Este fin de semana arranca la Feria de Sevilla , que vuelve a inundar la capital hispalense de trajes de flamenca, farolillos, jinetes y coches de caballo. Esta noche, tendrá lugar La cena del pescaíto para dar relevo al tradicional ‘alumbrao’ del recinto a las 0:00 horas –del ya domingo 14– e inaugurar así toda una intensa semana de bailes de sevillanas y brindis de rebujitos. Lo que muchos no saben que esta emblemática feria está unida a la familia de Casilda Ybarra de Fontcuberta, con quien está a punto de celebrar su segundo año de casada con Miguel Báez Spínola El Litri.
La mujer del extorero, que se dedica a la gestión cultural, es tataranieta del empresario bilbaíno José María Ybarra Gutiérrez de Caviedes, quien no sólo creó todo un imperio agroalimenticio una vez que se instaló en Sevilla, sino también fue cofundador del festejo más internacional de su ciudad. Junto al empresario Narciso Bonaplata, tuvo la idea de celebrar lo que que hoy es un estallido de color, lunares y música, aunque su origen poco tenía que ver con el carácter lúdico que tiene en la actualidad.
Ybarra y Bonaplata, un catalán que emigró a la capital andaluza para emprender negocios en el mundo textil, pensaron en establecer una feria dos veces al año, una en abril y otra en septiembre, para fomentar la compraventa de ganado y también alguna que otra cosecha. En realidad, recuperaron la iniciativa que ya fue constituida por Alfonso X El Sabio en 1254, después de que su padre –Fernando III de Castilla– conquistara Sevilla.
Fue en 1846, Ybarra y Bonaplata, que eran concejales además de empresarios, cuando solicitaron al Pleno del Municipio de la ciudad la propuesta de volver a celebrar un encuentro bianual de carácter agrícola y ganadero durante tres días. Finalmente, las autoridades decidieron dejar la de septiembre para más adelante y fijar unas fechas para “no molestar a la feria de Mariena de Alcor”, que fue creada mucho tiempo atrás en esta localidad de la provincia de Sevilla.
Tras la aprobación de la reina Isabel II, se inauguró la primera edición de la Feria de Sevilla el 18 de abril del año 1847. En el actual Prado de San Sebastián, se montaron diecinueve casetas –hoy en día, superan las mil– y acudieron cerca de veinticinco mil visitantes, lo que resultó en un verdadero éxito. Dada la afluencia de público, no tardaron en concederse licencias a quioscos para que vendieran aperitivos y otras casetas que actuaran a modo de tabernas. Así fue cómo fue tomando el sentido festivo que conocemos hoy en día y que nunca se imaginó el tatarabuelo de la mujer de El Litri.
Nacido en Bilbao en 1816, José María Ybarra Gutiérrez de Cabides era hijo de un importante empresario vasco, José Antonio Ybarra de los Santos, que fue quien daría origen a los Altos Hornos de Vizcaya y el Banco de Bilbao. Tras obtener el título de Bachiller en Leyes en Vitoria, José María se instaló en Madrid, donde terminó sus estudios de Derecho. De esta forma, entró como pasante en el bufete de Juan Bravo Murillo y también empezó a acceder a círculos favorables a la a la reina regente María Cristina, que entonces se encontraba exiliada.
Al ver que cada vez estaba más metido en ambientes políticos, su padre hizo que se volviera a Bilbao y le destinara por distintas ciudades de toda España para que se dedicara a ampliar los negocios familiares. Así, el tatarabuelo de Casilda Ybarra de Fontcuberta llegó a Sevilla en 1842, donde conocería a Dolores González Álvarez, hija de un socio de su padre, con la que se casaría y tendría cinco hijos.
Al instalarse en la capital andaluza, José María Ybarra comenzó a desarrollar negocios agrícolas, de transporte marítimo y mineros. Creó la empresa que se convertiría en un imperio de producción de aceite y que se ampliaría años después al mercado de las salsas, verduras y aperitivos envasados. De la misma forma, fundó otra empresa naviera dedicada al transporte, para poder llevar mercancías entre su ciudad de acogida y su Bilbao natal.
El tatarabuelo de Casilda Ybarra no tardó en volver a relacionarse con ambientes políticos. En enero 1846, fue nombrado segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y, posteriormente, corregidor Interino –vicealcalde–. De esta forma, pudo redactar, siete meses después, la propuesta de celebración de una feria en Sevilla, que terminaría convirtiéndose en su fiesta más emblemática. En junio de 1977, tras convertirse en alcalde de la ciudad, el rey Alfonso XII le concedió el condado de Ybarra en reconocimiento a su vida empresarial.