Es la eterna sonrisa. Porque ella prefiere ver la vida a través del vaso medio lleno, disfrutando del presente y rodeándose de la gente que más quiere. Esta sea, quizá, la combinación ideal, la llave que abre la puerta de la felicidad. Si algo se consigue con el tiempo, es ser consciente de lo que tiene importancia y no poner como prioritario aquello, en realidad, secundario. Y ese es el momento en el que se encuentra Lydia Bosch, escuchándose a sí misma y recolocando prioridades.
“Cuando una se siente a gusto con la vida que vive, se refleja en el exterior. Me siento feliz en todos los ámbitos”
Es una de las actrices más queridas y admiradas, ha dado vida a personajes inolvidables, ha trabajado en algunas de las series de más éxito y siente la misma ilusión cada vez que interpreta. Cuarenta años se cumplen desde que debutó en pantalla, en el mítico Un, dos, tres , en 1984, y las cámaras siguen adorándola como el primer día. En lo personal, madre de tres hijos, que son su mayor satisfacción.
—Lydia, cumples 40 años de carrera. ¿Cómo te sientes en este punto de tu vida?
—Estoy en un momento de reencuentro conmigo misma. Poniendo el foco en ordenar y recolocar mis prioridades, escuchándome más a mí que a los demás, para ser coherente con lo que pienso, siento y hago. Intentando quitar peso del juicio externo y, cuando lo consigo, eso hace que encuentre un sentido a cada una de las cosas que me suceden y que pueda ‘respirarlas’, sean del color que sean, con el convencimiento de que es lo que necesito vivir para llegar a donde tenga llegar.
—Todo empezó con el Un, dos, tres. ¿Qué recuerdas de tus comienzos allá por 1984?
—Recuerdo esos años cargados de ilusión, de asombro por todo, de juego, de aprendizaje, de disciplina, de magia…
—¿Es cierto que todo fue por casualidad, que estabas acompañando a una amiga al casting…?
—La verdad es que las dos estábamos esperando a más amigos y nos enteramos, de forma casual, que cerca de allí estaba Chicho Ibáñez Serrador haciendo pruebas para el Un, dos, tres. Fuimos tan solo a curiosear y… ¡sucedió!
“¿Qué queda de aquella chica que comenzó en la tele? Todo. Las mismas ganas y la misma ilusión. El paso de los años no me ha quitado ni un solo ápice de pasión”
—¿Y cuándo te diste cuenta de que esto era lo tuyo? Porque querías ser maestra, ¿no?
—Sí, desde muy jovencita he sentido una especial conexión con los bebés y niños pequeños y siempre decía que me encantaría ser maestra. Pero también es cierto que, ya desde niña, me divertía mucho haciendo obras de teatro en el colegio, me rechiflaba ir al cine, ver musicales y todo lo relacionado con el mundo del espectáculo. Hasta me apunté a una agencia de publicidad para hacer anuncios, desfiles, azafata de congresos… y fue ya viviendo la experiencia del Un, dos, tres cuando apostaron por mí como actriz, en cine y en teatro.
—Más de veinte millones de personas veían el concurso cada viernes… ¿Cómo llevaste pasar de ser una persona anónima a ser conocida en toda España?
—Bien, aunque en esos momentos, por timidez, me escondía siempre debajo de mi gorra de pana marrón para pasar desapercibida.
—¿Y qué queda de aquella chica que comenzaba en la tele con tanta ilusión?
—Todo. Las mismas ganas y la misma ilusión. El paso de los años no me ha quitado ni un solo ápice de la pasión con la que vivo cada uno de los proyectos que esta profesión me regala.
Como actriz y presentadora
—No todo el mundo puede decir, en el mundo de la interpretación, que lleva cuatro décadas prácticamente sin parar. ¿Cómo lo has celebrado?
—Me siento muy afortunada porque, a pesar del paso del tiempo, sigo sintiendo y recibiendo continuas muestras de cariño por parte de las personas.
—¿Los momentos que han marcado tu carrera?
—Todos, cada uno de los trabajos, ya sea como actriz o como presentadora, son peldaños de una misma escalera.
—¿Qué fue lo mejor que te dio Médico de familia? ¿Alicia, de alguna manera, sigue siendo parte de ti?
— Médico de familia ha sido una serie muy importante en mi carrera y una de las muchas alegrías que me ha deparado es que, a día de hoy, al estar la plataforma Netflix emitiéndola de nuevo, recibo cariñosísimos mensajes de las hijas/hijos de entonces, que la veían con sus padres y que, ahora ellos, como padres, la ven con sus hijos.
“De mis tres hijos, me siento muy orgullosa en todos los sentidos, pero en especial de su bondad”, nos dice la actriz, que asegura “ser de las que ve el vaso medio lleno e intento sonreír siempre a la vida”
—Han llegado muchas series, muchos papeles después. ¿Tienes alguno que guardes especialmente en tu corazón, por algo en concreto?
—Tía Alicia de Médico de familia y Natalia Nadal de Motivos personales lograron que el público empatizara mucho con ellas, y siempre serán unos personajes muy especiales para mí. Como también lo ha sido Sonia Hidalgo, personaje, esta vez, de Mía es la venganza, creada por mi querida y talentosa Aurora Guerra.
