La alfombra más glamourosa del séptimo arte se despliega este domingo, 10 de marzo, para la gala de los Oscar, que celebra su 96ª edición. Un año más, multitud de actores, actrices, directores y guionistas, entre otros, se desplazaran hasta el tradicional Dolby Theatre de Los Ángeles, en una noche cargada de ilusión y nervios para conocer quién obtendrá la famosa estatuilla.
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La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas dio a conocer los presentadores de esta edición, entre los que figuran grandes nombres de la industria del cine como Matthew McConaughey, Zendaya, Al Pacino o Nicolas Cage, pero un nombre ha llamado poderosamente la atención: Jessica Lange, que aparecerá sobre el escenario para entregar uno de los galardones.
La presencia de la actriz de Cloquet (Minnesota) supondrá el regreso después de varios años sin pisar una alfombra. En una reciente entrevista a The Telegraph , reconocía que la creatividad en estos tiempos es “algo secundario” en el Hollywood actual y que pocos proyectos le ilusionan. Por eso, es llamativa su presencia en los Oscar. Lange ha recibido muchos honores en sus cuatro décadas de carrera. Es hora de agregar otro a esa ilustre lista como ídolo de muchas generaciones que por fin reaparece. Una actriz superlativa.
Considerada “una rebelde” que nunca ha seguido las ‘normas’ de la industria de Hollywood, se siente bien en las sombras, es solitaria y literalmente, sólo acepta aquellos proyectos que realmente le interesan. Y su vida ha estado marcada por las luces y las sombras. “Nunca he tenido una personalidad alegre. Nunca he sido extrovertida. Soy una persona solitaria. Así que esas son áreas de la psique humana que me gusta explorar, probablemente en un intento subconsciente de comprender mi propio lugar en el mundo. No ha sido fácil; A veces ha sido mi propio horror”, explica.
Matrimonio con su profesor español
Su fuerte personalidad, cargada de altibajos y llevándola a la depresión años atrás, marcan su vida. Jessica Phyllis Lange (Cloquet, Minnesota, 20 de abril de 1949) es hija de un maestro y vendedor ambulante y una ama de casa. El carácter de su padre le marcó, pero no le atribuye a eso su inclinación por la oscuridad. “Creo que es simplemente genético”, dice.
Estudió Bellas Artes en la Universidad de Minnesota y en las mismas aulas conoció al profesor y fotógrafo asturiano Paco Grande.
Él tenía 26 años, ella 19. Dejaron la universidad y viajaron juntos a Europa. “Paco y yo estuvimos aquí a finales de los 60 y para mí fue una época apasionante. Era la primera vez que salía de Estados Unidos y toda mi juventud está ligada a esa época”, recuerda en una entrevista para ABC. “Sentíamos gran curiosidad por descubrir el mundo”.
“Estoy llegando al final de la actuación. Tengo una lista: otra producción teatral, tal vez una o dos películas más... y eso es todo para mí. Porque creo que es suficiente”
Joven y sin pensar en las consecuencias, encontró al mejor compañero para recorrer España en moto, durmiendo en casa de amigos y familiares del fotógrafo. Estuvieron en Málaga, Barcelona, Asturias y Madrid, donde residieron un tiempo, sin que nadie supiera qué les depararía el destino. Jessica todavía era ajena a su relación con el séptimo arte. Luego pusieron rumbo a Ámsterdam y París, donde vivieron el intenso mayo del 68. Aunque se dieron el ‘sí, quiero’ en 1970, Lange se acabó cansando del estilo de vida bohemio que llevaban y la pareja no tardó en tomar caminos separados, sin preocuparse por el divorcio hasta 1982. Después empezaría una relación sentimental con el bailarín ruso Mikhail Baryshnikov, con el que tuvo a su hija Shura.
