Los movimientos de Chiara Ferragni (36) y Fedez (34) demuestran que el matrimonio cada vez está más distanciado y que la relación parece ya insalvable a pesar de que la influencer asegurara que no iban a terminar "de la noche a la mañana" después de conocerse su ruptura. Su último encuentro público fue la celebración del cumpleaños de su hija Vittoria (3). Una fiesta que tuvo lugar en la discoteca City Life y que acabó mal. Según varios medios de comunicación italianos, como Il Corriere della Sera, el cantante abandonó el lugar en compañía de su asistente y muy nervioso por haber discutido con la empresaria por el tema de la imagen de los pequeños, de los que ya no muestra su cara. Su madre, Tatiana, salió tras él para intentar calmarlo ‘Federico, basta’, pero no fue posible. Desde entonces, sus caminos han tomado rumbos muy distintos.
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En estos momentos, la creadora de contenido se encuentra disfrutando de un viaje a Dubái junto a los niños. Unos días de desconexión tras las últimas polémicas que ha protagonizado (el caso Pandoro Gate y su crisis sentimental). Allí, la empresaria se ha relajado en el lujoso establecimiento Bvlgari Hotel & Residences y ha compartido inspiración ‘fashion’ para la próxima temporada estival.
Sin embargo, a sus fans incondicionales lo que más le ha llamado la atención de todas estas fotografías no ha sido la ropa, sino que la modelo no lleva puesto su anillo de casada, una joya que ha lucido hasta hace poco, por ejemplo el 20 de febrero cuando fue a hacer una entrevista con el diarioIl Corriere della Sera. De la misma manera, la influencer ha puesto el foco de atención en uno de sus tatuajes con más significado: ‘La Chiara che vorrei’ (La Chiara que quiero ser). ¿Una referencia a que se abre una nueva etapa de transformación y cambios personales?
Lo que está claro es que está frase grabada en tinta en su piel por el tatuador Jon Boy ya le ha ayudado a superar malas rachas en el pasado, tal y como ella misma explicó. “En 2016, mi mundo colapsó. ‘La Chiara che vorrei’ me ayudó a volver a ponerme en pie, cambió mi perspectiva y me hizo convertirme en quien soy ahora. Os recomiendo que actuéis como la persona que os gustaría ser, porque funciona la mayoría de las veces”.
Fedez, por su parte, está en pleno proceso de mudanza. El cantante ha dejado el impresionante ático en el que vivía con Chiara en Milán para trasladarse él solo a una casa en el centro de esta misma ciudad. El intérprete de Vorrei ma non posto ha publicado en el mundo virtual como su padre, Franco, le está ayudando a cargar con las cajas con sus cosas a esta nueva vivienda, y, además, ha bromeado con sus seguidores sobre la elección de los muebles, desde una extravagante cama con forma de oso para los pequeños hasta una butaca que hará las veces de vestidor.
Así mismo, estos últimos días, el artista también ha cerrado una importante etapa profesional despidiéndose de su podcast Muschio Selvaggio, en el que se hablaba de temas sociales, políticos o de salud mental, debido a un problema con su socio y ex amigo Luis Sal.
Chiara y Fedez, algo más que una crisis
El 22 de febrero, varios medios de comunicación italianos anunciaron la separación de Chiara Ferragni y Fedez después de ocho años juntos y dos hijos en común. Sin embargo, la maniquí, en su intervención televisiva en Che Tempo Che Fa, negó el divorcio. “No vamos a terminar de la noche a la mañana. Estamos en una crisis, ya las hemos tenido en el pasado, pero está situación es más fuerte”. En cambio, este viaje en solitario y la mudanza del vocalista apuntan a que su historia de amor ha llegado a su fin.