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Se dio a conocer como modelo, llegando a desfilar en París, Milán y Japón, y como presentadora de televisión y actriz. Pero aquellos tiempos han pasado para Mabel Lozano, que decidió reinventarse a través del séptimo arte tras realizar un Máster de Cine Social y Derechos Humanos. Desde entonces, se ha convertido en una activista en defensa de los d

Hablamos con Mabel Lozano: la emoción del Goya, su hija, su mejor compañera, y su última revisión del cáncer


3 de marzo de 2024 - 17:04 CET

Se dio a conocer como modelo, llegando a desfilar en París, Milán y Japón, y como presentadora de televisión y actriz. Pero aquellos tiempos han pasado para  Mabel Lozano , que decidió reinventarse a través del séptimo arte tras realizar un Máster de Cine Social y Derechos Humanos. Desde entonces, se ha convertido en una activista en defensa de los derechos de las mujeres y la lucha contra la trata y la pornografía.

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Voces contra la trata de mujeres, rodado entre Rumanía, Moldavia y España, fue su primer documental para denunciar este tipo de explotación sexual. A este le seguiría muchos más, como La teoría del espiralismo, protagonizado por cinco deportistas paralímpicas, Las sabias de la tribu, en el que homenajeó a las generaciones de mujeres de la posguerra que lucharon por sus derechos y  Biografía del cadáver de una mujercon el que obtenía el premio Goya al mejor cortometraje documental en 2021. Un galardón que ha vuelto a conseguir este año con Ava.

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-La primera pregunta es obvia: ¿Cómo estás? ¿Supongo que estos primeros días habrán sido un poco locura?

-La verdad es que sí. Ha pasado ya casi un mes desde la gala y sigo compartiendo las mieles del éxito con los amigos, las amigas y la familia. Continúo celebrando con ellos un premio tan importante como el Goya, porque no es un jurado el que reconoce tu trabajo sino dos mil y pico personas, que son tus compañeros y compañeras. Además este año había cinco trabajos, incluido el mío, de una calidad extraordinaria y cualquiera de ellos se hubiera merecido el galardón. Es más, cuando me preguntaban: “¿Qué porcentaje crees que tienes de ganar?” Yo siempre decía: “Un veinte por ciento”, que es un mogollón. Pero, en el fondo, no esperaba que me concedieran el Goya. No te puedes ni imaginar cómo fue lo que no se vio en la tele. Me vieron levantarme, pero no el segundo anterior en el que mi marido y yo no dejábamos de gritar ilusionados. Hasta mi hija, Roberta, se unió a nosotros.

Este año había cinco trabajos, incluido el mío, de una calidad extraordinaria. Cualquiera de ellos se hubiera merecido el galardón
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-¿Cómo ha sido compartir el rodaje con ella?

-Roberta ha trabajado como auxiliar de dirección y de producción y su labor ha sido maravillosa. Trabajó conmigo en toda la parte de Madrid, cuando teníamos a todas las expertas y a las guardias civiles. Ella hizo de todo, desde aparcar los coches a organizar el maquillaje. Ha hecho un trabajo de campo excepcional profesionalmente hablando, aunque terminó diciéndome: “Me has explotado un poco ¡eh!” (risas)

-¿Te esperabas tan buena acogida con este nuevo trabajo tuyo?

-Bueno…   Ava   es un documental durísimo porque abre el melón de algo que nunca se había contado hasta ahora: la explotación de mujeres con discapacidad intelectual en la prostitución. Y también contamos como ésta deja secuelas gravísimas en las mujeres, que nunca se van a recuperar. La gente piensa que salen con una enfermedad sexual o un embarazo no deseado, pero también con transtornos de doble personalidad y esquizofrenias que las incapacitan para recuperar sus vidas. Lo que tiene Ava y el resto de mis documentales es que no hacemos pornografía del sufrimiento de las personas, tienen cero amarillismo y cero pornografía. Un director de cine muy jovencito me decía: “Tu mirada es tan de Derechos Humanos, con tantísimo amor hacia las mujeres y tantísimo respeto, que se nota que es tu trabajo”. Ava es bellísimo, audiovisualmente es súper bonito. De hecho ya había conseguido diez premios en grandes festivales antes del Goya. Pero yo no hago esto por los premios. Los hago para lograr lo más importante, una transformación social para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres.

© @lozanomabel

-Háblame de su origen. ¿Qué fue lo que te hizo querer hablar de ella? ¿Cómo surgió la idea?

