portada hola 4158 carlos baute© JESÚS CORDERO

EXCLUSIVA

Carlos Baute nos invita a la celebración de su 50 cumpleaños

Hace balance de su vida en un viaje en familia al paraíso


3 de abril de 2024 - 9:14 CEST

“No pienso en eso, soy más de presente. Ahora estamos felices, estamos en el mejor momento de nuestra vida. ¿Lo había visualizado? No, pero sí te digo que,  con 50 años , yo quiero esto el resto de mi vida. Quiero estar como ahora, viviendo cada año como tiene que ser, pero con salud y con esta familia maravillosa que tenemos. Eso es lo que deseo”, nos dice Carlos Baute con su sempiterna sonrisa por bandera. El cantante cumple 50 años en un momento de plenitud personal y profesional arropado por su familia y por su público, cuando también celebra sus 30 años de carrera como solista, otra fecha marcada en el calendario de este 2024. Desde aquel primer álbum debut en solitario, Orígenes (1994), a grandes éxitos que han marcado su trayectoria, como, entre otros, Amarte bien, En el buzón de tu corazón, Mi medicina, Te regalo, Colgando en tus manos o De mi puño y letra, que da precisamente nombre a la gira conmemorativa por estas tres décadas, que comenzará en mayo, en Estados Unidos, y le llevará a varios países y a los escenarios españoles en verano. Pero, como dice él, su mayor éxito es tener una carrera de fondo, haberse mantenido todo este tiempo en una profesión tan difícil. Su pasión. La otra mitad de Carlos es su familia. Su gran amor. Y ahí, en el plano más personal, también puede decir que ha triunfado. Camino de celebrar doce años de matrimonio con Astrid Klisans, han formado una feliz familia con sus hijos, Markuss, de siete años; Liene, de seis, y Álisse, de cuatro, a la que se unió para completarla, en 2020, José Daniel, el hijo que el cantante tuvo en su juventud, después años de malentendidos. Pero eso es pasado. Y el pasado, pisado está. Padre e hijo recuperan el tiempo y disfrutan juntos de todos los momentos que pueden. Nos lo cuentan Carlos y Astrid durante el viaje sorpresa a la Riviera Maya que ella le ha regalado para celebrar esas bodas de oro con la vida. Y en octubre, otra gran celebración, porque entonces ella soplará las velas de sus 40.

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© JESÚS CORDERO

Sobre estas líneas, Carlos Baute y Astrid con sus tres hijos, Markuss, de siete años; Liene, de seis, y Álisse, de cuatro, durante los días de vacaciones que han pasado en la Riviera Maya para celebrar los 50 cumpleaños del artista, que cumplió el 8 de marzo

—¿Cómo surge este viaje a la Riviera Maya? ¿Quién ha sorprendido a quién?

ASTRID.—El viaje lo organicé yo realmente, entre octubre y noviembre del año pasado, como una sorpresa para Carlos por su 50 cumpleaños. A veces es un poco complicado por su trabajo y, aunque había hablado con su equipo para que dejaran libre esta semana, tengo que confesar que estuve nerviosa hasta el último momento por si teníamos finalmente que moverlo. Pero hemos podido, ha sido una sorpresa superbonita y nos ha hecho mucha ilusión.

—¿Qué planes habéis hecho?

A.—Plan de descanso, familia, playa, sol, vitamina D, desconexión y mucha felicidad.

Carlos.—Exacto. Con los niños no habíamos estado en la Riviera Maya; nosotros dos sí porque vivimos un tiempo en México. La idea era descansar, porque estoy todo el día viajando.

—Desde luego tenéis mucho que celebrar. 

C.—Pues sí, son muchas cosas que celebrar. Primero, mis 50 años de vida, que son una bendición, y luego, los 30 años de carrera.

“Estoy muy feliz, contento y agradecido por todo lo que he logrado hasta ahora. Me siento supermotivado y, sin duda, es gracias al amor de mi vida, Astrid, y a mi familia”

—Y pronto también los 40 de Astrid, ¿te da un poco de vértigo?

