El nombre de Lily Allen no le es ajeno a quien conozca el panorama musical de mediados de los 2000. La intérprete británica, que saltó a la fama gracias a singles como Smile, publicó su primer disco en 2006, un trabajo al que siguieron otros tres, además de algunos programas de televisión y papeles en teatro, No fue sin embargo el del éxito un camino sencillo para ella. Tuvo que lidiar con diversas adicciones (afortunadamente ahora superadas) y con la dificultad de compaginar la maternidad con una incipiente carrera artística. En una sincera entrevista, Allen, de 38 años, reconoce que no fue sencillo, unas comentadas declaraciones con las que pone de nuevo el foco en las dificultades a las que se enfrentan las profesionales con una carrera exigente que además forman una familia.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
"Algunas personas eligen su carrera por encima de sus hijos y esa es su prerrogativa, pero mis padres estaban bastante ausentes cuando yo era niña. Siento que dejó algunas cicatrices desagradables que no estoy dispuesta a repetir en la mía" comenta en el podcast Radio Times, recordando cómo fue su infancia con sus padres (su padre era el actor y comediante Keith Allen y su madre la productora de cine Alison Owen). Aunque atravesó una etapa oscura y controvertida debido a sus problemas con diversas sustancias, la llegada de sus dos hijas la hizo cambiar radicalmente. Allen es madre de Ethel Mary, de 12 años, y Marnie Rose, de 10, nacidas de su primer matrimonio con el constructor Sam Cooper. "Tener hijos desencadenó responsabilidades" reconoce.
Y fue entonces cuando tuvo que elegir, comenta, entre el éxito y la maternidad pues "no puedes tenerlo todo". "Mis hijas arruinaron mi carrera. Las amo y me completan, pero en términos de estrellato pop, lo arruinaron por completo. Me molesta mucho cuando la gente dice que puedes tenerlo todo porque, francamente, no puedes" explicó. Dar "un paso atrás" es una decisión de la que no se arrepiente pues comenta que así las niñas no tuvieron las mismas carencias que tuvo ella en su infancia. Actualmente Lily está casada con el actor David Harbour, de Stranger Things, a quien se unió en 2020 en Las Vegas.
Aunque habló sobre todo de lo que ha supuesto para ella ser madre, se refirió también a sus adiciones y a cómo es su nueva vida alejada de lo que la hace daño. "Una gran parte de la sobriedad es rendirse y dejar que Dios, de la manera que quieras creer en esto, tenga un plan para ti" señala. Una vida nueva en la que explora una nueva faceta en la interpretación. "Recibí una llamada de un director de casting que estaba montando una obra de teatro (2:22 A Ghost Story). Le dije no soy actriz" cuenta, añadiendo que después de hablar con su marido se dio cuenta de que necesitaba un cambio en su vida. Él la animó a llamar de nuevo al director.
Su aparición en este proyecto le valió una nominación al premio Oliver como mejor actriz en 2022. Esta nueva etapa como actriz la ha llevado a otro título The Pillowman, de Martin McDonagh, por la que también recibió buenas críticas. Su último lanzamiento musical fue en 2018 cuando estrenó el disco No Shame.