El mes de febrero ha sido muy intenso para Tomás Páramo y María García de Jaime . Principalmente, porque los influencers no han parado de celebrar cosas: San Valentín, el 28 cumpleaños de Tomás –la pasada semana– y ahora se preparan para también para el cumpleaños de María, que alcanza la misma edad este miércoles 28. Pero el gran cambio de este mes ha sido la mudanza a su nueva casa, que ha tenido lugar hace ahora dos semanas. ¿Cómo han vivido la adaptación con sus tres hijos? –Recordemos que Tomi, Catalina y Federico tienen casi ocho años, casi tres y casi uno–. Los propios Tomás y María nos lo cuentan en ¡HOLA!, además de confesarnos lo importante que está siendo empezar a hacer planes sin niños.
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—Acabáis de instalaros a vuestra nueva casa. ¿Cómo está yendo todo?
—TOMÁS: Pues muy bien. La verdad es que estamos como estamos, como si hubiésemos empezado un viaje.
—MARÍA: Teníamos tantas ganas ya de que llegara el momento…
—Es que llevábais mucho tiempo esperando para entrar a vivir en vuestra nueva casa.
—T: La compramos cuando nació Catalina… ¡En junio de 2021!
—M: Pero la compramos sobre plano. ¡La hemos visto crecer!
—T; Hemos visto la tierra de nuestra casa ¡Madre mía! Pero estamos muy felices, muy contentos.
—M: Sobre todo, es que hemos hecho un cambio muy grande.
—T: Sí, los últimos años hemos hemos preferido ahorrar para esta casa, que es la casa de nuestros sueños, a invertirlo en el confort de la casa anterior. Ahora estamos un poco como que nos sobra espacio: los niños van corriendo por un lado para otro, tener jardín, piscina… (ríe).
—¿Cuándo entrasteis a vivir allí?
—T: El martes 13. Nuestra boda fue un viernes 13 y el cambio de casa, el martes 13 (ríe).
—¿Cómo fue hacer la mudanza con tres hijos tan pequeños? Porque menuda locura…
—M: El primer día no teníamos pensado dormir en la casa, pero, con la emoción, al final todo fue diferente y acabamos durmiendo allí.
—T: Los primeros días estuvimos sin calefacción. Con un frío…
—M: Y duchándonos con agua fría, que tuvimos que hervir agua para los niños. Pero teníamos la emoción de la casa nueva. El día de San Valentín lo celebramos vaciando cajas (ríe).
—T: María me dijo por la noche que ese día era San Valentín y claro que me acordé, pero estamos celebrando tantas cosas…
—M: Ya nos fuimos a Marrakech días antes.
—¿Los dos, sin niños?
—T: Sí. Fue la máxima felicidad, lo reconozco.
—M: También es que dejamos a los niños con los abuelos, sabiendo que estaban bien.
—Es que también tenéis que encontrar momentos para vosotros solos y disfrutar de planes en pareja.
—T: Al final, María y yo no dejamos de tener 27 años. Aunque la vida nos haya llevado muy rápido, el reflejo que vemos siempre está en nuestros amigos y es una vida totalmente distinta a la nuestra… Ahora, por primera vez, me he sentido como un poco ahogado en ese sentido. Aunque pueda haber discusiones o rifirrafes en un momento dado por tener tres hijos, pero, cuando nos vamos de viaje, somos los mismos que éramos. Somos como novios y disfrutamos sin las preocupaciones de correr porque el niño está llorando.
—Es que habéis vivido muy rápido –tuvieron a su primer hijo, Tomi, con veinte años–.
—T: Sí. Por eso, ahora nos está saliendo un poco estas cosas y decidiendo dedicarnos tiempo.
—Que es fundamental para cualquier pareja.
—M: Si no, también termina afectándote con ellos. Es importante tener algún plan.
—T: Si miras el uno al otro lo primero, el resto se desvanece.
—Con estos viajes solos, ¿puede que estéis encargando un nuevo niño?
—T: No, no. ¡Ni de broma!
—M: No. Déjalo.
—T: Nunca digas nunca. Pero, ahora mismo, dicen que vamos a tener otro hijo y necesito que nos pongan oxígeno (ríe).
—Ya habéis contribuido con creces a la natalidad de este país.
—T: ¡Con creces! (ríe) Que la media de natalidad está en…
—M. ¡En 1,2 hijos por pareja! (ríe).