—¡Demasiado vértigo! Cuando me llaman “señora”, me doy la vuelta y digo: “No, eso no va conmigo”. ¡Yo me siento como si tuviera 26! (Ríe).

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—Además de este viaje en familia, Carlos, ¿cómo has celebrado tus 50, que cumpliste el 8 de marzo?

—Fue estupendo. Quisimos hacer algo muy íntimo y tranquilo. Tenemos bastante familia en España y fueron como 30 o 32 familiares con sus niños, además de mi equipo de trabajo y dos amigos. Lo pasé espectacular.

—¿Cómo los llevas? ¿Qué tal te encuentras a estas alturas de la vida?

—Me siento muy feliz, contento y agradecido por todo lo que he logrado hasta ahora. Me siento supermotivado y, sin duda, esta motivación es gracias al amor de mi vida, Astrid, y a mi familia, que me hacen muy feliz. No hay nada más bonito que tener una vida plena a nivel laboral y personal. Y yo trabajo en lo que más me gusta, en mi pasión, la música, y tengo una familia maravillosa. Estoy bendecido, la verdad.

—¿Y en qué etapa de tu carrera estás? ¿Tienes la misma ilusión que el primer día?

—La misma ilusión y un poquito más. El día que no la tenga no voy a seguir en esta carrera, o sea que, por ahora, continuaré.

—¿En todos estos años, alguna vez pensaste en dejarlo?

—Todavía no se me ha pasado por la cabeza, cero.

“Todo el esfuerzo ha valido la pena, en cuanto a trabajo, en cuanto a salir del país... Todo lo que hemos hecho, tanto Astrid como yo y nuestras familias, porque somos emigrantes, no ha sido fácil”
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—¿Qué momento sobre un escenario no olvidarás nunca?  

—En Venezuela me dio ciática, me quedé arrodillado y me tuvieron que sacar. Menos mal que sólo quedaba una canción, pero les hacía señas de que no podía más y la gente no me entendía, al final tuve que decirlo: “señores, me ha dado ciática y me sacaron en brazos”. Eso como anécdota -ríe-, pero un momento que no olvidaré nunca, justo ahora que vengo de Ecuador fue una presentación en Quito con la sinfónica nacional. Eran más de 85 músicos y fue espectacular escucharlos tocar las canciones que yo compuse. No lo olvidaré nunca.

—¿Te consideras una persona con éxito?

—Sin duda. ¿Por qué? Solamente por el hecho de poder vivir de lo que me gusta, de lo que me apasiona, y llevo más de tres décadas de carrera. Comencé con trece años, es decir, hace 37 años, pero como solista hace 30. Y lo voy a celebrar con una gira de mis 30 años de carrera como solista, vamos a estar en muchos países, en mayo empiezo en Estados Unidos.

—¿Y cuál es tu mayor logro musical?

—Que hoy día esté haciendo esta gira que te cuento de mis 30 años de carrera. El éxito no es pegar un boom, sino mantenerse en el tiempo. Obviamente, te puedo nombrar canciones que para mí han sido muy importantes, como El gavilán, un tema folclórico en Venezuela; después, Mi medicina, que fue muy conocida en España; más tarde, Te regalo, Dame eso, Angelito, después Colgando en tus manos, pero, al final, el gran éxito es seguir aquí.

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—Llegado este momento, uno como que se para a hacer balance, ¿tú lo has hecho? 

—No me he puesto a hacer balance como tal, pero sí, cuando veo fotografías y vídeos antiguos que tenemos de la familia y cosas que he hecho a nivel de trabajo, me doy cuenta de que soy un hombre muy dichoso porque todo el esfuerzo ha valido la pena; en cuanto a trabajo, en cuanto a salir del país… Todo lo que hemos hecho tanto Astrid como yo, nuestras familias… porque somos emigrantes, no ha sido fácil, pero hoy día te puedo decir que gracias a esa fuerza que hemos tenido hemos conocido muchas culturas y todo esto es maravilloso, porque, al final, se lo vamos a trasladar a los niños.