Rumbo al estrellato
Regresó a Nueva York para recibir clases de interpretación, mientras se ganaba la vida como camarera y como modelo hasta que le llegó la oportunidad de su vida para convertirse en una estrella. Y lo hizo a lo grande. En 1976, debutó en el cine por King Kong. Pese a las críticas recibidas en esta cinta, su carrera despegó años después.
La actriz recuerda, entre risas, la reacción de De Laurentiis cuando se presentó al casting para ser la ‘novia’ de King Kong. “Casi no me hicieron una prueba porque no les gustaba mi aspecto”, recuerda. “Acababa de regresar de París, era toda piel y huesos y llevaba este Dietrich Blonde Venus Afro. Recuerdo que cuando entré a la audición, pude ver a todas las chicas, un mar de bellezas rubias clásicas de California, y yo no era una de ellas. Iban a enviarme de regreso en el siguiente avión, pero el director de casting dijo: ‘Oh, vamos, ella está aquí’. Hazle una prueba de pantalla. Así lo hicieron. Ni siquiera el director de fotografía estaba allí, ni siquiera el director y mucho menos Dino. Hice una escena para la cámara y el segundo director de publicidad llamó al primero y le dijo: ‘Deberías venir a ver a esta chica’. Él vino, llamaron al director y luego llamaron a Dino. Cuando salí de allí, ya me habían dado el papel”, recuerda.
El teléfono dejó de sonar
Durante los años posteriores al rodaje de ‘King Kong’ su teléfono no sonó. Se había quedado encasillada en el papel. Pero Lange fue capaz de darle totalmente la vuelta a la situación en 1981 con la adaptación de Bob Rafaelson de El cartero siempre llama dos veces, donde se consagró como mito erótico. Y al año siguiente su actuación en Frances le valió la nominación al Oscar a mejor actriz.
Candidata a dos premios Oscar
La primera nominación para Jessica Lange en los prestigiosos premios de la Academia de Hollywood llegó en 1983, en la categoría de mejor actriz de reparto por su papel en Tootsie. En aquella ocasión, la actriz se midió a Kim Stanley (Frances), Lesley Ann Warren (¿Víctor o Victoria?), Teri Garr (Tootsie) y Glenn Close (El mundo según Garp (1982)). Jessica Lange no tuvo rival y se alzó con el Oscar por su papel de Julie, el interés amoroso de Dustin Hoffman en el filme de Sydney Pollack.
Este mismo año, también estuvo nominada como mejor actriz principal por su papel en Frances, interpretando a Frances Farmer, una actriz que cayó en picada física y emocional en los años 40, dirigida por Graeme Clifford, con Kim Stanley y Sam Shepard - quien fue su último gran amor- como actores principales.
Lange volvería a competir por su segundo Oscar dos años después, en 1985, en la categoría de mejor actriz principal. Esta vez, lo hacía con Country (1984), de Richard Pearce, pero no sería hasta 1995 cuando se haría con su segunda estatuilla por Blu Sky, traducida en varios países como Las cosas que nunca mueren. La actriz se midió a Susan Sarandon (El cliente), Miranda Richardson (Tom & Viv), Winona Ryder (Mujercitas) y Jodie Foster (Nell). Un total de seis nominaciones a los Oscar, por Frances y Tootsie (1983), Country (1985), Dulces sueños, donde interpretó a la fallecida leyenda de la música Patsy Clin (1986), La caja de música (1990) y Blu Sky (1995).
El último film por el que fue nominada y resultó ganadora fue dirigido por Tony Richardson, y a Lange le valió también para obtener su primer premio Globo de Oro. En 1996 obtendría el segundo premio, por la película Un tranvía llamado Deseo (1996), interpretando a Blanche DuBois y protagonizada por Alec Baldwin, John Goodman y Diane Lane, basada en la obra de 1947 de Tennessee Williams. Este es el papel que más ha interpretado: primero en Broadway en 1992, luego como película para televisión tres años después y, por último, en Londres en 1997.
