Era un sueño que acariciaba desde pequeña, pero, a diferencia de otras niñas que, como en los cuentos de hadas, se ven vestidas de princesas, ella soñaba con las historias de la gran pantalla. Con el paso de los años, aquella idea infantil, lejos de desdibujarse, ha ido tomando más y más fuerza, hasta el punto de convertirse, hoy por hoy, en la ambición de una mujer adulta. Ella es Isabella Ruiz de Rato, hija de Patricia Rato y Juan Antonio Ruiz, Espartaco; abogada de profesión y abogada ejerciente. Una joven que descubrió muy pronto que su vocación, sin embargo, era otra y que, ahora, ha decidido apostar por lo que siempre ha querido: ser actriz.
La vimos este fin de semana dando sus primeros pasos sobre una alfombra roja y lo hacía con la gracilidad de la bailarina de El soldadito de plomo versión siglo XXI. La joven acudía por primera vez a un festival de cine y qué mejor que “tomar la alternativa” en donde se da voz a los nuevos talentos del celuloide español: el de Málaga.
No es un mundo fácil el de la interpretación. Y, precisamente por eso, Isabella, con el mismo tesón con el que obtuvo su doble máster en IE y se convirtió en abogada asociada en Cuatrecases, lleva años preparándose en diversas escuelas de arte dramático. Desde el laboratorio Estudio Corazza a la Royal Academy of Arts en Londres. Sin ruido, pero sin pausa. De ahí que, una vez que se ha formado debidamente y siente la suficiente confianza en sí misma como para probar y probarse, haya escenificado este glorioso cambio de tercio a su vida.