La conocimos luchando por su sueño allá por 2005. Acababa de cumplir 20 añitos y «Operación Triunfo» le daba la oportunidad de asaltar el salón de millones de españoles a través de la televisión. De aquello han pasado ya casi dos décadas. Le ha dado tiempo a ser la mítica Sandy de Grease, a representar a España en Eurovisión, a vivir a caballo entre Madrid y Reino Unido y, lo más importante, a convertirse en madre (Yanay acaba de celebrar su cuarto cumpleaños) y a casarse —en un break como jurado de Got Talent— con el amor de su vida, el futbolista David de Gea.
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Sin embargo, lejos de apaciguarse, Edurne vive un momento repleto de cambios. Desde Inglaterra, cuentan que su marido, tras doce años en las filas del Manchester United, estaría a punto de firmar por un nuevo equipo, el Al-Shabab de Arabia Saudí, y ella también acaba de dar carpetazo a una etapa: deja la televisión, al menos, momentáneamente, para dedicarse en cuerpo y alma a la música. Prepara nuevo disco, que, paradojas de la vida, supone una vuelta al principio, a sus comienzos, porque dice que, ‘después de la tranquilidad y la calma’, necesitaba un momento mucho más dance.
“En mi octavo disco, que saldrá tras el verano, canto al desamor, pero de una manera poderosa, porque, al final, a quien más hay que querer siempre es a una misma”
—¿Echabas de menos volver a subirte a un escenario?
—Nunca he dejado de lado la música. Exceptuando el momento previo a la salida de mi álbum Catarsis, en el que sí me tomé un tiempo para pensar hacia dónde me quería dirigir, siempre he hecho música, aunque compaginándola con otras cosas. Pero, ahora, con este octavo disco —que saldrá después del verano— sí que me quiero centrar en la música y tener todo el tiempo posible para trabajarlo y disfrutarlo.
—¿Y salir de gira?
—Tengo muchas ganas de eso también. El año pasado, preferí descansar, pero, ahora, tengo muchas ganas de volver.
—¿Es este un adiós definitivo a la televisión? ¿No habrá La Voz Kids?
—De momento, es pronto para hablar de esas cosas. Sí que dejar Got Talent ha sido una decisión complicada y difícil, porque han sido muchos años para mí y porque todo el equipo, delante y detrás de las cámaras, era mi otra gran familia. Ha sido duro... Pero también me gusta afrontar nuevos retos, me gusta evolucionar, me gusta probar cosas distintas... Ahora mismo, mi prioridad es la música.
—Háblanos de Nada tu primer sencillo.
—Es una canción a la que he dado muchas vueltas. Cuando me meto en el estudio de grabación, aunque intento mantener mi esencia, sí que me gusta probar cosas nuevas, porque hay veces que un estilo que, a lo mejor, no ves mucho, después, llevándolo a tu terreno, suena guay. Así que, dándole vueltas y vueltas, descubrí que quería retomar aquel pop de los 2000. A cuando saqué Ilusión, con ese pop dance, electrónico, rock… Mi octavo disco tendrá pinceladas de mis comienzos.
—De hecho, en el videoclip no hay rastro de la Edurne melódica de los últimos años, ¿no?
—Porque me siento con ganas de retomar el baile y con ganas de darlo todo. De momento así es, porque aún estoy cerrando el álbum... Me faltan un par de temas para que sea perfecto. Lo estoy trabajando con mucho amor, cariño y mucha dedicación. Mimando cada detalle. Desde que soy artista independiente, estoy encima de todo el proceso: desde la producción a la composición, la edición, la creatividad… Por ejemplo, con Nada, quería que fuera todo rosa y plata.
“Dejar ‘Got Talent’ ha sido una decisión complicada y difícil, porque han sido muchos años para mí y porque todo el equipo, delante y detrás de las cámaras, era mi otra gran familia. Ha sido duro”
—¿Así es como sería el momento que vive ahora Edurne?
—Llega con una Edurne que tiene ganas de pasárselo bien y que tampoco olvida. De ahí el «remember» de mis comienzos, de mis primeros discos, que, para mí, todos son especiales e importantes, porque te diría que creo que tuve un comienzo espectacular. Mis primeros trabajos fueron increíbles y sé que la gente echa de menos a aquella Edurne.
—En 18 años, ¿has tenido la tentación de tomarte un descanso?
—A mí me gusta mucho trabajar y tengo la suerte de que trabajo muchísimo y de que la música para mí es una fuente de inspiración y de emoción con la que, además, tengo la posibilidad de transmitir lo que siento en cada momento. Quizás, en otro momento, he estado más tranquila y calmada, pero, ahora, lo que necesito es algo que me mueva.
—Poder en femenino, ¿no?
—Eso es. Y lo cierto es que, echando la vista atrás, en mi carrera ya hay canciones así. Yo siempre he intentado empoderar a la mujer y, en este momento, no iba a ser menos. Canto al desamor, pero de una manera poderosa, porque, al final, a quien más hay que querer siempre es a una misma.