Si había alguien lista para exponerse al juicio de los espectadores de un reality show sin que se le arrugue el vestido, esa era Buika , aunque para algunos de sus seguidores haya sido inesperado. La cantante mallorquina, de 52 años, había forjado su fama entre los amantes del cante flamenco, del jazz, del sou l, había imprimido en sus actuaciones un estilo tribal – ella invoca mucho la idea de tribu en sus comentarios-, y había conseguido convertir su voz en marca registrada para un público de nicho pero al mismo tiempo global.
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Ahora, este perfil de mujer inmensa y llena de energía que muchos han visto arrasar en el escenario, está orientando a los llamados ‘triunfitos’ en su carrera y los llamados centennials la están descubriendo. Probablemente sin quererlo se ha convertido en un fenómeno: los jóvenes la escuchan con atención y ya la han convertido en la jurado con más criterio. Tanto, que en las redes su nombre se convierte en trending topic cada vez que la audiencia rechaza una actuación y la buscan como cómplice para que ‘nomine’ a ese participante. Cuentan con su honestidad y su frontalidad.
-Lo primero de todo, Buika. una pregunta de actualidad. Todo el mundo habla de Zorra, la canción de Nebulossa que va a representar a España Eurovisión. Unas voces están a favor de ella y otras en contra. ¿De qué parte estás tú?
-Pues me acabas de pillar.
-¿No estás al tanto?
-Pues no. La verdad es que no tengo ni idea de qué va esta polémica de la que me hablas. No me he enterado. Perdóname, pero es que he estado con viajes, con conciertos, con lo de OT…
-No te preocupes. Cambiemos, entonces, de tema. ¿Qué tal la experiencia en Operación Triunfo?
-Divertidísima, fantástica, emocionante. Muchas cosas.
-Tú también has recibido algunas críticas las últimas semanas por tus valoraciones como jurado de OT, ¿cómo las llevas?
-Pues tampoco me he enterado. Es que soy un personaje muy curioso. No me entero. A ver… ¿qué ha pasado, qué han dicho?
-Hay gente que está a favor de tus valoraciones y otros en contra de las valoraciones que haces tú.
-Pues yo estoy a favor de que haya gente a favor y gente en contra. Me parece fantástica esa capacidad que tenemos de estar en desacuerdo y seguir siendo amigos. Me parece muy bien. Yo, al menos, lo disfruto.
-¿Cómo decidiste enfrentarte a este nuevo papel? ¿Te lo pensaste mucho antes de aceptar?
-Reconozco que fue Tinet (Rubira) quien me convenció. Bueno… no me convenció. Yo no tengo una naturaleza muy televisiva, no estoy muy acostumbrada y no estaba muy dispuesta. Nunca lo estuve a este tipo de programas. Pero no por nada. Yo los respeto y me parecen fantásticos. Simplemente es que pensaba que no cabía en ellos, porque yo hago muchas cosas, estoy muy liada y estaba un poco alejada de ese tipo de formatos por el tipo de vida que tengo, muy ajetreado. Hablé con él, me pareció una persona maravillosa y me explicó. Yo había visto un poquito la primera edición y me había parecido muy divertida y bonita. Además, el grupo que entró era muy potente, chavales muy buenos. Y de repente ha aparecido esto. Me dije: “Voy a apartar en la agenda un par de cositas para hacerlo”. Y la verdad es que me he divertido mucho. He conocido personas increíbles y, sobre todo, me ha dejado una sensación muy bonita con respecto a los artistas que tenemos aquí, a los cantantes y a los bailarines, que ¡vaya pedazo de cuerpo de baile! Es impresionante como trabaja. Me siento muy orgullosa del nivel que tenemos a la hora de afrontar estas cosas. Me pareció muy bonito. Además, los chicos de esta última edición son una maravila, gente super nice.
-¿Tú habrías concursado en un formato así?
-¡No, jamás! Yo soy una llanera solitaria, pipo. Ten en cuenta que yo, desde muy jovencita, por cuestiones del entorno y voy a atreverme a decir raciales, la única competición a la que yo realmente me he enfrentado y con conciencia de ello, ha sido contra mí misma. No me cabe ninguna más. Está siendo durísima. Ha sido muy, muy, muy duro. Sigo peleando, aunque día de hoy creo que he ganado la batalla. Pero sigo con la vigilia, porque no uno no puede bajar la guardia.
-Noemi Galera, en su momento, llegó a decir que ser jurado era una faena a veces. ¿Estás de acuerdo? ¿Ha sido duro?
-¡No! ¿Duro por qué? La vida es dura, nosotros no.
-¿Alguna vez te has arrepentido de alguna de tus decisiones: ¿Has sentido que te has equivocado?
-Arrepentirme, no. En cuanto a la sensación de haberme equivocado, no sabría contestarte. Yo soy bubi (etnia de Guinea Ecuatorial) de origen, cariño, y la gente bubi tribal no se enfrenta al pasado de esa manera. Lo hice. Creo que tenemos que hacer un update en la educación de la responsabilidad, o sea, en lo de hacernos cargo de lo que decimos y, a partir de ahí, seguir hacia delante. Yo las decisiones que tomé, para empezar, no eran solo mías. Somos tres personas en el jurado y las decisiones se toman en consenso. Si por mí fuera no hubiera salido ninguno, porque desde el primero hasta el último esos chicos son fantásticos.
-¿Cuál es tu criterio a la hora de valorar a los concursantes? ¿Qué buscas en un artista?
