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TRIUNFA CON 'LORCA SONORO' Y TIENE SU MIRADA PUESTA EN AMÉRICA LATINA

Hablamos con Pasión Vega de su encuentro con el Papa, los desafíos de la maternidad y su experiencia en los Grammy Latinos

La artista forma parte de 'Donde la música y los sueños se unen', iniciativa que ha supuesto una experiencia maravillosa y un gran aprendizaje


15 de febrero de 2024 - 8:36 CET

La música sigue enamorando a Pasión Vega igual que cuando era una niña que cantaba en casa. Su vida cambió al subirse al escenario a los 17 años y descubrir que la magia de su voz y su delicadeza para entender el arte llegaba al corazón del público. Desde aquella actuación han pasado tres décadas en las que no ha dejado de crecer a base de éxitos y también de caídas. Uno de sus grandes aprendizajes llegaba recientemente de la mano de la Fundación Cultural Latin Grammy, desde la que invitaron a cuatro becados a Andalucía para formar parte de los actos enmarcados en la gala de los Latin Grammy celebrados por primera vez en España el 16 de noviembre

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© Miguel Zaragoza

Gracias a esta iniciativa que se ha reflejado en un serie digital compuesta por tres episodios y titulada Donde la música y los sueños se unen, Pasión pudo conocer a estos jóvenes artistas y fusionar sus talentos en una actuación que nunca olvidará. También está grabado para siempre en su corazón el encuentro que mantuvo a finales de año con el Papa Francisco. Hablamos con la intérprete de María se bebe las calles acerca de estos puntos de inflexión en su carrera, de sus próximos pasos musicales, de los sueños que tiene por cumplir y de su parte más personal y desconocida como mamá de una niña de diez años llamada Alma.

La fundación Latin Grammy permitió a varios becados viajar a España la semana en la que se celebraron los premios y tuviste la oportunidad de contar con su talento, ¿que supuso para ti esa experiencia?

Fue una experiencia maravillosa en todos los sentidos. A nivel humano, sobre todo poder conocerlos, poder estar en contacto con las nuevas generaciones de los músicos que además se nutren de diferentes mundos, porque cada uno de ellos venían de un lugar diferente. A nivel académico son chicos y chicas súper brillantes y súper concienciados de su labor en la música y al mismo tiempo la sienten como un juego, como algo divertido. Tenían ese brillo y esa ilusión que uno nunca quiere perder, esas ganas de aprender y de conectar con los demás a través de la música. Fue muy divertido y enriquecedor, aprendí muchísimo.

-¿Qué es lo que más te sorprendió?

Su capacidad de adaptación, improvisación y de saber escuchar al intérprete que tienen delante. Elegimos dos canciones de mi repertorio que envié unas semanas antes y lograron hacer su propia interpretación de esos temas sin que se perdiera su identidad. Eran músicos muy virtuosos y podrían haber estado luciéndose, pero para nada, estaban al servicio de la voz del intérprete, y eso dice muchísimo de ellos y de su profesionalidad.

-¿Cómo crees que estas iniciativas pueden ayudar a los jóvenes que se preparan para dedicarse a la música?

Es una labor importantísima la de potenciar las nuevas generaciones desde las bases, desde esas escuelas de música tan increíbles en las que ellos estaban estudiando y a través de los Latin Grammy darles la oportunidad de conectar con artistas que ya nos dedicamos a la música desde hace mucho tiempo. A través de esto descubren también el verdadero camino de la música, que es una una labor también social, de transformación de la sociedad. Nosotros somos los conductores, los instrumentos para hacer llegar esas emociones y para curar.

-¿Qué consejo les diste a estos jóvenes y das a los que están empezando?

Cuando me encontré con ellos mi pretensión era estar con ellos, aprender. Ellos tenían esa misma humildad con la que yo me acerqué. Lo que sí estuvimos hablando es que nos queríamos divertir, queríamos disfrutar, que es la base de lo que hacemos en un escenario. Estar pasando un buen momento y sentir cada una de las notas que estás tocando es la única manera de poder transmitirlo al espectador.

-Verlos a ellos hace inevitable pensar en tus inicios, ¿cómo fueron, cómo empezó todo?

Yo los miraba con muchísima admiración y también con un poco de envidia, porque mis inicios a nivel académico no tenía nada que ver. Yo hace 30 años que empecé a cantar, a nivel amateur. Me presenté a un concurso de radio sin ningún conocimiento musical ni más preparación que estar en casa cantando con mi familia, con mi tío que me enseñaba a tocar la guitarra y con el que yo cantaba. Escuchaba a mi madre cantar en casa y aprendía de los discos, he sido autodidacta.

