Reyes y reinas, príncipes y princesas comparten una misma pasión: el esquí . De Lech a Baqueira Beret, cuando bajan las temperaturas, es habitual que los royals ‘se escapen’ a algunas de las estaciones más exclusivas del continente para deslizarse por sus pistas.
Una de las últimas ha sido Máxima de Holanda. Según mostramos, en exclusiva, en ¡HOLA!, la reina de los Países Bajos ha elegido España para disfrutar de la nieve junto a unas amigas. Es una enamorada de nuestro país -fue aquí donde surgió su historia de amor con el rey Guillermo, en una fiesta en Sevilla, en 1999-, y no ha podido resistirse al que, durante muchos años, ha sido uno de los destinos predilectos de la familia real española.
Situada en el Valle de Arán, en pleno Pirineo catalán, Baqueira Beret es, sin duda, un punto de referencia en deportes de invierno; pero si se convirtió en un lugar imprescindible para los amantes del esquí fue, en gran parte, gracias a don Juan Carlos y doña Sofía.
La estación de ‘moda’
Los Reyes lo pusieron de moda a finales de los años sesenta -el periodista Francisco Umbral llegó a compararlo con el “San Sebastián veraniego de Alfonso XIII”-, y allí solían pasar la Nochevieja con sus tres hijos -un plan al que se sumaron, en algunas ocasiones, el hermano de la reina Sofía, el rey Constantino de Grecia, y su mujer, Ana María-. Desde 1984, la familia se hospedaba en ‘la Pleta’ , un chalet de tres pisos y 200 metros cuadrados, que se les cedía cada vez que visitaban el Valle de Arán, y en el que se quedó Iñaki Urdangarin en un fin de semana romántico con Ainhoa Armentia el año pasado.
Fue escenario de sus ‘vacaciones blancas’, y, también, de algunas un tanto ‘atípicas’, como la de 1991. Aquel año, don Juan Carlos fue arrollado por otro esquiador, y, tras el accidente, tuvo que ser operado de la rodilla derecha. El monarca dio la bienvenida al 1992 -el de las Olimpiadas de Barcelona- en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, y volvió, con muletas, a cumplir con sus compromisos oficiales.
Don Felipe y su pasión por el esquí
Aunque estos últimos años se ha entregado a la mar, como su padre, y la vela es su deporte favorito; don Felipe ha crecido, también, amando la nieve . Es buen esquiador, y compartió esta afición con la reina Letizia, que se inició en este deporte con un instructor de excepción, Eduardo Roldán. El que fuera presidente de la Federación Española de Deportes de Invierno y amigo personal del Rey, fallecido hace dos años, dijo de ella que “tiene madera de buena esquiadora y es una alumna avanzada”.
En febrero de 2004, doña Letizia mostraba su destreza en Baqueira como prometida del Príncipe de Asturias, y días después, lo hacía en Candanchú, en el Pirineo oscense. Pero, desde entonces, no volvimos a verlos en la conocida estación.
Los Reyes ‘rompieron’ la tradición real que comenzaron don Juan Carlos y doña Sofía, iniciando, así, una nueva etapa. Ahora es don Felipe quien reserva en su agenda una escapada, solo o con amigos, a un destino que ha ido rotando cada año -Sierra Nevada, Candanchú, Formigal…-; y Baqueira, el sitio donde aprendió a esquiar siendo un niño, continúa siendo uno de sus favoritos.
En 2015, coincidiendo con el 50º aniversario de la estación, subió hasta la cota de 1500 metros, y, desde allí, hasta la de 1800 metros en telesilla; y cuatro años más tarde, tal y como publicábamos, en exclusiva, en nuestra revista, pudimos verlo disfrutando de un fin de semana con su primo Beltrán Gómez-Acebo, y Pedro López-Quesada. El último viaje -del que tenemos pruebas gráficas- al Pirineo catalán fue el año pasado, en marzo de 2023, cuando aprovechó unos días de descanso para deslizarse por la nieve del Pirineo catalán.
Leonor y Sofía, tras los pasos de su padre
Don Felipe ha inculcado su pasión por el esquí a la princesa Leonor y la infanta Sofía, que han seguido sus expertos pasos.
La heredera al trono hizo sus primeros descensos con las tablas en Suiza, durante la Semana Santa de 2010. La pequeña princesa se mostró muy emocionada al asistir a sus primeras clases, cuando apenas tenía cuatro años.
Como se podía ver en las imágenes publicadas por ¡HOLA!, no se separaba en ningún momento de su monitora, y ejercía, con orgullo, su papel de hermana mayor, agarrando a la infanta Sofía -que entonces tenía tres años- para que no se cayese de un trineo enel que se montaron para lanzarse colina abajo.
Siete años después, la imagen ya era muy diferente. Don Felipe y doña Letizia protagonizaban un inesperado posado de invierno junto a sus hijas , y se dejaban ver en las pistas azules de Astún, las mismas a las que la heredera al trono regresó el pasado mes de diciembre. En esta ocasión, como cadete, para realizar, junto al resto de compañeros de la Academia Militar de Zaragoza, una instrucción de montaña y esquí. Una vez más, Leonor demostró su habilidad en este deporte que ha conquistado a la realeza europea a lo largo de la historia.