El mundo del deporte se quedó mudo el 26 de enero de 2020. Un accidente de helicóptero se llevaba la vida de Kobe Bryant, uno de los mejores jugadores de baloncesto del mundo, a los 41 años y de su hija Gianna, de solo 13 años, lo que supuso un golpe terrible para su familia y los miles de aficionados que seguían su carrera. Han pasado cuatro años y no hay ocasión en la que su viuda Vanessa Bryant no recuerde con nostalgia a su marido y su hija, que se marcharon demasiado pronto, un sentimiento compartido por quienes aún recuerdan los logros de su trayectoria. El duelo, ya lo ha confesado en varias ocasiones, no ha sido fácil para Vanessa que además se enfrenta a una inesperada noticia que ha vuelto a sacar a la luz la difícil relación que mantiene con sus suegros.
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La boda de Bryant con Vanessa, madre de sus cuatros hijos, no gustó a los padres de Kobe, Joe y Pam, que se distanciaron de su hijo. Eran muy jóvenes cuando se casaron en 2001 (él tenía 21 y ella 18 recién cumplidos) lo que no gustó nada a los padres de Bryant, que no asistieron al enlace. Tampoco les gustaba el origen latino de la novia. El enlace marcó un punto de inflexión en su vida, pero también en la gestión de sus finanzas, que escaparon al control de sus padres y empezaron a ser gestionadas por su mujer. La relación se fue enfriando con el paso del tiempo y Kobe confesó en varias ocasiones que echaba de menos a sus padres.
"Estoy seguro de que es duro para cualquier padre cuando sus hijos crecen y caminan solos" decía el deportista, mientras que su progenitor comentaba que cuando sus hijas crecieran entendería por qué se había distanciado de él. Aunque hubo un acercamiento con el tiempo, en 2013 los padres del deportista sacaron a subasta varios de sus bienes, lo que no gustó al jugador. Entre estos objetos estaban dos uniformes escolares y el anillo de la NBA de oro y brillantes, que Kobe ganó en el año 2000 y que había regalado a su padre, que fue también jugador de baloncesto. Hubo un cruce de demandas entre Kobe, sus padres y la casa de subastas, el deportista manifestó de manera pública su disgusto con su familia y se llegó a un acuerdo vendiéndose solo algunos objetos. Sus padres le pidieron perdón y al anillo se quedó en la familia.
Es precisamente este anillo el que de nuevo ha avivado un conflicto que no parece haberse solucionado tras la muerte de Bryant. La familia ha vuelto a ponerlo a la venta en la misma casa de subastas que en su día fue demandada por Kobe Bryant. El precio de salida era de 33.000 dólares (más de 30.000 euros), aunque las pujas ya han elevado la cifra hasta los 100.000 dólares (más de 92.000 euros). La casa de subastas detalla que pesa 60 gramos, está hecho en oro de 14 kilates, con 40 diamantes y tiene grabadas palabras como Lakers, Bryant y los números 8 y 2000. La venta de este objeto, que en su día tanto disgustó a Kobe, vuelve a reabrir las heridas y muchos de los seguidores de Bryant se preguntan por qué sus padres han tomado esta decisión, sabiendo que no gustaría nada al deportista.
Es Vanessa quien sigue administrando la herencia y legado de Bryant, pensando en el bienestar de sus tres hijas, Natalia, Bianka y Capri, destinatarias de la fortuna millonaria de la estrella del baloncesto. Parece que sigue sin mantener relación con sus suegros en la actualidad. Una de las especulaciones que ha surgido es que los padres de Kobe tienen alguna necesidad económica lo que les ha motivado a poner el objeto a la venta.