El 3 de febrero era una fecha marcada en el calendario para Javier y Eugenia. El hijo de Paloma Lago y Javier García-Obregón y su prometida, que anunciaron su boda en ¡HOLA! el pasado agosto, celebraron su petición de mano junto a sus más allegados, como preámbulo a su enlace el próximo 1 de mayo. La ceremonia será en la iglesia madrileña de San Fermín de los Navarros, tal y como ya nos adelantaron entonces los novios, y el posterior banquete en una finca a las afueras, donde esperan estar rodeados de sus familias al completo. Será una nueva reunión con motivo feliz para los García-Obregón, después del bautizo de Anita el pasado 17 de diciembre.
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El pasado sábado, acompañados por su círculo más íntimo, la pareja disfrutó de un día de lo más distendido en el que los padres del novio se volvieron a reencontrar por el mejor motivo posible. Aunque se separaron hace más de dos décadas —en el 2000—, mantienen una excelente relación y siempre han primado el bienestar y la felicidad de su hijo.
Javier tuvo muy presente a sus abuelos paternos: herencia de su abuelo Antonio era la corbata que llevaba y de su abuela Ana eran los pendientes de oro y 64 brillantes que recibió Eugenia como regalo
“Nosotros hemos trabajado con muchísimo amor la educación de nuestro hijo, el vínculo de una familia, ese vínculo tan especial y tan bonito, y ahora mismo estamos disfrutando de esos frutos, ¿no? De esa historia tan bonita que iniciamos un día y que dio como regalo de la vida a nuestro hijo. Ahora se trata de ir caminando con él en su futuro, en sus proyectos, ya como hombre independiente que va a formar una familia; luego vendrán los nietos, imagina eso para Javi, para mí. Ver eso juntos, o poder disfrutar de todas estas cosas bonitas que nos están ocurriendo durante este año 24 ¡y por supuesto que allí estábamos!”, nos cuenta en conversación telefónica Paloma, que estaba espectacular con un diseño de AnmarGo y piezas del joyero de su madre, una pulsera de pedida de su tía y un anillo de su padre, quienes por su avanzada edad no podrían viajar tan seguidamente y se reservan para asistir a la boda.
Javier y Eugenia no querían celebrar su pedida de mano en un restaurante tradicional, buscaban un lugar diferente y original donde todo el mundo estuviera cómodo, pudieran alargar las horas y dar un toque más informal a la celebración. No se trataba de replicar, a pequeña escala, la que será su boda en menos de dos meses, sino de hacer algo distinto. Con esta premisa y ayudados por Paloma llegaron a Desert City, que cumplía con todos los requisitos y aún más. Premiado por su arquitectura, se trata del primer vivero biotecnológico de Europa especializado en plantas xerofíticas (se adaptan a la aridez y sequía de los suelos en los que habitan), ubicado en un entorno privilegiado con más de 5.000 metros cuadrados de jardines botánicos experimentales y alrededor de 400 especies de plantas, entre ellas cactus centenarios. “Aquí se organizan eventos, tienen una sala maravillosa y tiene unas vistas inigualables. Lo elegimos porque es diferente”, nos dice la pareja, que organizó un almuerzo para 30 personas tipo cóctel, con algunas mesas centrales para que los invitados pudieran sentarse en diferentes momentos. “Ha sido una pedida clásica pero un poco modern family”, comentan riendo. Paloma Lago viajó desde Galicia —también Julia, la madre de la novia, que es médico— con su hermano Federico, presidente de la Federación Hípica de Galicia en la que ella también está involucrada, y su cuñada Isabel; Javier García-Obregón fue con su mujer, María Thevenet; estuvieron así mismo los tres hermanos del novio, Juan, Nico y Laura; otros tíos y primos de Eugenia, sus mejores amigas, que serán sus testigos, con sus parejas, y los mejores amigos de Javi, que serán sus testigos, con las suyas. No pudo finalmente asistir su tía y madrina de bautismo, Ana Obregón. “Nos acordamos mucho de ella”, comentan.
Después del discurso del novio y del intercambio de regalos, se unieron otros 26 amigos de la pareja para continuar la celebración con una merienda, copas, música y mucha diversión. Un perfecto preámbulo de lo que está por venir: “Ha sido como un teaser, un poco de lo que será la boda en pequeñito”, nos dice Javier, que tuvo muy presentes a sus abuelos paternos. Llevaba una corbata roja de Loewe herencia de su abuelo Antonio, a juego con su prometida, que eligió un elegante traje de chaqueta de Redondo Brand y una gargantilla de Sach; y de su abuela Ana eran los pendientes de oro y 64 brillantes que recibió Eugenia, como obsequio de la pedida. “Son preciosos y, sabiendo que son de ella, me hace especial ilusión porque yo la tenía mucho cariño”, asegura Eu —así la llaman familiarmente— que trabaja en una importante consultora estratégica como especialista en Recursos Humanos, y ha comenzado a colaborar con algunas firmas a través de redes sociales. Javier, por su parte, que ocupa un cargo relevante en la División de Fusiones y Adquisiciones de Banco Santander, recibió el reloj Santos de Cartier, un modelo que vio con ocasión de nuestro reportaje hace unos meses y le encantó. Fue él el portavoz de todos los sentimientos con su discurso. “Cada uno de vosotros, padres, madres, tíos, primos y amigos estáis aquí porque todos habéis sido una parte clave de lo que hemos vivido. Han sido esos momentos los que nos han llevado a querernos como nos queremos, a dar este emocionante paso, y es un honor que estéis aquí para celebrarlo”, señaló. “No quería terminar sin dedicar también este discurso no solo a todos los que estáis aquí, sino a los que están —porque están con nosotros lo tengo claro— pero de otra manera y aún siguen con nosotros. Nada me llenaría más que tenerlos presentes conmigo aquí en este momento”, dijo emocionado. “Para mí lo más emotivo ha sido el discurso de Javi, porque al final hizo como un resumen de todo lo que habíamos vivido, hasta el día en el que estamos. Y también me emocionó mucho ver a todas las familias juntas. Porque obviamente mi madre tiene relación tanto con Paloma como con Javier, de hecho, pasamos siempre el 24 con él y María, pero vernos a todos, a mis tíos con ellos, que no se conocían… pues ha sido emocionante, como que ahora estamos todos en la misma página”.
“Mis padres siempre se han llevado muy bien y han hecho todo lo posible para que yo fuera el centro de todo y no me afectara nada. Y verlos a los dos juntos pues, la verdad que sí, me gusta mucho, claro”, añade Javi que también destaca como emotivo “darme cuenta de que ya es algo real, que no es algo que estás haciendo sobre el papel. En el fondo, es el pistoletazo de salida”. Y aunque él mantiene la calma, de momento, los nervios ya afloran para la novia. Y eso que tienen todo listo a falta de pequeños detalles y el envío de las invitaciones físicas a mediados de este mes, porque hay tradiciones que nunca pasan de moda.