El pasado mes de septiembre, Malena Costa vivió un momento muy especial en su carrera profesional al volver a desfilar en la Semana de la Moda de Madrid desde 2011 –por primera vez, después de ser madre–. Sin embargo, la experiencia vivida esta pasada edición fue todavía más especial para la maniquí mallorquina: era la primera vez que sus dos hijos, fruto de su matrimonio con el futbolista Mario Suárez, la veían sobre la pasarela de la capital. Ahora, Malena cuenta en primera persona cómo vivió ese momentazo y también lo fascinados que estuvieron los pequeños Matilda y Mario, de siete y seis años, respectivamente.“Hacía mucho tiempo que tenía muchas ganas de que Matilda y Mario me viesen desfilando y trabajando. Ellos han visto fotos, cuando el trabajo ya está hecho, pero nunca lo habían vivido en persona. Me hacía tanta ilusión poder compartir esto con ellos, que me viesen y que conocieran lo que es mi trabajo…”. Pero ellos, también estaban súper ilusionados”. “Cuando me estaban maquillando, de repente, escuché: “Mamá”. En ese instante en el que vi a los niños, casi me puse a llorar… Antes del desfile, pedí a la organización que me diera unos pases de backstage. No sólo para que los niños me vieran a mí, sino para también conocer un poco el jaleo, saber que hay un trabajo muy importante y mucha gente detrás par que eso pueda salir bien”.“Cuando los niños ya estaban sentados –con Mario Suárez y la familia de Malena–, una compañera me avisó dónde estaban ellos, así que ya los tenía ubicados. Cuando salí a desfilar y pasé por delante de ellos, vi la cara de emoción que tenían los dos saludándome.Yo estuve intentando disimular porque estaba desfilando y tenía que ser profesional, así que seguí caminando. Pero, ya cuando pasé por delante de ellos y les miré, no pude contenerme y les lancé un besito. Fue muy bonito ver lo emocionados que estaban”. “Cuando me metí para cambiarme de look, confieso que tuve que hacer grandes esfuerzos para no llorar. Entre que me encanta mi trabajo, que me apasiona desfilar y, luego, verles a ellos con esa cara de ilusión… Me faltó muy poco para que se me cayeran unas lágrimas. Tuve que hacer un esfuerzo para contenerme, porque no quería destrozar el el maquillaje que me habían puesto”. “Fue muy bonito compartir ese momento con mis hijos, la verdad. También fue muy emotivo ver a mi marido, que siempre está ahí apoyándome. Además, estuvieron mi hermana, mi cuñado, mi suegra, mis amigas… La verdad que me encanta que mi gente pueda venir a a verme a mis trabajos porque, como les digo, es mi pasión”.“Cuando me preparo para un trabajo, pero, sobre todo, la preparación que yo tengo justo antes de salir a a desfilar, siempre pienso: ‘Qué afortunada soy, voy a disfrutar este momento a tope’. Y esto lo estaba pensando justo antes de salir a la pasarela. Me siento muy afortunada por seguir cumpliendo sueños y con que las marcas cuenten conmigo para poder mostrar sus diseños. Y salí a tope de energía, la verdad. Encima viendo ahí a toda mi gente, arropándome y viviéndolo como yo fue muy emotivo”.“Además, Matilda entró conmigo al vestuario, se probó todos los zapatos, se puso a desfilar… Le gusta bastante el mundo de la moda. Hizo un desfile hace unos meses y se lo pasó pipa. Siempre me dice: ‘Mami, quiero volver a hacerlo’. De hecho, el otro día me dijo: ‘Quiero volver a desfilar, pero contigo’. Ojalá algún día podamos”.
El pasado mes de septiembre, Malena Costa vivió un momento muy especial en su carrera profesional al volver a desfilar en la Semana de la Moda de Madrid desde 2011 –por primera vez, después de ser madre–. Sin embargo, la experiencia vivida la semana pasada en esta última edición fue todavía más especial para la maniquí mallorquina: era la primera vez que la veían sobre la pasarela de la capita sus dos hijos, fruto de su matrimonio con el futbolista Mario Suárez. Ahora, Malena cuenta en primera persona a ¡HOLA! cómo vivió ese momentazo y también lo fascinados que estuvieron los pequeños Matilda y Mario, de siete y seis años, respectivamente.