—De hecho, protagonizaste la serie Mía es la venganza el año pasado. ¿Cómo fue la experiencia?
—Disfruté mucho, mucho, mucho interpretándola. Fue todo un reto. Era la primera vez que trabajaba de forma continuada en una diaria y eso conlleva un compromiso y una dedicación absoluta a ella. Fue una experiencia muy enriquecedora, con un equipo humano increíble en cada uno de los departamentos. Compartir escenas y vida con los actores y actrices que pasaron por ella fue todo un lujo y todos, absolutamente todos, nos quedamos con ganas de más. Hicimos, formamos familia y, cuando eso sucede, se queda siempre en el corazón.
—¿Volverías a una diaria?
—Sí.
—¿Se aprende a lidiar con la ansiedad que pueden producir los tiempos de ‘parón’, digámoslo así, en una profesión como la tuya? Aunque en tu caso no hayan sido muchas… ¿cómo llevas esas esperas?
—Esas esperas te dan lo que te quita tu profesión cuando trabajas, tiempo para los tuyos y para ti.
—¿Qué estás preparando próximamente, de qué proyectos podemos hablar?
—Los años de profesión me han enseñado a no hablar de los proyectos hasta que no estén realmente firmados.
—¿La edad sigue siendo una cruz para las actrices o las cosas están cambiando?
—Está claro que las oportunidades de buenos personajes para las actrices, a partir de cierta edad, no son las mismas que para los actores. Todavía hay mucho por cambiar.
—¿Aceptas bien la tuya?
—Nunca he tenido ningún problema con el tema de la edad.
—La verdad es que la tuya es una madurez envidiable a tus 60 años. ¿Cómo haces para mantener una imagen tan juvenil y atractiva?
—En eso tiene mucho que ver mi entrenador, David del Arco, que además lleva mi nutrición. Pero está claro que no hay resultados sin esfuerzo y constancia. Para ello hay que crear una serie de hábitos que no siempre son fáciles, pero a mí me compensa. Es más, cuando por trabajo u otras circunstancias tengo que cambiar mi rutina, la echo mucho de menos, porque entrenar y cuidar la alimentación va más allá de algo estético. Es salud y tenerla es el mayor tesoro.
“Tía Alicia de ‘Médico de familia’ y Natalia Nadal de ‘Motivos personales’ siempre serán unos personajes muy especiales para mí. Como también lo ha sido Sonia Hidalgo de ‘Mía es la venganza’”
—Digamos que una cosa es el cuerpo, mantenernos sanos y en forma física, pero lo que es tanto o más importante, ¿cómo cultivas el alma?
—El alma la cultivo de la forma aparentemente más sencilla, pero, a la vez, más efectiva para mí: estando en silencio y en quietud para observar mis pensamientos y mis sentimientos, y alinearlos para estar en paz conmigo misma.
—¿Qué aspectos de la vida crees que mejoran con los años?
—Ser consciente de lo que realmente tiene importancia en la vida y no poner como urgente o prioritario aquello que es secundario.
—Chaplin decía que un día sin sonreír es un día perdido. ¿Eres tan risueña siempre y tienes tan buen humor como parece?
—Suelo ser de las que ve el vaso medio lleno e intento sonreír siempre a la vida.
‘Mi presente’
—¿Y hay algo que te moleste o te enfade?
—La prepotencia, la mentira, las personas con doble cara, la mala educación.
—¿Eres una persona maniática en algo? ¿Algún ritual antes de rodar o salir a escena?
—Ninguna de las dos cosas.
“Estoy en un momento de reencuentro conmigo misma. Poniendo el foco en ordenar y recolocar mis prioridades, escuchándome más a mí que a los demás, para ser coherente con lo que pienso, siento y hago”
—¿Los grandes placeres de la vida para ti? ¿Cuáles son tus prioridades hoy?
—A estas alturas de mi vida, quiero pasar más tiempo con las personas que realmente quiero. El tiempo es el bien más preciado que tenemos y quiero disfrutarlo con las personas y cosas que me hacen feliz.
—¿De qué te sientes más orgullosa de tus tres hijos?
—Me siento muy orgullosa en todos los sentidos, pero en especial de su bondad.
—¿Sueles regodearte en el pasado, vivir mirando al futuro o disfrutar del presente?
—Sin lugar a dudas, vivo de una forma muy consciente mi presente.
—Tienes muchos seguidores en redes sociales. ¿No es eso una responsabilidad, en cierto modo?
—Yo no lo vivo como tal, me enorgullece que haya muchas personas que se interesen por mí y mi profesión, y desde aquí aprovecho para agradecérselo.
—Confiesa: ¿estás enganchada al móvil y los selfis?
—A lo selfis no, nunca lo he estado, y el móvil es para mí una herramienta de trabajo.
—Se te ve radiante. ¿Algo especial?
—Cuando una se siente a gusto con la vida que vive, se refleja en el exterior. Me siento feliz en todos los ámbitos de mi vida.
—¿Tienes sueños que te queden por cumplir?
—Hacer un musical.