El festival de Coachella se convierte un año más en punto de encuentro de los apasionados de la música, pero también en la ocasión perfecta para presumir de estilo. En el primer finde semana de conciertos, ubicados en Indio (pueblo de California), ya se ha podido disfrutar de la música de Lana del Rey, Suki Waterhouse, J. Balvin y Doja Cat, entre muchísimos otros artistas de primera línea. Sin embargo muchas de las miradas no se dirigen solo al escenario pues entre el público tampoco faltan los rostros conocidos. Nadie quiere perderse la cita. El segundo día de festival se pudo ver así a Taylor Swift y su novio Travis Kelce, que disfrutaron como dos fans más de los conciertos.
La pareja paseó de la mano con un look muy distinto al que suelen lucir habitualmente. Taylor dejó a un lado su estilo lady con tonos pasteles para escoger un conjunto negro de pantalones muy cortos, camiseta y una cazadora bomber oversize. El total black se extendió a los complementos pues llevaba además tenis, bolso de Stella McCartney y gorra del mismo color (con ella hizo un guiño al podcast que tiene su novio con su hermano). Un contraste absoluto con su novio que optó por colores más claros. Travis combinó unos pantalones de rayas azul y blanco con camiseta blanca, camisa de cuadros con toques rojos y pañuelo en el cuello, además de gorra y gafas de sol.
Un estilo desenfadado perfecto para disfrutar de la buena música que es precisamente lo que hicieron. ¡Y mucho! Se les vio bailando, abrazados entre la multitud sin importarles ser captados por los curiosos, caminando de la mano e incluso el jugador de fútbol americano cogió a Taylor en brazos para subirla por encima de la multitud y que viera mejor los conciertos. Aunque la pareja, que lleva cerca de un año saliendo, no suele prodigarse demasiado en citas públicas, vive su relación con bastante naturalidad. Aprovechan así el tiempo libre que tienen entre compromisos profesionales para estar juntos, como hicieron por ejemplo a finales de marzo cuando disfrutaron de unas vacaciones en las Bahamas.
Hubo sin embargo otros protagonistas en Coachella además de Taylor Swift y Travis Kelce que acapararon buena parte de los flashes. Fue el caso de Justin Bieber, que protagonizó un cariñoso reencuentro con su amigo Jaden James que se convirtió en viral. En el clip se ve al hijo de Will Smith sorprendiendo a Bieber, abrazándole y bailando, además de darle un beso en la mejilla. El nombre de Justin ha estado en las últimas semanas en el punto de mira por la situación de su matrimonio con Hailey Bieber, pues se dice que atraviesan una crisis (aunque fuentes cercanas a la pareja desmienten dicha afirmación y su presencia en Coachella juntos parece que también). El artista subió además al escenario por sorpresa junto a Tems, con quien cantó Essence, canción que ambos comparten con Wizkid, que apareció también de forma inesperada. Aunque fue una breve aparición el público enloqueció pues hay mucha expectación sobre cuándo será el regreso de Bieber a los escenarios.
Se pudo ver además en escena a los grupos Sublime y No Doubt, dos de los conjuntos míticos de los años 90 que volvieron a encantar a los fans con temas como Just a girl y Don’t Speak. Sublime reunió a dos de los miembros originales del conjunto Bud Gaugh (batería) y Eric Wilson (bajista) con Jakob Nowell, hijo del cantante y guitarrista original Bradley Nowell, que ocupó el puesto de su padre fallecido en 1996. La actriz Reneé Rapp, que participó en la película de Mean Girls, también conquistó a sus seguidores desde el escenario de Coachella, provocando la locura con esta faceta de su talento.