Nos asegura que no es “de esas personas que buscan un momento específico o esperan algo en concreto para ser feliz”, aunque podría decirse que ella, ahora mismo, se encuentra en un momento especial. Alejandra de Rojas disfruta de su vida entre el campo y la ciudad, y viendo crecer a su pequeño Pepe, de cuatro años, que, sin duda, es su mayor ilusión.
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La hija de los recordados condes de Montarco ha heredado de su padre, Eduardo de Rojas y Ordóñez, la pasión por el mundo rural; y de su madre, Charo Palacios, su sentido de la elegancia y amor por la moda. Dos mundos, en apariencia, opuestos, pero que sabe alternar como pocos. La aristócrata, colaboradora de ¡HOLA! Living, fue una de las invitadas a una noche en la que el cine y la aristocracia se dieron la mano gracias a Brugal, que presentaba su su nueva bebida, ‘Maestro reserva’, y hablamos con ella de sus próximos proyectos, los recuerdos que guarda de sus padres y de su faceta como madre.
- Hola, Alejandra, ¿cómo te encuentras?
- Muy bien.
- ¿Por qué brindamos hoy?
- Brindemos por todos los pequeños momentos. No esperemos a grandes celebraciones. La vida es muy corta para contar los brindis.
- Entonces, ¿dirías que te encuentras en un buen momento? ¿Crees que la vida te está tratando bien?
- Sí, soy de esas personas que no busca un momento específico o que espera algo en concreto para ser feliz. Pienso que la felicidad está en uno mismo más que en las circunstancias o en las oportunidades que a uno le rodean. Creo que la felicidad, al final, se busca. A mi edad, está más próxima de la serenidad que del estar en la cresta de la ola 24 horas, siete días a la semana.
- Estás serena… ¿y feliz con tu pequeño Pepe?
- Soy feliz. Mi hijo Pepe crece entre el campo y la ciudad. Es un niño muy sociable al que, desde pequeñito, le he inculcado unos valores y unos principios muy arraigados. Me crié en el campo gracias a mi padre, que era ganadero, y esas imágenes encerrando vacas a caballo, jugando con los mastines y dando de comer a las gallinas han forjado mi carácter. Quiero que Pepe se impregne de lo bonito que da la tierra y sus gentes.
“Me crié en el campo gracias a mi padre, que era ganadero, y esas imágenes encerrando vacas a caballo, jugando con los mastines y dando de comer a las gallinas han forjado mi carácter. Quiero que Pepe se impregne de lo bonito que da la tierra y sus gentes”
- ¿Y crees que Pepe es consciente de ese cambio que hay entre campo y ciudad? ¿O qué le gusta más?
- Es consciente de lo privilegiado que es. De tener esa suerte de abrir la puerta y correr, crecer en libertad… de interactuar con los animales, de estar en contacto con la naturaleza. Eso le ha convertido en un ser mucho más sociable, mucho más cercano y muy empático con los demás niños. La gente piensa que el campo aísla, mientras que yo opino todo lo contrario.
- Claro, porque, ¿qué es el campo para ti? Porque en ¡HOLA! Living nos muestras cada mes un poco de tu vida… Te vemos con caballos, poniendo la mesa en el campo…
- En mis páginas de ¡HOLA! Living reflejo mi día a día. El éxito de mi sección radica en la falta de rigidez. Las mesas que fotografío, los viajes o las recomendaciones personales no son más que el reflejo de mi personalidad. Las fotos las hago yo misma. Digamos que es una sección muy sincera, en el sentido de que no hay nada falso. Soy como soy. La mayoría de mis escenarios son imágenes bucólicas en plena naturaleza. El campo me inspira y me ayuda a ser más creativa. Hemos perdido el gusto por observar y hemos subestimado el silencio
- ¿Crees que, como sociedad, necesitamos reconectar un poco con el campo?
- Necesitamos reconectar con todo en general. Hemos perdido el norte ( en el sentido más propio de la palabra) El campo te ancla en el ahora. Viviendo en la naturaleza he aprendido a observar el silencio y a darle importancia a las cosas que verdaderamente la tienen. La gente que trabaja y vive de la tierra está hecha de otra pasta.
- Eres una de las mujeres más elegantes de nuestro país. Tienes mucho estilo y buen gusto, ¿es herencia de tu madre?