—Si echas la vista atrás, ¿hay algo que cambiarías?

—Pues mira, no cambiaría nada porque al final es como raro cambiar cosas Si hice algo negativo en el pasado, habré pedido perdón en su momento, pero volver atrás y decir “esto no lo haría”, no. Yo creo que tengo una vida linda y no he sido malo, así que no cambiaría nada de mi vida personal. Y profesional, hubo muchas cosas que también se pudieron cambiar, pero tampoco. Yo soy un tipo positivo y voy para delante. No estoy pensando en el pasado.

—¿Y volverías a hacer todo lo que has hecho o pasarías de largo en algunos momentos?

A.— Yo creo que volverías a hacer todo lo que has hecho. Eres muy disfrutón.

C.— Total, creo que repetiría todo. Y creo que la vida te viene como te viene y debes enfrentarla y saber aprovecharla. Y estoy muy feliz.

—¿En qué momentos te detendrías?

C.—En cada uno de los nacimientos de mis hijos, porque fue maravilloso. Y no es que fuera maravilloso en ese momento, es que esto no para de crecer. Es un amor infinito.

A.—Yo me detendría en nuestra boda, porque pasó todo tan rápido… Fueron tantos meses de preparativos para luego tan pocas horas. Me gustaría pararlo y alargarlo.

C.—Y no con tanta gente, tengo que decirte. Tenemos muchos amigos, una familia muy grande, pero hay que filtrar un poquito (ríe).

—¿Alguna vez has pensado cómo hubiera sido tu vida si no llega a aparecer Astrid?

C.—Mira, si ella no hubiese llegado, yo la hubiese buscado -ríe-.

A. —Qué bonito, gracias compi.

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‘Les doy clases de música, los llevo a hacer deporte, soy experto en hacerles reír, soy el bromista y el juguetón’, dice de sí mismo como padre el cantante, que se confiesa ‘más enamorado si cabe’ de su mujer, Astrid, camino de cumplir doce años de matrimonio

—Astrid ¿Y tú lo has pensado?…al fin y al cabo conoces a Carlos desde que tenías nueve años!

A.—Desde pequeña me imaginaba que estaría con él y creo que sabía que íbamos a estar juntos, así que es difícil pensar lo contrario. Eso hubiera reventado por algún lado -ríe-. Nos habríamos encontrado sí o sí. De verdad que lo creo.

—Carlos, te mantienes bien, muy juvenil. ¿Cómo te ves en el espejo? ¿Cuesta seguir en forma?

A.—Está guapísimo.

C.—Primero, creo que es genética. Luego, también el tipo de vida que llevo, que es muy sana. Nos encanta el deporte, tanto a Astrid como a mí. Y con nuestros hijos es imposible no mantenerte en forma. Con ellos no puedes decaer nunca (ríe).

“Carlos está ahora en un momento más sereno de su vida. Cuando yo comencé con él no le podía seguir el trote. ¡Tenía mucha energía, y mira que yo tengo!”

—¿Eres un padre muy activo con ellos, de correr, jugar por el suelo…?

A.—Sí, sí, total. Es superactivo, te lo confirmo y reafirmo.

C.—Somos activos con ellos y nos encanta jugar cuando estamos juntos, es brutal. Me hace muy feliz.

—Por tu profesión es importante estar bien, hay que aguantar viajes, tener resistencia para dar conciertos… 

—Sí, siempre hago deporte e incluso cuando estoy viajando, también. Hay días que es muy complicado por horarios, a lo mejor terminamos un show y nos tenemos que levantar a las 3.30 porque el avión sale a las 5, pero intento sacar fuerza para hacer ejercicios de resistencia. También influye que no soy de beber alcohol.

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—Astrid, estás increíble, ¿sigues montando a caballo? ¿Alguna vez hacéis deporte juntos Carlos y tú? 

