Ya está todo listo para que este sábado 6 de abril contraiga matrimonio José Luis Martínez-Almeidacon Teresa de Urquijo, nieta de Teresa de Borbón-Dos Sicilias –prima hermana de don Juan Carlos–. Sin duda, será una fecha imborrable en la vida del alcalde de Madrid, quien, al margen de su carrera política, ya cuenta con una biografía llena de curiosidades. Una de las más llamativas es ser nieto de José Luis de Navasqüés y Ruiz de Velasco, que era hijo del IV conde de Navasqües y quien, literalmente, tuvo una vida de cine.
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Aunque pasó por el Ejército en su juventud –como alférez de infantería- y se convirtió, años después, en Abogado del Estado, el abuelo materno del alcalde enfocó su carrera profesional hacia el mundo del celuloide con gran olfato. Estuvo al frente de los madrileñosEstudios Chamartín –que algunos consideraban como una especie de Metro Goldwyn Mayer ubicada en Madrid-, en una etapa económica complicada.
Como queda patente en la tesis doctoral de Isabel Sempere Serrano, centrada en La producción cinematográfica en España, José Luis de Navasqüés se convirtió en pieza clave de la industria del celuloide junto a Tomás de Bordegaray, que fue director general del Banco de Vizcaya. Este financiero guipuzcoano presidía tanto la empresa Chamartín Producción y Distribución de Cine como ICESA (Industrias Cinematográficas Españolas SA), mientras que el abuelo de Almeida era quien ejercía de director general de ambas sociedades, además de ser consejero delegado de la productora Lais –filial de la primera–.
Ambos convirtieron los madrileños Estudios Chamartín en el mejor complejo cinematográficode Europa, junto con los Cinenecittà de Roma o los Barrandov de Praga. No obstante, fue José Luis de Navasqüés quien llevaba el control del estudio y la producción ejecutiva del mismo: planificaba el número de películas por temporada, la calidad de los trabajos y las colaboraciones, además de la distribución.
Sin duda, el mayor éxito profesional del abuelo del alcalde fue producir Marcelino, pan y vino , que fue un auténtico fenómeno gracias a la candidez que mostraba su protagonista, Pablito Calvo, con solo cinco años. Fue idea suya llevar este cuento a la gran pantalla, después de observar la popularidad que estaban teniendo sus lecturas en Radio Madrid.
La película no sólo arrasó en España en taquilla, sino que también fue aplaudida en Europa y América. En el Festival de Cannes, su director estuvo nominado a la Palma de Oro y se llevó el galardón OCIC mientras que el joven actor ganó la mención especial del jurado. Además, en la edición de 1955 de la Berlinale, Marcelino Pan y Vino se ganó el Oso de Oro, premio que terminó años después en la casa de la madre del alcalde madrileño.
Después de convertir a Pablito Calvo en una auténtica estrella en España, José Luis de Navasqüés fichó al joven actor en exclusiva para protagonizar otras dos películas: Mi tío Jacinto y Un ángel pasó por Brooklyn, que además fueron dirigidas por el cineasta húngaro Ladislao Vadja, el mismo que Marcelino, pan y vino. Pero el abuelo del alcalde de Madrid también produjo títulos como Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem –tío del marido de Penélope Cruz–; Aventuras del Barbero de Sevilla –de Benito Perojo–; o La moza de cántaro, con Paquita Rico.
Asimismo, Navasqüés sacó adelante millonarios rodajes –en pesetas de la época– con reconocidos actores del momento: Historias de Madrid, con Tony Leblanc; la policíaca De espaldas a la puerta, en la que José María Forqué dirigió a Emma Penella, María Luisa Merlo, José Luis López Vázquez y Ágata Lys; o María, Matrícula de Bilbao, con Alberto Closas y Arturo Fernández. En esos años, el productor tuvo que lidiar contra las férreas políticas, tanto la que afectaban al control económico como las de la censura.
Otro de los mayores éxitos de José Luis de Navasqüés fue impulsar las coproducciones internacionales en los primeros años del Franquismo, lo que era todo un logro. El abuelo del alcalde de Madrid estaba convencido de que era la única forma de que prosperara la industria cinematográfica en España. Lo consiguió con la ayuda de su hermano, el diplomático Emilio de Navasqüés, que estaba de subsecretario de Asuntos Exteriores, ejerciendo como director general de política económica en dicho ministerio. El deseo y el amor, que protagonizó Carmen Sevilla; o El marido, con Alberto Sordi y Aurora Bautista, fueron algunas de estas alianzas con firmas europeas.
En esa época, la influencia del abuelo materno de José Luis Martínez-Almeida era tal que se convirtió en miembro del jurado del Premio Planeta. En 1953, acudió en representación de los Estudios Chamartín, que coprodujo ese año el evento literario y que, en un principio, se comprometió a llevar al cine la obra ganadora.
Ya a finales de los años 50, cuando convirtió a los Estudios Chamartín en referencia cinematográfica europea, el abuelo de Almeida trajo Hollywood a España. Primero, alquiló todo el complejo madrileño al productor Samuel Bronston en 1959. Gracias a ello, se rodaron en nuestro país Rey de reyes y El Cid, que protagonizaron Charlton Heston y Sofía Loren. Tres años después, en 1962, después de la filmación de 55 días en Pekín –protagonizada por Ava Gardner, Charlton Heston y Cantinflas–, José Luis de Navasqües procedió a vender los Estudios Chamartín a Bronston por 80.000 pesetas de entonces.
A continuación, el abuelo productor de Almeida no se alejó del mundo del cine. Ni mucho menos, ya que se convirtió en un exitoso distribuidor cinematográfico. “Él trajo ‘Barrabás’ y muchísimas películas americanas”, explicó Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y también productor de cine, a Vanity Fair en 2020. “Era uno de los hombres más serios que he encontrado en este negocio”, añadió en la misma entrevista.
Durante esos años entregados al cine, José Luis de Navasqués también estuvo dedicado a la familia que formó con María Casilda Cobián. Ya en octubre de 1940, una década antes de incorporarse a los Estudios Chamartín, el matrimonio tuvo a su primera hija, Ángela, madre del actual alcalde. Además, el productor tuvo otros tres varones: José Luis, Emilio y Álvaro. La boda de su primogénita con Rafael Martínez-Almeida se convirtió en todo un acontecimiento social al ser apadrinada por don Juan de Borbón y doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, abuelos del rey Felipe VI.
Esta presencia se debió a la fuerte vinculación de la familia del novio con los condes de Barcelona. El abuelo paterno del alcalde de Madrid, Pablo Martínez-Almeida, fue un destacado monárquico durante el Franquismo y pertenecía al Consejo Privado de don Juan. De hecho, la residencia madrileña de los Martínez-Almeida fue escenario de encuentros para promover la reinstauración de los Borbón en España. Un gesto que podría ser comidilla este sábado 6 con la presencia de una gran parte de la familia del rey a la boda de José Luis-Martínez Almeida y Teresa Urquijo. Está confirmada la asistencia de don Juan Carlos, de doña Sofía y de las infantas Elena y Cristina, además de que se esperan a Victoria de Marichalar y Simoneta Gómez-Acebo, entre otros.