“Hacía mucho tiempo que tenía muchas ganas de que Matilda y Mario me viesen desfilando y trabajando. Ellos han visto fotos, cuando el trabajo ya está hecho, pero nunca lo habían vivido en persona. Me hacía tanta ilusión poder compartir esto con ellos, que me viesen y que conocieran lo que es mi trabajo… Pero ellos también estaban súper ilusionados”.
“Cuando me estaban maquillando, de repente, escuché: ‘Mamá’. En ese instante en el que vi a los niños, casi me puse a llorar… Antes del desfile, pedí a la organización que me diera unos pases de backstage. No sólo para que los niños me vieran a mí, sino para también conocer un poco el jaleo, saber que hay un trabajo muy importante y mucha gente detrás par que eso pueda salir bien”.
“Cuando los niños ya estaban sentados –con Mario Suárez y la familia de Malena–, una compañera me avisó dónde estaban, así que ya los tenía ubicados. Cuando salí a desfilar y pasé por delante de ellos, vi la cara de emoción que tenían los dos saludándome. Yo estuve intentando disimular porque estaba desfilando y tenía que ser profesional, así que seguí caminando. Pero, ya cuando pasé por delante de ellos y les miré, no pude contenerme y les lancé un besito. Fue muy bonito ver lo emocionados que estaban”.
“Cuando me metí para cambiarme de look, confieso que tuve que hacer grandes esfuerzos para no llorar. Entre que me encanta mi trabajo, que me apasiona desfilar y, luego, verles a ellos con esa cara de ilusión… Me faltó muy poco para que se me cayeran unas lágrimas. Tuve que hacer un esfuerzo para contenerme, porque no quería destrozar el el maquillaje que me habían puesto”.
“Fue muy bonito compartir ese momento con mis hijos, la verdad. También fue muy emotivo ver a mi marido, que siempre está ahí apoyándome. Además, estuvieron mi hermana, mi cuñado, mi suegra, mis amigas… La verdad que me encanta que mi gente pueda venir a a verme a mis trabajos porque, como les digo, es mi pasión”.
“Cuando me preparo para un trabajo, pero, sobre todo, la preparación que yo tengo justo antes de salir a a desfilar, siempre pienso: ‘Qué afortunada soy, voy a disfrutar este momento a tope’. Y esto lo estaba pensando justo antes de salir a la pasarela. Me siento muy afortunada por seguir cumpliendo sueños y que las marcas cuenten conmigo para poder mostrar sus diseños. Y salí a tope de energía, la verdad. Encima viendo ahí a toda mi gente, arropándome y viviéndolo como yo fue muy emotivo”.
“Además, Matilda entró conmigo al vestuario, se probó todos los zapatos, se puso a desfilar… Le gusta bastante el mundo de la moda. Hizo un desfile hace unos meses y se lo pasó pipa. Siempre me dice: ‘Mami, quiero volver a hacerlo’. De hecho, el otro día me dijo: ‘Quiero volver a desfilar, pero contigo’. Ojalá algún día podamos”.
“En el backstage, Matilda me recordaba a mí de niña. Cuando yo era pequeña, mis padres tenían un salón de modas en el que vendían chaquetas. Mi madre desfilaba en ese salón de modas, enseñando los diseños de las chaquetas faldas y vestidos. Mi hermana y yo la veíamos, y yo me volvía loca. Recuerdo que me ponía todos los tacones de mi madre, me ponía a desfilar y mi hermana hacía de presentadora. Por eso, ver a Matilda allí tan emocionada, mientras yo me estaba cambiando, me trajo muchos recuerdos. Toda la experiencia ha sido increíble, la verdad. Ojalá poder repetir”.