A.—Cuando Carlos está en Madrid vamos al gimnasio juntos casi a diario. Sigo montando a caballo, es mi gimnasio y como mi psicólogo. No lo puedo apartar de mi vida porque lo necesito.

C.—Hay veces que Astrid me dice “vamos a correr”, a mí no me gusta mucho porque me daña la espalda. Y lo que hacemos, cuando es fin de semana y estamos todos, es irnos con los perros, con los niños en las bicis… y entonces Astrid corre mientras yo camino con ellos. Ella para y entonces corro yo. Y ese momento en que estamos todos juntos es maravilloso.

A.—Los niños ya no son bebés, la pequeña tiene cuatro años y medio, y están en una edad superdivertida, que nos permite hacer deporte a todos juntos.

—Cuando Carlos está fuera de viaje, con sus conciertos, su música ¿qué tal te apañas con los tres?

A.— Pues a ver, no te voy a mentir, es una locura.

C.—Es una crack.

A.—Pero es cierto que ya no es lo mismo que antes. Hace dos años, cuando tenían dos, cuatro y cinco, ahí sí era francamente muy complicado. Sobre todo, porque los niños, cuando son tan pequeños, se ponen enfermos a menudo. Coge uno un virus y cuando se recupera lo coge otro y cuando el tercero está bien, el primero está de nuevo malito, entonces es estar semanalmente en el hospital. Es la parte de la maternidad para mí como la más complicada, la que me costó más, y eso que yo tengo niños sanos. No me puedo quejar, pero sí es atareado.

—¿Has sentido esto que se dice de la crisis de los 40?

—Todavía no los he cumplido, tengo 39 y medio, así que todavía no he entrado en la crisis. Cumplo el 29 de octubre y el 30 seguro que estaré en crisis…(Ríe). No, mentira. ¿Sabes qué? Hay que estar felices y hay que dar gracias. Mira lo que le está pasando a Kate Middleton, tiene cáncer tan joven, con 42 años. En lugar de una crisis por tener 40 años, lo que tienes que pensar es: “Gracias, Dios mío, que tengo 40 años y estoy aquí sana”.

—¿Dirías que estás en el mejor momento?

—Sí, es una etapa espectacular y maravillosa. Es un momento de mucho equilibrio, estabilidad y plenitud, de mucha aceptación como pareja. Somos un equipo. Lo único que quiero es continuar teniendo salud y lo mismo que tengo ahora, no pido más. Estoy feliz con lo que tengo.

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—Carlos, ¿cómo ves a Astrid ahora?

C.—La veo espectacular, hermosa, con mucha vitalidad. Es una superpareja de vida, una madraza, y la mejor compañera, así que estoy feliz.

A.—Ay, mi vida, gracias.

—¿Y viceversa?

A.—Diría que Carlos está ahora en un momento más sereno de su vida. Cuando yo comencé con él, no le podía seguir el trote. Tenía mucha energía, y mira que yo tengo... En cambio, ahora le noto ese punto más de serenidad… en el buen sentido.

C.—De los 50 (ríe).

A.— En el muy buen sentido, como digo ahorita empiezo a poder llevarle el trote -ríe-. Es que antes no podía, decía “pero cómo aguantas”. Es un momento de mucho equilibrio, de mucha aceptación como pareja. Somos un equipo.

“Sin ninguna duda, el gran punto de inflexión en mi vida ha sido José Daniel. Me hubiese gustado vivir más cosas con él, pero, hoy día, estamos aprovechando y cada vez que podemos estamos juntos”

—Vais camino de doce años de matrimonio, ¿cuál es el balance de este tiempo? 

A.—Tenemos estabilidad, porque nos conocemos. Hay una madurez, una evolución en positivo, por lo menos nuestro caso. Yo estoy muy feliz, me siento segura con Carlos, duermo tranquila, me siento plena... Tengo mucha suerte en ese sentido.

C.—Yo también me siento igual. Sé que cuando estoy lejos y ella está llevando todo, la casa, los niños, su trabajo, es una locura, así que yo la admiro mucho. Gorda, te admiro mucho, gracias.

