Es uno de los actores más admirados y atractivos del panorma cinematográfico. Proyecto que toca, proyecto que convierte en un éxito. Pedro Pascal saltó a la fama internacional con su papel en Juego de Tronos, fue entonces cuando este chileno conquistó a la audiencia que desde entonces no ha dejado de seguirle. The Mandalorian y The Last of Us son solo los últimos títulos de una carrera que le ha convertido en uno de los actores estrella de Hollywood, aunque el camino hasta llegar a ponerse frente a los flashes no fue sencillo. De hecho estuvo a punto de tener que renunciar al sueño de ser actor pues no tenía dinero ni para pagar los cuidados más básicos.
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Entonces apareció una oportunidad en forma de personaje. Un papel muy pequeño, pero que marcó un punto de inflexión en su carrera. Confiesa el artista a ET que tenía "menos de 7 dólares en su cuenta bancaria" cuando comenzaba en el cine. Tenía 24 años y le llegó entonces la oportunidad de participar en la serie Buffy, cazavampiros, una ficción en la que encarnó a un chico que es atacado por vampiros y al que acaban convirtiendo. Este papel le dio la oportunidad de seguir adelante. "Fue la razón por la que pude quedarme en Hollywood y no rendirme". Cuenta que aprendió el valor de la perseverancia y la importancia de aprovechar las oportunidades, por pequeñas que sean.
Aquel papel, encarnado por el actor que entonces aún se presentaba como Pedro Balmaceda, fue el inicio de otros en series como Law & Order y The Good Wife. En el año 2014 consiguió conquistar a los responsables de Juego de Tronos, donde tuvo un papel que no fue de los más importantes, pero le dio visibilidad para dar un empujón a su carrera. Aunque The Last of Us es el título que le está situando en las nominaciones a los premios más importantes de la televisión, es su aparición en The Mandalorian la que ha desatado más incógnitas.
Su personaje no se quita el casco en casi ninguna escena, así que el rostro del actor casi no se ve durante las tramas. En la tercera temporada además parece que Pedro no pasó muchas horas con el traje del personaje, Mando, al que solo prestó su voz. La razón es que el vestuario pesa mucho y además el casco dificulta mucho la visibilidad, lo que le hacía tener una intensa sensación de claustrofobia y le impedía respirar bien. Además esta situación le ha permitido compaginar este papel con otros proyectos, lo que le ha ayudado a abarcar más papeles y seguir avanzando en su carrera.