- Espero haberlo heredado de ella porque una madre siempre es el referente de una hija. Una anécdota que cuento muchas veces es que me gustaba verla cómo se vestía cuando Elio Berhanyer la venía a buscar a casa antes de un cóctel o de una fiesta. Todo ese ritual de cómo se maquillaba, cómo se echaba el pelo para atrás, cómo se lo recogía en una coleta, la lazada… cómo elegía el traje, los zapatos… Todo eso, de pequeña, me fascinaba. Mi madre iba impecable aunque se quedase en casa leyendo un libro. No te vistas para los demás sino para ti mismo.
“Todo ese ritual de mi madre de cómo se maquillaba, cómo se echaba el pelo para atrás, cómo se lo recogía en una coleta, la lazada… cómo elegía el traje, los zapatos… de pequeña, me fascinaba”
- Y tú también lo haces
- Yo también, lo confieso.
- Ahora estamos en una temporada en la que se están haciendo muchísimas series de grandes diseñadores. Christian Dior, Balenciaga… ¿Te haría ilusión que se hiciese una de Elio y que se recuperase la figura de tu madre?
- ¿Por qué no? Mi madre fue su musa y Elio esconde una historia fascinante.
- ¿Y qué proyectos traes ahora entre manos, aparte de tu de tu sección en ¡HOLA! Living?
- Soy feliz trabajando en un medio al que considero mi casa. Mi trabajo me permite disfrutar de mi hijo, de mis amigos y de mi tiempo libre. He adaptado mi vida laboral a la vida que siempre quise. No sirvo para estar en un despacho.
- Bueno, y de todos modos, como publicamos una sesión tuya espectacular en Nueva York, decías que no te sientes como modelo, pero seguro que en alguna ocasión te lo han tenido que decir porque tienes mucha percha...
- La profesión de modelo es muy dura. La respeto profundamente. Tendré percha, pero, para ser maniquí, se necesita mucho más que eso. Jornadas de trabajo interminables, estar en el punto de mira…todo ello requiere de una mente muy amueblada.
¿Y cuáles son los básicos de tu armario?
- Cualquier tipo de camisa. Suelo utilizar, ahora que se acerca la primavera, de lino, en todos los colores: ya sean azul celeste, marino, blancas o beige… Creo que es algo muy sencillo y muy fácil de combinar con un vaquero. Soy una defensora de las piezas hechas a medida y en mi armario no faltan las chaquetas en todas sus versiones. De cuadros, de cashmere o de rayas diplomáticas.
- Es que, según también leía en esta entrevista, también da la impresión de que tienes un sentido de la moda muy consciente, ahora que se habla mucho del fast fashion y de comprar compulsivamente… imagino que tú eres de la que creas tu armario cápsula
- He heredado todo el armario de mi madre que mezclo con ropa actual. Soy una firme defensora del made in spain, de la artesanía y de las cosas bien hechas.
- Y como me decías antes que combinabas la ropa de tu madre… ¿Hay alguna pieza en especial que te guste mucho de ella y que hayas heredado?
- Sí, su vestido de novia. Era de color pistacho y muy cortito. Es de Alta Costura, hecho por Elio. Como yo soy más alta que ella, la falda me queda demasiado corta, pero la parte de arriba sí que la combino con un pantalón y me lo pongo a menudo.
- Y, bueno, sobre tu hijo Pepe, ¿te imaginabas que serías así como madre? Hay mucha gente a la que después le sorprende la maternidad…
- La maternidad ha sacado lo mejor de mi misma. He reaprendido a ser paciente, a hablar despacio y a estar presente. Los niños viven en el momento. Hay mucho de lo que aprender en su forma de ver la vida. No conciben el paso del tiempo como tal… Pepe es mi mejor maestro.
- ¿Te gustaría que se dedicase a la moda? Porque, claro, tú tienes como dos ramas, por una parte, el periodismo por tu padre, y por otra la moda
Mi hijo es más de tractores y excavadoras. Solo viendo las rodadas sabe diferenciar el tipo de maquinaria que es. Que sea lo que él decida mientras ello le haga feliz.
- No sé si hay alguna nueva ilusión, si estás bien…
- Mi ilusión es mi hijo Pepe.