A.—Gracias, mi amor.

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‘Estamos ahora mismo en un momento muy bonito, de mucho equilibrio, de mucha aceptación como pareja. Somos un equipo’, confiesa Astrid.

—¿Qué habéis aprendido juntos en este camino?

A.— Para mí lo más importante del matrimonio es estar enamorado, eso es fundamental, si una de las dos personas no lo está, no hay nada que nacer. Y lo siguiente, es hacer equipo. Hoy en día se ha llevado mucho el matrimonio a que yo tengo lo mío, tú lo tuyo, yo soy una persona, tú otra, y al final, cuando no haces equipo con tu pareja creo que destinas a que las cosas no funcionen,

C.—Tiene que haber sacrificio en ambas partes.

A.—Si, y tienes que aprender que hay veces que tu pareja está pasando por un momento difícil, él también tiene que entender que hay momentos que yo estoy de mal humor porque estoy cansada. Y ya está, no pasa nada. Hay que aprender a saber soltar si el otro está agarrado y eso solo se aprende con el tiempo y la experiencia.

C.— Pero sobre todo porque seguimos enamorados, hay un respeto. Es una suerte encontrar el amor.

—Carlos, sigues enamorado de tu mujer como el primer día.

C.—Creo que más. Con 50 años, ya ves la vida de manera diferente. Aunque aparento ser joven, ya no soy un niño. Soy afortunado por tener al amor de mi vida al lado, con salud y unos niños maravillosos. ¿Qué más puedo pedir? Nada. Estoy muy enamorado.

A.—Nuestro amor está en un punto de equilibrio, de estabilidad, de aceptación, de hacer equipo. ¿Sigues enamorada de tu marido como el primer día? No puedo decir otra cosa.

—Astrid, ¿te lo demuestra a menudo?

—Sí, tiene detalles muy bonitos constantemente. Carlos es muy detallista, no me puedo quejar, me lo demuestra todo el tiempo. El otro día me dejó una nota en la escalera, otro día llega con unas flores…no tiene que haber un día de celebración para tener estos detalles, él es así.

—¿Cómo mantenéis viva la llama?

C.—Con esos detallitos y otras cosas que no se cuentan aquí -ríe-.

A.—En nuestro caso, desde siempre hemos tenido muchísima química y eso hace que esa llama no se apague.

—Como todas las parejas, habréis superado alguna crisis, ¿o en vuestro paraíso nunca ha habido nubes?

A.—Obviamente que en nuestro paraíso ha habido nubes. Ahora, crisis como tal, comparando con lo que veo a lo mejor en personas conocidas, diría que no hemos tenido. Hemos tenido dificultades y te diría que no tanto como pareja, sino por cosas que han pasado en nuestro entorno que han sido difíciles. Pero tienes que pensar que es una etapa, que eres un equipo y que ya pasarán esas nubes. Lo importante es no quedarse pegado ahí.

C.—Nos vemos como un equipo y así somos, tal cual.

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—¿Cómo encontráis tiempo para vosotros? Porque los niños absorben lógicamente, pero también hay que cuidar la pareja.

A.—No tenemos tiempo para nosotros ¿vale? Punto -ríe-.

C.—En algún momento haremos alguna escapada. Sí hemos hecho alguna muy pequeña, pero…

A.—Muy pequeñas, pero yo no he sido todavía capaz de dejar a mis hijos y montarme en un avión. Me cuesta muchísimo, siento que todavía son muy pequeños. ¿Y si estando lejos alguno se pone malo? Me da algo. Así que le digo a Carlos vamos a hacer escapaditas dentro de España que si hay cualquier cosa cogemos el coche y llegamos. Pero sí, tengo que proponérmelo.

—Carlos, ¿en qué ha cambiado Astrid en estos años?

C.—No tiene nada que ver, es una mujer. Ser madre también la ha cambiado para bien. Lo único, ella es muy perfeccionista. Eso es una virtud, pero genera problemas (ríen ambos).