© Miguel Zaragoza

-¿Qué fue lo más difícil de dedicarte a la música?

Encontrar tu sello y encontrar lo que quieres decirle al mundo con tu arte, con tu esencia. Tú la llevas siempre y la desprendes, pero hay que ser consciente de eso, de cuál es tu verdadero talento y potenciarlo hasta hasta todo lo que uno pueda. Ese afán de perfeccionismo, del ensayo, la constancia… Ahora está más normalizado, pero en ese momento los grandes directores de compañías discográficas eran hombres y los grandes artistas que sonaban eran hombres. Ser una mujer que sale haciendo música de raíz, popular, yo venía de hacer copla clásica, pues la verdad es que era complicado.. Los inicios son difíciles. Fui siempre con muy buen pie, con muy buen paso, pero despacio. Mi carrera ha sido a fuego lento, pero, saboreando cada momento, cada éxito y aprendiendo de los fracasos que también los ha habido.

-¿En qué momento decidiste que querías dedicarte a la música al 100%?

-La primera vez que me subí al escenario con una orquesta tenía 17 años y el público se emocionó muchísimo con mi actuación. Yo ahí llevaba tiempo cantando, no tenía muchas herramientas ni mucho conocimiento de la profesión, pero tenía una frescura y tenía una una naturalidad interpretando esas canciones que hizo que el público se pusiera en pie y me tirara flores, chaquetas… Fue impresionante y ahí me di cuenta de que podía emocionar al público y no solo a mi familia.

-De no haber sido artista serias…

Me gusta la enseñanza y estudié magisterio por la especialidad de Educación Física. Pero ya cantaba y empezó a pesar mucho más la música. Hasta que de repente me pasó lo del concierto. En Sevilla empecé a tener más conciertos, empecé a contactar con más compositores, con más músicos.. Decidí hacer arte dramático para tener una formación también a nivel interpretativa porque me encontraba muy muy verde. Tenía una bonita voz y cantaba muy bien, pero no sabía cómo transmitirlo a los demás..

-¿Te planteas, después de la experiencia con la fundación y de tus estudios, dedicarte a la formación de artistas?

No lo descarto. Sería bonito en algún punto de mi carrera. Quizá cuando sea más viejita para que me tengan más en cuenta (risas)

-Que los Latin Grammy se celebraran por primera vez en España fue un gran impulso, ¿cómo lo viviste desde dentro y qué encuentro con otros artistas te hizo más ilusión?

Desde dentro es una fiesta de la música maravillosa. Y ser en Sevilla, con todos esos decorados naturales que tenemos en Andalucía, historia viva de nuestro país, creo que le dio un empaque maravilloso y muchísimo glamour. La gala de Laura Pausini de La persona del año me pareció entrañable. Me emocioné en varias ocasiones con las interpretaciones de los compañeros, con la respuesta de ella, con la naturalidad con la que ella hace las cosas, su voz… Compartí tiempo también con Vicente, Amigo, con Tomatito y me encontré con una gran amiga, Silvana Estrada, que había venido desde México porque estaba también nominada a los Grammy y con la que yo había trabajado en México, me había regalado una de sus composiciones y me hizo mucha ilusión encontrarme con ella y volver a conectar.

© Miguel Zaragoza

-¿Recuerdas alguna anécdota de esa velada o de esos días previos?

Estaba posando y pensé qué chulo con este photocall detrás. Me sentía como en casa. De repente oigo, ¡abran paso, abran paso! Y yo pensaba, que estoy aquí también, que me quiero hacer una foto (risas). Considero que la organización estuvo bastante bien. Otras veces he asistido en Las Vegas y un año que estaba nominada no llegué a mi propia nominación porque no cogí el coche que tenía que coger, la alfombra era enorme, me perdí…

-¿Hubo algún momento fan con otros de los artistas que acudieron?

No soy muy mitómana. Pasé casi toda la noche sentada con Vicente Amigo e íbamos los dos de un lado para otro. Me gustó estar con él comentando. Me gustó encontrarme con compañeros a los que sigo en redes y de repente los vi sobre el escenario, como Shakira y otros artistas. En la fiesta posterior tuve la oportunidad de estar con ellos también.

-A finales de 2023, además de los Latin Grammy, tuviste un importante momento porque te recibió el Papa en El Vaticano. ¿Cómo se gestó esa experiencia y cómo la viviste?

