"Papá, mamá, tus hijos son campeones". Seis palabras son suficientes para resumir todo un sentimiento. Una vida entera, un camino lleno de piedras, unas esperanzas y una meta por fin lograda. De esta manera tan emocionante se expresaba Iñaki Williams tras conquistar la Copa del Rey, después de darle al club de sus amores y un equipo histórico como es el Athletic Club de Bilbao este título tan ansiado. Hacía 40 años que el equipo vasco no lo conseguía, de ahí la lógica explosión de alegría.
Dos de los grandes artífices de cumplir este sueño han sido ellos, unos hermanos 'correcaminos' que causan furor cada vez que saltan al terreno de juego y, de paso, generan 'pánico' en los rivales. Muy técnicos con el balón y tremendamente veloces, es Nico quien en los últimos tiempos se está llevando la mayoría de los halagos por su desparpajo sobre el césped (el presente y futuro que le auguran es de supercrack). De hecho, fue designado como el jugador más valioso (MVP) de la gran final que ganaron los 'leones' al Real Mallorca en la agónica tanda de penaltis.
De 29 y 21 años respectivamente, el sentido abrazo entre lágrimas que ambos se dieron al concluir el choque en el estadio sevillano de La Cartuja fue, sin duda, otra de las imágenes de la noche. Solo ellos saben lo que su familia ha sufrido para llegar hasta aquí. Era mucho más que un gesto de cariño entre ambos. Supone el desahogo definitivo por tanto tiempo de pelea incansable para llegar a lo más alto.
"He soñado mucho tiempo con esto, con mi hermano, con mis amigos... Lo hago todo por mi familia, especialmente por los que han luchado día tras día", expresaba el joven punta de la Selección Española ante las cámaras de TVE, en alusión a sus orígenes humildes. De hecho, después posaría junto sus seres queridos, que habían ido a animarle desde las gradas, con la Copa ya en su poder: "Mi fuente de energía", decía de ellos con enorme cariño. "Del barrio a la gloria. El plan de dios es perfecto", añadía después.
La increíble historia de superación de la familia Williams
La historia de superación de los hermanos Williams es digna de contar, si bien es cierto que son sus padres los que tienen para escribir un libro entero sobre su lo que fue para ellos caso extremo de supervivencia. Sin recursos y bajo un panorama desolador, Félix Williams y María Comfort Arthuer emigraron hace casi tres décadas de su Ghana natal a Europa. Su primer destino iba a ser Reino Unido, pero eligieron finalmente nuestro país al ser un viaje cuyo precio era más asequible.
Según contó Iñaki en The Guardian, sus padres abonaron 1.000 dólares (921 euros) a las mafias que se encargan de transportar personas de un continente a otro, sin saber la odisea que los esperaba hasta lograr cruzar la frontera. Viajando en camioneta con otro grupo de personas hasta el norte de África, los abandonaron en mitad del desierto del Sáhara en condiciones infrahumanas. Sin agua, ni comida y bajo un calor asfixiante, para más inri vivieron esta pesadilla mientras María ya estaba embaraza de Iñaki. "Eso te remueve el estómago porque al final sabes que tus padres han vivido eso que no deseas para nadie", comentaba el delantero.
Tras alcanzar y lograr pasar la valla de Melilla, los problemas continuaron al ser arrestados por la Guardia Civil y pasar a disposición judicial, donde en principio los iban a deportar por estar en situación irregular. Sin embargo, ahí apareció en escena un abogado de Cáritas que quiso ayudarlos y así lo hizo, aconsejándoles sobre lo que debían hacer. Entre esos pasos a seguir, les dijo que declararan a las autoridades que venían de un país en guerra para encontrar aquí asilo político.
Fue su tabla de salvación, ya que alegaron que venían de Liberia y consiguieron no ser expulsados a su tierra de origen. Posteriormente, la propia ONG se hizo cargo de los trámites administrativos e incluso de llevarlos hasta Bilbao, donde conocerían al misionero Iñaki Mardones. Este religioso fue también para ellos como un ángel de la guarda, ya que les proporcionó su primera vivienda y, precisamente, fue en la capital vizcaína donde María terminaría alumbrando a Iñaki (en la zona de Basurto).
De hecho, María y Félix agradecieron tanto la ayuda del sacerdote que pusieron en su honor su nombre a su primer hijo. Los hermanos Williams reconocen que tuvieron muchas carestías durante su infancia, por lo que su padre tuvo que marchar a Reino Unido a trabajar. Antes, la familia se mudaría a Navarra, primero a la localidad de Sesma y después a Pamplona, la ciudad que vio nacer a Nico Williams.
Posteriormente, la carrera futbolística de Iñaki comenzó a florecer y esto hizo que volvieran todos juntos a Bilbao. Cuando este empezó a ganarse la vida en el equipo rojiblanco, lo primero que hizo fue traer a su padre de regreso a casa. Ahora, la familia disfruta de unos éxitos que, en ningún caso, les ha hecho olvidar sus raíces ni tampoco la sangre, sudor y lágrimas que han derramado hasta conseguirlos.
'Tú a España y yo a Ghana': Iñaki y Nico Williams, dos hermanos que serán rivales en el Mundial