A.—Básicamente, es la mentalidad de músico versus la mentalidad de arquitecto.

—¿Y en qué ha cambiado Carlos?

A.—Yo te diría que en madurez. Yo sí veo un Carlos más maduro y sereno, menos impulsivo y más enfocado. Son cambios, para mí, en positivo.

C.—Más enfocado. Los niños, el trabajo, la vida personal, cuidarte a ti mismo… son muchas tareas, entonces, como que tienes que estar más enfocado y aprovechar cada minuto, y creo que eso lo haces con la edad.

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Contentos por lo que hay

—Carlos, ¿cuál ha sido el gran punto de inflexión en tu vida?

—Sin ninguna duda, el mayor punto de inflexión en mi vida ha sido José Daniel. Antes me preguntabas si me había arrepentido de algo… me hubiese gustado vivir más cosas con él, pero, hoy día, estamos aprovechando y cada vez que podemos estamos juntos. Por ejemplo, vino a mi cumpleaños, fue una sorpresa maravillosa y me encantó porque está viviendo fuera del país.

—¿No os ha acompañado en este viaje José Daniel?

A.—Lo había hablado con él y, como sabíamos que no podía en esta ocasión, organizamos que viniese para el cumple de Carlos. Este verano sí tendremos vacaciones familiares con él. Intentamos cuadrar todo lo que podemos, porque, como está viviendo en Inglaterra, es un poco más complicado.

—¿Soléis hacer planes familiares también con él? 

C.—Ahora ya todos los veranos y las Navidades, siempre.

A.—Y varias veces al año. El verano pasado, cuando vino, se quedó varias semanas y, la verdad, qué niño tan adorable.

C.—Maravilloso.

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Carlos con la tarta de su 50 cumpleaños, en la reunión familiar que organizaron en su casa de Madrid, para la que viajó por sorpresa su hijo José Daniel, que ahora vive en Inglaterra. ‘Nos parecemos muchísimo. Los genes son increíbles’, asegura el cantante

—Carlos, ¿qué significó para ti poder reconciliarte y conocer a tu hijo mayor?

—Imagínate. Ha sido lo mejor de lo peor que viví en mi vida, en el sentido de no haber podido estar con él y no haber hecho esto antes fue lo peor de mi vida. Pero estamos los dos felices, no somos rencorosos y siempre estamos contentos por lo que hay. Alguna vez escuché decir que el pasado deprime y el futuro causa ansiedad, y es así. Hay que vivir el presente y él y yo lo vivimos y estamos superfelices.

“Si hice algo negativo en el pasado, habré pedido perdón en su momento, pero volver atrás y decir “esto no lo haría”, no” dice Carlos, que celebra también 30 años como solista con una gira

—¿De qué te sientes más orgulloso?

A.—Voy a decir que nunca imaginé que lo iba a querer tanto. Es de verdad una persona tan linda, tan cariñoso, tan buen chico, tan colaborador, educado, prudente… Qué chico tan increíble. Y los niños le quieren.

C.—Para mí, como padre, tengo que decir que es el niño perfecto. A él le he dicho: “Dale las gracias a tu mami, a tu abuela, a tu familia, tus tíos… a tu familia por parte de mamá, que han sido maravillosos”, porque él es lo que su familia hizo. Ahora que está más con nosotros, es una persona encantadora, adorable, muy estudioso y trabajador. Los niños lo adoran.

A.—Es muy juguetón con los pequeños. En todos los sentidos, es una alegría cada vez que viene a casa.

C.—Y nos parecemos muchísimo. Los genes son increíbles. Tenemos gustos parecidísimos. Es increíble y maravilloso, estoy muy orgulloso.

A.—Pero también en la forma de ser, porque yo lo comento con la novia de José Daniel, una niña bellísima a la que adoramos, y me dice: “Es que son iguales”. Nos reímos mucho siempre.

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—Markuss tiene siete años, Liene seis, Álisse va a por los cinco… Ahora que van creciendo, ¿a quién se parece más cada uno, físicamente y de forma de ser?