Fue increíble cómo sucedió todo. De la mano del empresario catalán Enrique Tomás y de la monja Sor Lucía Caram teníamos como misión conseguir que el Papa Francisco apoyara una celebración en la Sagrada Familia; una misa criolla cantada con la obra de Ariel Ramírez y solidaria al 100% para conseguir construir un hospital en Ucrania.

-¿De qué hablaste con el Sumo Pontífice y qué es lo que más te sorprendió?

Me sorprendió muchísimo su cercanía. Él habló sobre todo con sor Lucía porque son muy amigos y además paisanos. Ella contó su experiencia porque había viajado 17 veces a Ucrania para ayudar a los heridos, a los enfermos y trayendo gente a España… Vi que era un Papa muy cercano a los que más lo necesitan y que conoce todas las realidades. Hablando de diferentes temas sociales se emocionó y a todo quiso darle su lugar. Creo que es un solucionador de conflictos.

-¿Cómo te preparas para las actuaciones, qué rutinas sigues?

Sobre todo me cuido mucho en el día a día. Actividad diaria, ejercicio no solo vocal sino también físico. Hay que estar en súper en forma, al 100%, cantar mucho y ensayar mucho. Soy de las que llego muy temprano al teatro y lo superviso todo. Intento tenerlo todo bajo control porque es una obra muy muy personal. Ese es mi ritual, estar en el teatro, organizar la escenografía, colocar las cosas con el equipo y estar un rato antes de que lleguen incluso los músicos.

-¿Eres una artista supersticiosa que lleva algún amuleto en sus actuaciones?

Desde que el Papa Francisco me dio un rosario bendecido lo llevo conmigo.

-Parece que te está dando mucha suerte…

La verdad es que sí. Esa visita y ese concierto en la Sagrada Familia ha sido muy importante en mi carrera pero también a nivel humano y personal me está trayendo cosas muy buenas.

© Miguel Zaragoza

-¿Cómo conseguir el reto de conciliar una carrera tan exigente como la artística con tu familia y la maternidad?

Haciendo encaje de bolillos en todo momento. Tengo gracias a Dios también el soporte de la familia que ayuda, los abuelos, su papá y gente de mucha confianza que te ayuda cuando estás de viaje. Cuando me tengo que marchar es duro para ambas partes, pero es importante desarrollar a nivel personal y artístico lo que una es. Si no lo hiciera sería otra persona, no podría ser yo. Me levanto cantando, me acuesto cantando, y esa también es su madre. Ella está acostumbrada a verme así de inquieta y activa

-Tú creciste con el arte muy presente y tu hija también, ¿veremos en el futuro a una estrella?

Ser cercana a la música, tocar instrumentos y estar formándose hace que seguro que va a ser una mujer sensible para apreciar el arte y con buenos valores. Al final eso es lo que me importa, que sea buena persona, si es artista o no el tiempo y ella decidirá

-¿Qué música escuchas en casa, en el coche….?

Escucho un poco de todo: grandes compositores clásicos, la música de cantautor, soy muy de Serrat, de Javier Ruibal. Me gusta también mucho la música latinoamericana, el bolero, el danzón, el son, el joropo... Todo lo que tiene que ver con la música de raíz, el folclore, el flamenco. Creo que que todas esas son músicas que nacen del alma y de una necesidad de expresar las oscuridades del alma humana, las ausencias, el dolor de la vida y también las alegrías.

-La iniciativa en la que participas tiene como lema Donde la música y los sueños se unen. ¿Qué sueños te quedan a ti por cumplir después de décadas de éxitos?

-Me queda muchísimo, muchísimo. Mi ilusión, y ahora en los próximos proyectos nos estamos concentrando mucho en eso, es seguir potenciando mi carrera fuera de España. Tiene mucho sentido poder interpretar la música que hago en Latinoamérica porque es una música de raíz, de mestizaje. Ese es mi sueño, seguir avanzando también en países como Colombia, Argentina, México… Me quedan muchísimos escenarios por recorrer, muchísimos teatros que pisar y muchísimos públicos que conocer. Y claro, esa es mi ilusión.

- Por el momento no dejas de conquistar al público con cada espectáculo de Lorca sonoro, ¿cómo surgió la idea de hacer un disco evocando a Federico García Lorca?

Surgió poco a poco. Llevaba tiempo queriendo hacer algo así, dedicado a Lorca porque para mí es una figura importantísima para entender el arte y la sociedad que estamos creando. Siempre ha estado en la constelación de mi música, pero a pinceladas, no había profundizado en su obra y en su poesía. Ha sido un trabajo de años y de equipo porque queríamos transmitirlo a través de un concierto teatralizado.