“Fue la tormenta perfecta. Necesitaba realmente una distracción en mi vida; todavía me estaba acostumbrando a la idea de que mis hijos abandonaran el nido. Pensé que era un buen momento para arriesgarme porque el terror no es lo mío”
Sam Shepard, su gran amor
En la década de los 80 abandonó a Baryshnikov por el actor y dramaturgo Sam Shepard, quien estaba casado y tenía dos hijos. Les presentó Graeme Clifford, el director de la película que ambos protagonizarían en 1982, Frances. Ella iba acompañada de su bebé de seis meses, Shura; y a él le esperaban en casa su mujer O-Lan Jones y su hijo de 12 años, Jesse Mojo.
Su relación duró 22 años, hasta 2009, y tuvieron dos hijos, Hannah Jane y Samuel Walker. Sin duda, la intérprete y el actor y dramaturgo, quien falleció en 2017, vivieron uno de los idilios más memorables nacidos en un rodaje de Hollywood. “Cuando estábamos juntos nos emborrachábamos, nos peleábamos y bajábamos por la autopista tratando de escapar — quiero decir, cosas bastante locas. No quería seguir en esa dirección, así que dejamos de hablar. Luego, a través de unos amigos, nos volvimos a poner en contacto y eso fue todo. Dejó a su mujer. Yo estaba en Iowa haciendo preproducción para Country, así que quedamos allí y viajamos hasta New Mexico y allí nos asentamos”, explica la actriz sobre el inicio de esta apasionada relación.
“Los decorados de películas son los lugares más seductores del mundo; no hay nada como ellos para crear un ambiente de romance y pasión. Tenía la sensación de que Sam y yo nos íbamos a enamorar”
“Tenemos largos periodos de relativa calma, pero luego, ya sabes…”, dijo Shepard en una entrevista a The Guardian en la que describió su relación como tumultuosa desde el comienzo.
Nunca se llegaron a casar, pero Lange y Shepard estuvieron juntos durante casi tres décadas. “Cuando empezamos nunca fue con la intención de que nos fuéramos a vivir juntos, tener una familia, hacer todas esas… cosas normales. Era sólo una historia de amor increíblemente apasionada. Pero entonces simplemente no pudimos renunciar”, confesó Jessica Lange en las páginas de Vanity Fair.
Confesaba que llevaba muchos años con hombres extranjeros, y hubo algo en la personalidad del estadounidense que supo que se tenía que dar una historia de amor por destino. “Los decorados de películas son los lugares más seductores del mundo; no hay nada como ellos para crear un ambiente de romance y pasión. Tenía la sensación de que Sam y yo nos íbamos a enamorar”. Una relación que al principio fue ‘secreta’ porque recordemos que
Jessica se estaba divorciando de su marido, Paco Grande, con quien se había casado en 1970… Y todavía vivía con el bailarín ruso. “Estaba tan abrumada que desde entonces he estado tratando de simplificar mi vida. Fue un desastre”, explicaba la veterana actriz.
Su vida en la granja
Shepard dejó a su esposa y Jessica puso fin a su anterior relación. La pareja decidió trasladarse a una granja de 110 hectáreas en el estado de Minnesota, de donde Lange es originaria y donde crecieron Hannah y Walker. La pasión de Shepard por criar caballos y jugar al polo sustenta a la familia la mayor parte del año, mientras que la actriz se dedicó a las labores del hogar, durante una larga temporada en la que solo buscaba paz y tranquilidad, alejada del foco. Y vivía plenamente, porque uno de sus grandes sueños siempre fue ser madre.
“Me dedico a esas cosas de ama de casa suburbana, llevar a los niños a la escuela, recogerlos, llevarlos”, explicaba en aquel momento. “Los llevan a lecciones de música”, mientras tanto, Shepard trabajaba a diario, “cuando escribe” o se ocupaba de “actividades con caballos”. Ambos, decían compartir la paternidad. “A Sam le encanta leerles. Se les ha leído prácticamente desde que salieron del útero. Y a veces da clases de música con ellos. Está involucrado en todo”.