A.—Markuss es una fotocopia de Carlos, pero sí te tengo que decir que hay bastantes expresiones de él que me recuerdan a mi hermano mediano, Janis. En personalidad se parece mucho a su padre, es muy sensible, un niño muy cariñoso, bueno, noble. Liene es como una princesa, es una niña muy empática.

C.—Y perfeccionista… (Dice Carlos riendo).

A.—Sí, en eso se parece mucho a mí. Pero es una niña muy empática, quiere mucho a sus amigas y ellas la quieren mucho.

C.—Está muy pendiente de todos, es importante para ella que todo el mundo esté bien. Es muy linda.

A.—Y la pequeñita es una guerrera, deportista, esa es una líder nata. Hasta cuando viene José Daniel le digo: “Álisse, déjale en paz”, porque está “ahora hacemos esto, ahora ven para acá, luego esto otro2. Yo creo que José Daniel cada vez que se va está 48 horas durmiendo (ríe). Las niñas en forma de ser se parecen más a mí y el niño se parece más a Carlos.

—¿Qué sentís al mirar a vuestros tres hijos, esta bonita familia que habéis creado?

A.—Yo siento mucho orgullo. Cuando voy con ellos me siento, como mamá gallina toda emplumada, como muy orgullosa de sus polluelos (ríe) Me encanta cualquier tontería. Y digo qué increíble que de repente viene el niño y hace una cosa pequeñita y para mí es un orgullo, es muy bonito ese sentimiento. Es espectacular.

—Carlos, ¿te gustaría que alguno siguiera tus pasos en la música?

C.—No (ríe), porque es una carrera muy complicada. A ver, los voy a apoyar en lo que sea, obviamente, pero es una carrera muy complicada. Les gusta la música y todos están estudiando piano. No somos de los que estamos todo el día insistiendo en ello, pero los tres lo están haciendo. Las niñas, además, quieren bailar. Y a mí, independientemente de lo que ocurra luego, me parecen importantes los instrumentos y los idiomas para estimular el cerebro.

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—¿En qué te consideras todo un experto con los niños?

—Les doy clases de música, en deportes y en pasarlo bien y hacerles reír. Ese soy, el bromista y el juguetón. Astrid les pone a hacer muchas manualidades y yo soy más del deporte o algo más fuerte, y en eso está ser un equipo.

—Me has dejado claro quién pone las normas y quién consiente.

A.—Yo las normas, totalmente. Las normas son de la mamá (ríe).

C.—Yo los consiento un poco más, pero, cuando estoy en casa, sigo las normas, claro. Nos respetamos muchísimo. Cuando Astrid los regaña, aunque me dé pena, me quedo callado. Ella está el 98 por ciento del tiempo con ellos.

—¿Qué planes haces con los niños os encantan?

A.— Varios, el niño y la pequeña hacen motocross, vamos los fines de semana y nos gusta muchísimo. También los he llevado a veces a los ponis, nos encanta, salimos de picnic y a pasear con los perros…

C.—Queremos que tengan el hábito de caminar. Nos encanta el campo y la pequeña me pide todos los días ir a pasear a los perros. Y eso es maravilloso.

—Astrid, cuando rascas tiempo para ti misma ¿cuál es tu plan favorito?

—Mi plan favorito es ir a montar a caballo. Es mi plan de desconexión.

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—Os habéis reunido en México…Carlos, tu venías de Ecuador de unos conciertos, Astrid, tú de Madrid con los niños ¿vuestra vida es así normalmente, os encontráis en un punto intermedio del globo? 

C.—Yo soy el que vuelve a casa, pero ahora era imposible. No iba a ir de Ecuador a Madrid para venir…Tenía además concierto, ellos llegaron un día antes que yo a México. Pero no siempre es así, siempre que puedo regreso, lo planificamos bien.

—¿Habéis establecido alguna “norma” de no pasar más de un tiempo separados? 

