Los periodistas Ángeles Blanco y Vicente Vallés se escaparon el pasado fin de semana a Tenerife con su hijo Daniel, de 11 años. Tan solo estuvieron 24 horas en la isla, pero las exprimieron tanto que les pareció una eternidad, según contó la presentadora de Informativos Telecinco. "Un día que da la vida", escribió mientras se tomaba un café con vistas al mar y después se daba un baño en el océano Atlántico. "Disfruta y descansa", le dijeron sus seguidores. Y ella, muy obediente, así lo hizo. "Rápido pero maravilloso. Solo un día pero como si fuera un mes", aseguró.
De nuevo en Madrid, la pareja fue fotografiada en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Ángeles y Vicente pidieron un taxi para volver a casa y descansar antes de retomar la rutina. Pero antes de irse, el presentador de las noticias de Antena 3 accedió a hacerse un 'selfie' con un admirador.
Tras la llegada de Carlos Franganillo como director de Informativos Telecinco, Ángeles ha cambiado el fin de semana por un horario que le permite tener "una vida normal". La periodista extremeña, de 50 años, es la encargada de presentar el informativo de las 15:00 horas con Isabel Jiménez, una nueva etapa que afronta con gran ilusión, ya que podrá pasar más tiempo con su familia. "Tengo un hijo de 11 años que nació estando yo en el fin de semana. Cuando digo esto la gente me mira como si fuera marciana, pero yo no he ido con mi hijo al cine un domingo por la tarde, ni a los cumpleaños de los niños, ni los familiares", contó en una entrevista concedida a Vertele.
Ángeles y Vicente se conocieron en 1999 en la redacción de Informativos de Telecinco, pero no empezaron a salir juntos hasta años después. El 20 de septiembre de 2012 su felicidad aumentó con la llegada de su hijo Daniel, el primero para la periodista extremeña, de 50 años, y el tercero para el periodista madrileño, de 60 años.
Antes de enamorarse de Ángeles, Vallés estuvo casado con la periodista Lucía Méndez, madre de sus dos hijos mayores, Lucía y Diego. Según contó Méndez en El Mundo, su divorcio fue "un acontecimiento muy traumático". "Yo tenía un concepto de la familia algo místico, como una unidad de destino... en lo profesional y en lo personal. Me costó mucho sufrimiento", reconoció, ya que sufrió una fuerte depresión. "Me fui. No podía saltar. Y tienes que pedir ayuda. Y no es fácil, porque no está socialmente aceptado, porque todos saben que si te duele la cabeza puedes acabar yendo al neurólogo, pero si tienes que acudir al psiquiatra...", confesó.