Después de que el luchador Ilia Topuria hiciera historia colgándose el cinturón de campeón, la UFC ha pasado de ser tan solo unas siglas desconocidas para muchos a salir en los medios de comunicación y estar en boca de todos. El nombre completo es Ultimate Fighting Championship y para los que aún no lo sepan se trata de la mayor empresa de artes marciales mixtas (MMA), en la que pelean los mejores luchadores del planeta y se celebran combates en todo el mundo. Un negocio que genera millones en cada uno de sus eventos deportivos, a los que cada día se suman más adeptos.
Y, ¿quién está detrás de este imperio de las peleas? Su nombre es Dana White y su historia es digna de un guión de película. La culminación del sueño americano en su máxima expresión y, como en toda historia de peleas y apuestas que se precie, el escenario donde comenzó todo no podía ser otro que Las Vegas. Y en este caso lo que pasó en Las Vegas no se quedó allí, sino que acabó trascendiendo a todo el mundo. Pero vamos a comenzar a contar esta historia por el principio.
Nacido en Connecticut (Estados Unidos), en 1969, vivió una infancia muy difícil, que le llevó a dejar pronto sus estudios universitarios para comenzar su vida laboral. Su padre tenía problemas con el alcohol y era su madre quien se ocupaba de los niños. Pero decidió emprender el vuelo solo. “Mi relación con mis padres definitivamente me ha hecho quien soy hoy en muchas maneras diferentes, no sólo en la vida y en los negocios, sino también como padre. Me enseñaron mucho sobre lo que no quería ser como padre”, confesaba en una entrevista en televisión con Piers Morgan.
Comenzó trabajando como seguridad de varias discotecas de Boston y empezó a interesarse por el mundo de las peleas y el boxeo. Dicen que en ese momento tuvo problemas con las mafias de la zona y quiso probar suerte en la ciudad en la que todos los sueños pueden hacerse realidad… y el suyo se hizo. Buscó trabajo en Las Vegas y allí empezó una nueva vida como botones en el hotel Encore Boston Habor.
Allí observaba no solo como la gente consigue sus objetivos con golpes de suerte, se dio cuenta de que la suerte hay que salir a buscarla y si quedaba quieto y no salía de su zona de confort, nunca cambiaría su situación, así que cambió. “Un día estaba en el vestíbulo y me pregunté qué hacía ahí. Y me fui. El portero, que era un buen amigo mío, me preguntó qué hacía y le dije que me iba, que quería estar en el negocio de las peleas. ‘Eso es lo más tonto que he escuchado en mi vida’, me respondió”, contaba White en televisión.
Buscó su oportunidad y se enteró de que la UFC necesitaba un comprador. Como él no podía asumir ese coste, habló con un amigo llamado Lorenzo Fertitta para que le ayudara. Su amigo la compró y lo nombró presidente. La UFC por entonces iba a la deriva y generaba muchas pérdidas, pero la visión de White hizo que se relanzara y que muchos empezaran a interesarse por ella, hasta que el grupo empresarial WMF-IMG terminó comprándola por 4.000 millones de dólares… Y por supuesto, querían que él siguiera como presidente.
A día de hoy, la fortuna de Dana White supera los 500 millones de dólares, organiza peleas multimillonarias en todo el mundo y es padre de tres hijos. Su sueldo como presidente supera los 20 millones de dólares anuales y la UFC no para de crecer como negocio. Le gusta darse muchos caprichos y uno de ellos son las apuestas, que en su caso tienen cifras muy altas. Pasó de huir de un hogar desestructurado a hacerse a sí mismo y levantar un imperio con las artes marciales mixtas. Y el final de su cuento aún está por escribir, ya que la UFC llega cada vez a más sitios, como España, donde todo el mundo desea que Ilia Topuria se enfrente a Conor McGregor.