Las sorpresas, no siempre agradables, no dejan de sucederse en Hermanos. Con nuestros propios ojos vimos cómo Berk se quedaba paralizado en el aeropuerto tras leer un mensaje donde Aybike le revelaba sus orígenes para evitar que se marchara de Estambul sin conocer la verdad. El joven sigue en shock sin poder creer la información que acaba de conocer. No es capaz de asimilar que toda su vida haya sido una mentira y necesita respuestas. Pensando en que debe tratarse de un error, se dirige a su casa. Allí se enfrenta con su madre, quien le confiesa que todo es cierto y que sus padres lo vendieron cuando era un bebé para pagar sus deudas.
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Además, Ayla le confirma que Elif es su hermana. El chico sabe que no podrá guardar el secreto y decide marcharse de casa para no hacer daño a la joven. A su vez, esta no puede entender qué está sucediendo: por qué la viuda de Resul no puede dejar de llorar por Berk y por qué este ha comenzado a tratar a su madre con desprecio y a ella con cariño y protección. La chica trata de mediar para que ambos puedan reconciliarse, algo que parece imposible, sin saber que ella forma parte del problema.
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Desconfianza y tensión
Nebahat no perdona a Akif, convencida de que su marido está interesado en Süreyya. A esta situación no ayuda que la madre de Süsen coquetee con el empresario. Enfadada, no quiere saber nada de él, intenta evitar a su esposo todo lo posible y lo ignora cuando están en casa, un comportamiento que no pasa desapercibido para Bahar que, enseguida, se da cuenta.
El empresario intenta por todos los medios hacer que su mujer cambie de idea y dejarle claro que no siente ningún tipo de atracción por la nueva gerente de club. Pero todo ello sin ningún éxito, hasta que la propia Süreyya habla con ella y le convence de que no hay nada entre ellos. Así, la mujer consigue que se relaje ya que le asegura que no hay algp por lo que deba preocuparse.
Sin embargo, la realidad es otra bien distinta. La madre de Süsen sigue tonteando tanto con Yaman como con Akif, llegando a provocar un tenso enfrentamiento entre ambos. Lejos de parecer dos socios que miran por el bien común de su empresa, actúan como si estuvieran en una competición por el amor de Süreyya.
Por su parte, Suzan tampoco acaba de entender la presencia de la madre de Süsen en el club, ya que no está haciendo el trabajo para el que ha sido contratada y la ve como a una mantenida de Yaman. Una sospecha que confirma cuando descubre que el empresario ha encargado a Tolga hacer una tarea de la que debería encargarse ella. Mientras, Süreyya sigue jugando a dos bandas con Akif y su socio provocando una nueva crisis del padre de Doruk y Nebahat que podría poner fin a su matrimonio.
La guerra ha comenzado
Süsen tiene claro que Lydia ha empezado una batalla contra ella para lograr conquistar a Ömer. Como en el amor y en la guerra todo vale, decide usar las mismas armas que su oponente y pone en práctica una nueva táctica con la que sorprende gratamente a su chico. Así, se disculpa con la joven delante de su novio. Esto descoloca a la hija de Yaman, quien, sin saber cómo actuar, busca el consejo de Sarp para contraatacar. El hermano del chico trama un plan en el que pedirán ayuda a Elif, a la que tratarán de convencer de que participe a cambio de un nuevo portátil.
La delicada situación de los Eren
Después de que Orhan y Şengül fueran despedidos de la televisión y lo perdieran todo, las deudas comienzan a provocarles muchos problemas. No pueden hacer frente a las facturas de los suministros por lo que, a raíz de los impagos, sufren cortes de luz y de agua, algo que también afecta a Ömer, Asiye y Emel en el gallinero.
Para revertir la situación, la tía de los Eren, animada por Hilmiye, decide lanzar por internet una campaña engañosa para recaudar fondos con la idea de conseguir dinero fácil y rápido. Pero nada saldrá como tenía pensado. Su siguiente paso será aún peor que el anterior y pondrá el riesgo el futuro de Emel, a la que graban haciendo parecer que es una una niña de la calle, y a quien, tras una denuncia anónima, se la llevarán los servicios sociales.
No puede olvidar
Berk no está dispuesto a perdonar el hecho de que Ayla estuviera de algún modo implicada en la muerte de su madre biológica, ni tampoco que le compraran cuanod era un bebé como si fuera una mercancía. El joven ha tomado una drástica decisión: está dispuesto a sacrificarla para hacer justicia y la lleva a la comisaria para que se entregue, confiese todo lo que ha hecho y pague por sus actos.