C.—No. Al principio me quedé mucho porque era muy difícil salir. Disfruté de mis niños, de su nacimiento; luego vino la pandemia y me quedé muy asentado, pero el año pasado retomé la parte internacional y ahora estoy a tope con eso.

—Y con lo que dejas en casa ¿no te cuesta irte y cruzar el Atlántico?

—Sí, es terrible, pero gracias a dios está el teléfono y los puedo ver. Siempre cuadro las horas, cuando me estoy acostando ellos se están levantando y viceversa, y al menos los veo dos veces al día, aunque sea por teléfono.

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‘Primero, creo que es genética’, asegura sobre su buena forma física. ‘Luego, también el tipo de vida que llevo, que es muy sana. Y con nuestros hijos es imposible no mantenerte en forma. Con ellos no puedes decaer nunca’, ríe Carlos, que en mayo comienza en Estados Unidos su gira ‘De mi puño y letra: 30 años tour’

—Astrid, antes hablábamos con Carlos del éxito. ¿Qué es para ti? 

—Para mí, mi éxito es mi familia, tener salud y una vida estable. Hay que dar gracias por tener un día más de vida y rezar por que tengamos muchísimos más.

—¿Qué te gustaría tener o lograr en los años venideros?

—A nivel personal, no puedo pedir más, lo único que pido es lo mismo que tengo, que simplemente continúen con salud y creciendo felices y que podamos estar todos juntos en familia. Y en mi parte profesional, sí quiero crecer un poco más, ahora que los niños son más mayores y puedo. He estado bastante implicada con el tema de las redes sociales. Estoy intentando transmitir lo que es nuestra vida como familia y lo que es nuestro día a día, usarlas de manera constructiva y de un modo en que yo pueda aportar a los demás.

—Carlos, ¿cómo te planteas los próximos meses? 

Con mucho trabajo y muchos viajes. En mayo, como te decía, comienzo en Estados Unidos la gira por mis 30 años, que se llama De mi puño y letra: 30 años tour, con la que vamos a ir inclusive a algún país de Europa donde no he estado nunca; vamos a estar en ciudades como Lisboa y Berlín. El verano sí lo pasaré en España trabajando y a finales de año volveré a salir, pero iremos cuadrando, yo iré y vendré, Astrid lo sabe.

—¿Cuáles son tus mayores ambiciones hoy en día?

—Seguir viviendo de la música y tengo un proyecto con mi mánager: crear una discográfica para dar oportunidad a nuevos talentos. Eso está en proyecto, ya tenemos incluso un par de talentos, queremos sumar más y cuando tengamos el grupito empezamos a trabajar, pero esto es ya una realidad.

© JESÚS CORDERO

—¿Qué te queda por conseguir?

—Esa discográfica. Seguir haciendo giras, seguir celebrando mi música, seguir componiendo… Me quedan muchas cosas por conseguir, me quedan muchos sueños. Yo no paro de soñar. Un sueño en mi vida era cantar con Carlos Vives y lo logré, justo estaba de gira con él antes de viajar a México, él está celebrando sus 30 años de carrera también y fui a Ecuador como invitado.

—¿Y cuáles son esos sueños a estas alturas? 

—Un sueño en mi vida era cantar con Carlos Vives y lo logré, justo estaba de gira con él antes de viajar a México, él está celebrando sus 30 años de carrera también y vine a Ecuador como invitado con él. Sueño cantar una canción juntos, y también sueño cantar con Juan Luis Guerra…Tengo muchas cosas que todavía faltan por cumplir.

—¿Alguno de los dos os habías visualizado en este momento?

C— No pienso en eso, soy más de presente. Ahora estamos felices, estamos en el mejor momento de nuestra vida. ¿Lo había visualizado? No, pero ahora sí te digo que con 50 años yo quiero esto el resto de mi vida. Quiero estar como ahora, viviendo cada año como tiene que ser, pero con salud y con esta familia maravillosa que tenemos. Eso es lo que deseo.

TEXTOMARTA GORDILLO
FOTOSJESÚS CORDERO
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