"Esta es la historia de cuatro amigos que subieron al cielo y bajaron a los infiernos". Así se describe en pocas líneas el libro Algo que sirva como luz, la historia que ha escrito Fernando Navarro acerca de la experiencia que vivió el grupo Supersubmarina. Después de muchas entrevistas y encuentros con la banda, la historia relata las terribles secuelas que les dejó el accidente de tráfico que sufrieron en agosto de 2016 y cómo han tenido que aprender a vivir de nuevo y superar el peor capítulo de sus vidas. Fue el 14 de agosto cuando el vehículo que trasladaba al conjunto sufrió un brutal accidente en la carretera N-322, cuando volvían a Baeza tras actuar en un festival. José, Juanca, Pope y Jaime vieron cómo aquel choque truncaba una prometedora carrera y les dejaba secuelas que hoy siguen arrastrando.
Todos han tenido que ir superando los graves daños que sufrieron, un camino marcado por las operaciones y la rehabilitación. Quizá el que arrastra más secuelas es el vocalista, José, conocido como Chino, que todavía no está recuperado al cien por cien. En un adelanto del libro, que se pone a la venta el próximo 4 de abril, José confiesa a Navarro cómo afrontó las secuelas del traumatismo craneoencefálico y la contusión abdominal que sufrió en el golpe. Estuvo 31 días en coma en la UCI y luego siguió su recuperación en un centro especializado de Madrid. "He tenido que reaprender a todo, a hablar, a andar, el cerebro manda todo el cuerpo y dañártelo es morir en vida" aseguró en El País. Explica que padece anosognosia, un trastorno común, multifactorial y de naturaleza compleja tras un daño cerebral, que hace que los pacientes no sean conscientes de su trastorno.
Uno de los efectos de lo sucedido es la pérdida de memoria, que le ha quitado los recuerdos de su éxito. "Yo no sé lo que es subirme al escenario ahora mismo. He visto vídeos, pero no recuerdo lo que es estar exactamente ahí" dijo Chino, explicando que no recuerda los últimos 7 años antes del accidente. Una realidad alejada de aquellos días de triunfos que han vivido también sus compañeros que han tenido que luchar también contra las secuelas de lo ocurrido, muchas psicológicas. No sabían qué hacer con su vida, como explican los compañeros que se separaron durante un tiempo.
Sin embargo la amistad está por encima de todo y volvieron a unirse para apoyarse de nuevo los unos en los otros. "Pasamos de estar todos los días juntos, ensayando, tocando y viajando, a no vernos. Nos afectó. Nuestra relación se enfrió" reconoce José. Sus compañeros reiteran que lo importante es continuar en sintonía. Así Jaime y Juanca se han unido en el grupo musical Melifluo, mientras que Pope ha reinventado sus habilidades y se ha convertido en el fotógrafo oficial de la banda. Aunque no se han vuelto a subir a un escenario juntos, no quieren aventurar lo que les deparará el futuro en el que ven quizá un nuevo disco. Queda Supersubmarina para rato.
Un accidente en la cumbre de su éxito
La banda jienense Supersubmarina sufría un terrible choque frontal el 14 de agosto de 2016 en el kilómetro 168 de la N-322 cuando regresaban a Baeza tras un concierto en el Medusa Sunbeach Festival de Cullera (Valencia). Lo sucedido tuvo un gran impacto y las reacciones se multiplicaron desde diferentes ámbitos. La banda había iniciado su andadura en 2008 y lanzó 3 EP como Cientocero ese mismo año o Realimentación, en 2011, y 3 discos como Electroviral, en 2010, y Viento de cara, en 2014. Su estilo indie rock paseó por diferentes festivales antes de que el percance silenciara su música.
"Esta es la historia de cuatro amigos que subieron al cielo y bajaron a los infiernos. Cuatro niños que empezaron jugando al fútbol bajo el sol en el paseo de la Constitución de Baeza y que acabaron jugando a hacer música con su propio grupo en el quiosco de ese mismo paseo bajo la luna pocos años después. Un relato acerca de cómo los sueños se hacen realidad, pero también de su fragilidad". Esta es la sinopsis de Algo que sirva como luz, la historia más personal de la banda que hasta ahora no había sido contada.