-Cuando apareció en mi vida María, la madre de Ava. Su hija fue víctima de trata, ella lo denunció a la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades) y todo el caso lo llevó mi amigo Pablo J. Conellie, con el que yo escribí PornoXplotación y una serie con la que me acaban de seleccionar como mejor creadora de series para los Premios Platino. Pablo y yo yo trabajamos muchísimo el tema de la trata y la pornografía, y me contó el caso de esta menor captada a través de las redes sociales y explotada en un club enfrente de la catedral de Palencia. Fue entonces cuando me puse en contacto con María, que es una madre coraje maravillosa y que recuperó a su hija porque lo denunció y salió el caso en todos los periódicos y todas las teles. Gracias a eso pudieron rescatarla, si no, esa chica ya no existiría siquiera.

-¿Cuántas horas de trabajo y dolor hay detrás?

-Detrás hay veinte años de trabajo y veinte años de trabajo de campo también. Trabajando con policía, con fiscalía, con asociaciones, con víctimas de trata. ¡Veinte años! Y detrás de Ava también hay mucho dolor. Tanto que ahora tengo que parar un poco y abordar otras cosas porque necesito realmente separarme un poco. Si no me hiciera daño, sería un monstruo. Y me lo hace también porque me siento muy frustrada. Yo he ganado un Goya, pero en España no hay leyes y no todas las caras del proxenetismo están condenadas. Se hacen cosas, pero no se dan grandes pasos. Hace muchas más cosas la ciudadanía para proteger y dotar de derechos a las mujeres que los políticos. Hay un ley contra la violencia de género, pero no hay una ley integral contra la trata que aborde la prevención y la reinserción. ¿Cómo pueden salir las mujeres del sistema prostitucional? ¿Cómo las podemos ayudar? Me frustra porque además de ser una documentalista, soy una mujer muy comprometida. Ya lo tengo en el ADN.

Detrás de “Ava” también hay mucho dolor. Tanto que ahora tengo que parar un poco y abordar otras cosas porque necesito realmente separarme un poco. Si no me hiciera daño, sería un monstruo
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-¿Qué ideas te gustaría que rondaran la cabeza de aquel que vea tu cortometraje?

-Cuando la gente lo ve, gusta mucho, porque es muy bonito y la historia es brutal. Es fortísima. Y lo que cuenta María, la mamá de Ava, te rompe el corazón. Pero a mí lo que me gustaría es que muchos hombres se pusieran frente a un espejo y se dijese: “Esto ocurre porque yo me voy muchos días a comprar mujeres”. Piensan que es su derecho y la sexualidad no es un derecho, es un deseo. Me gustaría que se pusieran delante de ese espejo y dijeran: .¿Me gustaría que les pasara a mis hijas, a mi mujer, a mis hermanas? ¿Para quién quieres esto? Si esta mujer hubiera podido elegir, ¿estaría ahí? ¿estaría contigo? ¿estaría siendo prostituida? ¿o a lo mejor estaría en la universidad como mi hija?

-¿Ya te has puesto en contacto con Ava y con su madre?

-Sí, claro. El primer whatsapp que yo recibí fue el de María. Me dijo: ¡Qué orgullo, Mabel Lozano!

© GTres/@lozanomabel

-Háblame de tus nuevos proyectos.

-Ahora estoy haciendo una cosa totalmente diferente, un corto de animación sobre mi propio viaje a través del cáncer. Se llama Lola, Lolita, Lolaza. Es un personaje inspirado en mí misma y es mi viaje en primera persona, y el viaje de millones de mujeres en el mundo que sufren cáncer de mama. Sin banalizarlo, porque es una enfermedad por la que mueren muchas personas, pero te despiporras de la risa totalmente. De las cosas importantes, también se debe hablar con humor. Entonces yo me río de mí misma. Lo estoy haciendo por primera vez con un equipo de animadoras maravilloso, la mitad son españolas y la otra mitad brasileñas. Y nos ha regalado una canción Rozalén, una versión de Vivir, que es increíble. Es un corto que pretende ayudar a muchas mujeres que están viviendo el cáncer y decirles que no tengan miedo, que no están solas.

-¿Cómo estás tú?

-Genial. Fenomenal. Acabo de pasar la ITV anual. Pero ojo, una vez que tienes un cáncer, tienes una espada de Damocles encima. Te tienes que someter cada año a unas revisiones que parece que tienes que opositar a la NASA. A mí me lo hacen todo en un día, que entro a las nueve de la mañana y salgo a las ocho de la tarde, después de hacer tres millones de pruebas. Estoy superbién y con un aprendizaje que me ha enseñado la enfermedad: a ser más agradecida y más disfrutona de la vida. Siempre lo he sido, pero ahora lo soy cada día más. Vivir es el verdadero éxito ¡Vivir! El Goya está muy bien, pero forma parte de ese viaje de la vida, no es la finalidad de la vida, no es el objetivo. Yo con el cáncer lo he aprendido, por eso estoy celebrando todavía el Goya y lo seguiré celebrando.

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