-Es complicado. La música es un milagro y es un misterio. Es algo que uno se tiene que tomar con cierto estoicismo. No es algo que tú puedas realmente manipular en tu interior. O sientes o no sientes. El que no sientas hoy no significa que mañana no sientas. Es una cosa muy milagrosa y muy mágica.
-¿Qué es lo que no permites, de ninguna manera, sobre un escenario?
-La mentira. Y sobre todo el miedo. Con eso soy bastante dura. No soporto a los artistas que que tienen el valor de tener miedo en un escenario, me da mucha rabia. Al escenario no hay que tenerle miedo.
-“Maestro, que no aprende de sus alumnos, buen maestro no es”, ¿qué estás aprendiendo?
-A mí estos chicos me han recordado algo que nunca hay que olvidar: la humildad. Yo he estado en todos los continentes del planeta y hago mucho escenario, pero tengo que reconocer que yo no sería capaz de hacer la mitad de lo que esos chicos han hecho en esos escenarios. Te lo reconozco así, tan tranquilamente.
-¿Te reconoces de alguna manera en ellos?
-Sí, claro, porque yo vengo de una carrera muy larga. Yo empecé muy jovencita y entiendo la sensación. Me provocan una tremenda morriña exoplanetaria, por decirlo de alguna manera. Los miro, los oigo y los veo y me producen mucha ternura.
-¿Crees que son conscientes de cómo le va a cambiar la vida fuera de la Academia?
-No, qué va. Ni nosotros de cómo nos cambia cada día. No somos conscientes. Si lo fuéramos, ni fumaríamos, ni se drogarían los que se drogan, ni beberían los que beben.
-¿Qué consejo le darías a alguien que quiera seguir tus pasos?
-Que no los siga. Los míos no, por lo menos (risas) Que no hagan eso. Yo creo que cada uno tiene su camino.
-¿Tu hijo, Menace Deville, sí que los ha seguido?
-Mi hijo está trabajando en nuestro equipo. Sí, y aparte está con él sus propios proyectos, que tiene sus cosillas ahí, que son muy interesantes. El tipo es muy interesante, la verdad. No sé por qué Dios me ha premiado así, porque yo soy un desastre. Algo bien he hecho.
-¿Te gusta que se dedique a la música?
-Yo, después de haber visto lo duro y difícil que es este mundo, con que sea feliz a mí ya me basta. Que se dedique a lo que quiera, de verdad. Yo lo único que le pido al Señor y a mi niño es que esté bien.
-¿Tienes solo uno?
-Si, tengo uno y medio. Nos pasó una cosa muy peculiar. Estando viviendo en Miami, mi hijo llegó con un niño de la escuela cuando tenía 12 años. Me pregunto: “Mamá, ¿se puede quedar?” Le dije: “Hombre, si no hablo con sus padres”. De repente aparecieron y aquello fue un horror. Al final se quedó con nosotros y es como mi hijo también. Así que tengo uno que me lo trajo el Señor y el papá, y otro que me lo trajo la vida.
-Llevas muchos años en la música. ¿Qué piensas hacer cuando te canses de ella?
-¡Música! (más risas) Yo no me canso nunca de nada. Si estamos aquí un suspiro, cariño, No nos da tiempo a cansarnos. Yo por lo menos es lo que pienso.
-Desde tu aparición en OT, algunas de tus opiniones se han hecho virales en las redes sociales, ¿te ha sorprendido? ¿cómo lo llevas?
-Yo lo llevo todo bien, hermano. Yo soy una felicidad, he venido aquí a ganar.
-¿Y las críticas? ¿No te ponen negra?
-No es que me pongan negra… ¡soy negra!. Y las críticas son las críticas. Da igual, están ahí. No son cuestionables. Lo serían si te dijeran: “Van a hacer una crítica, ¿tú qué opinas?” Pero si ya está hecha, ¿qué vas a opinar? Ya hasta ahí, ¿qué más te da? Vamos a ver, el tiempo vale más que el dinero. Es una pieza de valor incalculable y no nos damos cuenta de ello. Tú crees que yo voy a perder tiempo en escuchar lo que una persona que está tan loca como para perder el tiempo para mirar a alguien que no le gusta. Es que no lo entiendo. No es un ataque de ego. Es un ataque de realidad. Yo no necesito que estén de acuerdo conmigo. Lo que necesito es respeto. Y como es una necesidad vital para mí, si tú no me lo das, me lo doy yo. Por lo tanto, hasta en eso tienes total libertad de opinar lo que quieras, porque a mí no me va a dañar. Aparte yo quiero tener libertad para poder opinar y misma libertad la tienen ellos para opinar sobre mí.
-¿Cuáles son tus planes fuera de la Academia? ¿Puedes adelantarnos algo sobre tus próximos proyectos musicales?
-Estoy con muchas locuras, hermanito mío. Yo no sé en qué me he metido. Me he vuelto loca, pero de verdad. Estoy con el proyecto de música electrónica house, que me lo estoy pasando superbién. Hicimos un experimento de show de tardeo y lo pasé genial. Está superbién que tú a las cinco de la tarde de un martes puedas pegarte una fiesta y bailar y pasártelo y a las ocho ya estés en tu casa. Una de las cosas que más me gustó es que había gente de la edad de mi madre y gente de la edad de mi sobrinita, que tiene 12 años. Fue divertidísimo, Acabo de sacar también un single y estoy con el proyecto de Los Panchos que empezamos gira ahora en marzo.