No será hasta la película Grey Gardens de HBO, un film para televisión sobre las vidas de aspirantes a socialité Edith Bouvier Beale/“Little Edie” (Drew Barrymore) y su madre, Edith Ewing Bouvier/“Big Edie” (Lange ), la razón por la que Jessica decide ‘abandonar’ su vida en el campo y volver al ruedo.
“Me devolvió la emoción de actuar”, dice. “Fue la tormenta perfecta. Necesitaba realmente una distracción en mi vida; todavía me estaba acostumbrando a la idea de que mis hijos abandonaran el nido. Pensé que era un buen momento para arriesgarme porque el terror no es lo mío”. Pero la locura, el desamor y la desesperación parecen serlo.
El universo de Ryan Murphy: su estrella del terror
Jessica Lange no tiene la sensación de que Hollywood da la espalda a las actrices cuando llegan a una cierta edad, pero sí afirma que ya no hay grandes papeles para actores. “Hace 25 años todo giraba alrededor del actor, todo en una película dependía de la interpretación. Ahora se siguen haciendo grandes películas, pero cada vez con menos frecuencia”. Y tras su descontento, llega la propuesta de su gran amigo, Ryan Murphy, quien la convierte en su estrella del terror.
“Me dio nuevas energías; revitalizó mi carrera. No hay que avergonzarse de reconocerlo. Me ha expuesto a toda una nueva generación, lo cual es un poco extraño. No estoy acostumbrado a que los jóvenes piensen que soy genial”. A través del personaje de la vecina entrometida Constance Langdon, la actriz se llevó a casa un Emmy, un Globo de Oro y un premio SAG en 2012, en la primera temporada de American Horror Story.
Siguió en la segunda temporada con su interpretación de la hermana Jude Martin, la monja principal con un pasado tormentoso que dirige una institución mental. En la tercera temporada, su interpretación de la todopoderosa bruja Fiona Goode, le adjudicó el título no oficial de gran dama de “American Horror Story”. Temporada por la que se llevó otro Emmy a casa. La cuarta temporada y su favorita - como ha reconocido en alguna ocasión-, ‘Freak Show’ será una de sus últimas apariciones en el universo de Murphy.
“He pasado cuatro años en la serie y cada uno interpretaba a un personaje maravilloso. Todo cambiaba de una temporada para otra y lo hacía muy interesante para mí. Sin embargo, creo que las cosas a veces llegan a su final”, reconocía la actriz.
“Me dio nuevas energías; revitalizó mi carrera. No hay que avergonzarse de reconocerlo. Me ha expuesto a toda una nueva generación, lo cual es un poco extraño. No estoy acostumbrado a que los jóvenes piensen que soy genial”
Su faceta como fotógrafa y escritora
Por otro lado, a Jessica Lange le apasiona la fotografía. Fue Sam Shepard quien le regaló una Leica M6 a principios de los 90. Este hobbie le ha llevado a publicar diversos libros como ‘Unseen’, ‘Dérive’, ‘México’ o ‘It’s About a Little Bird’, este último es un fascinante homenaje a sus dos nietas, quienes se convierten en las protagonistas de la historia.
Sus libros están llenos de sorprendentes imágenes granuladas en blanco y negro, no existe el color para ella. A la fotografía, se une la escritura que le ha servido para evadirse de la soledad que ha vivido a lo largo de su vida.
En varias ocasiones, Jessica Lange ha mencionado que ve un final a la vista. “Estoy llegando al final de la actuación”, dice con seguridad. “Tengo una lista: otra producción teatral, tal vez una o dos películas más... y eso es todo para mí. Porque creo que es suficiente”, explica en una entrevista para Los Ángeles Times. El cine, la televisión y el teatro se han rendido ante el talento de Jessica Lange, una actriz que, de algún modo, ha logrado convertirse en el centro de cualquier plano en el que esté presente.