Cillian Murphy (47 años) está siendo uno de los grandes protagonistas de la temporada de premios. Gracias a su papel en la película Oppenheimer, el actor irlandés está cosechando un éxito tras otro, y su gran momento podría llegar el próximo 10 de marzo, cuando se celebren los Premios Oscar en el Dolby Theatre de Hollywood. Sin embargo, durante estos últimos días quien ha cobrado protagonismo ha sido su hijo pequeño. Nos referimos a Aran Murphy, que a sus 16 años tiene claro que quiere seguir sus pasos como actor.
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El hijo del protagonista de Peaky Blinders ya tiene su primer trabajo en una película. Se trata de la adaptación cinematográfica de la novela Klara y el Sol, donde compartirá pantalla nada más y nada menos que con Jenna Ortega (Miércoles, Scream) y Amy Adams (Animales nocturnos, Encantada). Aran está muy ilusionado con este nuevo proyecto y está deseando ponerse a las órdenes del director Taika Waititi, marido de la cantante Rita Ora, que ha querido llevar al cine la adaptación del best seller del escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, que recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 2017.
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Aran ha heredado la pasión de su padre por el mundo de la actuación y ha estado preparándose para seguir su estela. De hecho, aunque la adaptación de Klara y el Sol va a ser su primer proyecto importante, no será su debut ante las cámaras, ya que en 2022 apareció en la película Lola, dirigida por Andrew Legge. Anteriormente, interpretó al hijo de Shakespeare en la obra de teatro Hamnet, con la que estuvo de gira por Nueva York, Boston y Hong Kong en 2019.
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Aran es el hijo pequeño del matrimonio de Cillian Murphy y la artista Yvonne McGuinness, a quien conoció en 1996 en Dublín. Se casaron en 2004 y fruto de su amor nacieron sus dos hijos Malachy (que nació en diciembre de 2005) y Aran (que vino al mundo en julio de 2007). Desde 2015 viven en la espectacular mansión de 1,7 millones de euros que se compraron en Monkstown, ubicado al sur de Dublín.
La discrección siempre ha caracterizado la vida del protagonista de Oppenheimer y, cuando no está rodando o de promoción, prefiere mantenerse alejado de los focos. Disfruta de las pequeñas cosas del día a día y le encanta pasar todo el tiempo que puede con sus hijos, aunque es consciente de que ya no son unos niños. "Son muy buenos chicos. Nos reímos mucho", dijo en una ocasión asegurando que "les gustan algunas de mis películas" y dicen que sus papeles siempre son "realmente intensos".
En declaraciones al periódico Irish Mirror confesó que su único propósito es que "sean niños felices y seguros de sí mismos". "Que se conozcan a sí mismos. Creo que eso es lo más importante y van en esa dirección. Son buenos chicos, pero trato de no proyectar mis cosas sobre ellos. Intento no hacerlo. Quiero dejarles encontrar su propio camino".
Aunque prefiere no hablar mucho de su esposa, en alguna ocasión ha destacado lo importante que ha sido contar con su apoyo en todos estos años. "El tema del equilibrio entre el trabajo y la vida personal es difícil. Tengo una esposa increíble y no podría hacer esto sin ella y su comprensión. Pero cuesta", dijo a GQ. "Creo que le pasará lo mismo a cualquier padre cuyo trabajo le aleje de su familia (que generalmente pasa) y le consuma (como pasa con mi trabajo)".