha cambiado para Irene.
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Es una joven guapa y estilosa que gusta mucho y las cámaras la buscan, aunque ella prefiera la vida en la sombra. También Juan, el otro protagonista de este reportaje, ha pasado casi del anonimato a protagonizar titulares. Primero, por su amistad con Victoria Federica de Marichalar ; después, con la boda de su hermana, Teresa Urquijo, y el alcalde de Madrid, y ahora, por su relación con Irene Urdangarin.
Juan es ingeniero agrónomo, estudió en Reino Unido y habla inglés y francés a la perfección, al igual que Irene
La semana pasada, ¡HOLA! ofrecía en exclusiva nuevas imágenes de la vida de la hija de la infanta doña Cristina e Iñaki como voluntaria en Camboya , y en este número vuelve a ser protagonista de nuestras páginas, pero por un motivo muy diferente.
La historia
Juan e Irene se conocen desde niños, los dos son descendientes directos del Rey Alfonso XII y sus familias, además de compartir lazos de sangre, también son muy amigas, pero hacía años que no se veían y se reencontraron, el verano pasado, cuando estaban de vacaciones, gracias a Victoria Federica.
Fue un flechazo que empezó como una amistad especial y ha terminado en una relación sentimental, que ahora están viviendo a distancia y con la vista puesta en el verano y el próximo curso, porque siguen igual de ilusionados y están deseando poder reencontrarse.
Hasta la entrada del otoño, no pudieron verse mucho, pero cuando Irene se instaló en la Zarzuela con su abuela la Reina doña Sofía, para sacarse el carné de conducir —acudió a Arenal, autoescuela con un siglo de vida—, hacían planes casi a diario y muchos con sus amigos.
Se conocen desde niños, los dos son descendientes directos del Rey Alfonso XII y sus familias, además de compartir lazos de sangre, son muy amigas
Son muy jóvenes —Juan tiene siete años más que Irene—, pero es una gran historia de amor y sus familias se alegran de que estén juntos.
África en Madrid
En estas fotografías que publicamos en exclusiva se les ve muy unidos, mirándose con cariño, charlando, comentando algo que están viendo en el teléfono de Irene y paseando, por las calles de Madrid, en dos encuentros diferentes. También perdiéndose por la ciudad en el coche de Juan y en un plan con amigos en Aldea del Fresno. ¡Una experiencia salvaje!, o un trocito de África en los alrededores de la capital.
Fue un flechazo que empezó como una amistad especial y ha terminado en una relación sentimental, que ahora están viviendo a distancia, aunque siguen igual de ilusionados
Los dos fueron fotografiados en Safari Madrid, circulando por el parque entre fauna salvaje y alimentando con zanahorias a algunos animales que viven en semilibertad. Son los que viven en el Rincón de los Mansos y los grandes herbívoros, aunque también se pueden ver leones, tigres, rinocerontes, jirafas, elefantes, hipopótamos, cebras, osos negros, leopardos melánicos y lobos ibéricos.
Dos voluntarios en Asia
Los dos han sido educados en el respeto, el esfuerzo, la constancia, la responsabilidad y la solidaridad. En devolver algo a la sociedad en la que viven haciendo trabajo humanitario. Juan trabajó como voluntario en 2016, cuando participó en un programa agrícola ayudando en sus tareas a familias en riesgo de exclusión en Filipinas, donde viven sus primos Urquijo Zobel de Ayala, hijos de su tío Juan Urquijo, quien falleció en 1995, en un accidente aéreo a los 36 años.
Juan es hijo de Lucas Urquijo y Beatriz Moreno de Borbón-Dos Sicilias y hermano de Teresa Urquijo, que acaba de protagonizar la gran boda de la primavera, con el alcalde de Madrid
E Irene, como avanzamos también en exclusiva, lleva ya tres meses colaborando con el jesuita español Enrique Figaredo, quien suma casi 40 años en Camboya como misionero.
Cuando llegó el momento de irse, la hija pequeña de doña Cristina estaba viviendo su primer amor, y además un año sabático, pero no cambió de opinión y mantuvo su rumbo. Comprometida con su decisión, continuó adelante con sus planes de trabajar como voluntaria en Asia, sabiendo que no vería a Juan en muchos meses y que se perdería grandes celebraciones. Entre ellas, la boda de Teresa Urquijo, quien acaba de contraer matrimonio con José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, protagonizando la gran boda de la primavera.
Son muy jóvenes: Juan tiene 25 años, siete más que Irene, pero es una gran historia de amor y sus familias se alegran de que estén juntos
Sus madres, amigas desde niñas
Una celebración en la que Juan, con impecable chaqué y la insignia de caballero de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, tuvo un papel importante, aunque pasó casi inadvertido. Recibió a todos los invitados a las puertas de la iglesia de los jesuitas junto a su madre, Beatriz Moreno, y su cuñado, Almeida, incluidos al Rey Juan Carlos, las infantas y tres de sus ocho nietos: Juan Urdangarin y Felipe y Victoria de Marichalar. Y hubo risas y mucha complicidad entre ellos, gestos que ahora cobran otro sentido más allá de que doña Cristina y Beatriz también se conocen desde niñas y se han acompañado siempre en los momentos importantes de su vida, incluidas sus bodas.
A miles de kilómetros, Irene recibía fotos del gran día, videollamadas y mensajes, mientras continuaba con su labor en Camboya, a donde llegó en la segunda quincena de enero, después de despedirse de Juan y de su familia en la Zarzuela y de pasar unos días con su madre en India.
El futuro
La hija de la infanta e Iñaki Urdangarin vive en una casita pequeña en el Centro Arrupe y trabaja en proyectos con discapacitados físicos y mentales en aldeas remotas de Battambang, a las que llega en camioneta o en moto. Es una de las provincias más pobres y minadas —hay 50.000 personas amputadas— de un país que paga todavía las consecuencias de guerras, la dictadura y el régimen sanguinario de Pol Pot, que causó un genocidio de más de dos millones de personas a finales del siglo XX.
En los meses que Irene pasó en Madrid sacándose el carné de conducir, se veían casi a diario y hacían muchos planes con amigos
Encontrarse con la máxima pobreza y el sufrimiento con mayúscula fue una dura experiencia los primeros días, pero ahora está completamente volcada en ayudar a las personas más vulnerables a salir del horror y a encontrar un futuro, mientras decide qué va a hacer con el suyo.
A diferencia de Juan Urquijo, a Irene, que concluyó sus estudios de Bachillerato en Ginebra el año pasado, le queda por delante la universidad, un posgrado y encontrar un trabajo. Es la que menos tiempo ha vivido en España, pero esto también puede cambiar el próximo año.