El juicio contra el futbolista Dani Alves por una presunta agresión sexual a una joven de 23 años en la discoteca Sutton de Barcelona (ciudad a la que el jugador de fútbol se había desplazado por el fallecimiento de su suegra) en diciembre de 2022, dio comienzo este lunes cinco de febrero en la Audiencia Provincial de Barcelona. La acusación particular ha pedido al deportista brasileño, en prisión provisional desde enero de 2023, una pena de 12 años de cárcel. La Fiscalía, por su parte, pide 9 años de prisión.
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En esta segunda jornada del juicio Joana Sanz, esposa del jugador, ha sido una de las testigos. La modelo, ataviada con ropa negra e intentando ocultar su rostro tras unas grandes gafas de sol, ha llegado al juzgado pasadas las tres y media de la tarde con semblante serio y acompañada por tres hombres. Fue la defensa de Dani Alves quién pidió a la modelo que fuese testigo en el caso. Hay que recordar que cuando el deportista entró en prisión, la maniquí solicitó el divorcio, pero, meses después, cambió de opinión y señaló que iban a continuar casados al menos oficialmente, algo que ha ratificado esta tarde ante el Juez.
En su declaración la modelo canaria ha asegurado que en el momento de los hechos se encontraban en un buen momento como pareja. Según ha contado en el Juzgado, aquella noche habían quedado para cenar, pero él le envío un mensaje diciéndole que saldría con sus amigos."Volvió a casa sobre las 4:00 horas, borracho y oliendo a alcohol y cuando llego se chocó contra el armario de la habitación y se desplomó", ha afirmado Joana que sostiene que en ningún momento le dijo que había estado en la discoteca Sutton. También ha desmentido que esa noche se hubiese enfadado después de que el decidiese continuar la noche con sus amigos.
En la primera jornada del juicio comparecieron seis testigos: la víctima, su amiga, su prima, dos camareros del local y el controlador de acceso. La denunciante, protegida por una mampara para no tener que ver a su supuesto agresor y proteger su identidad, se reafirmó en el relato que ha contado a lo largo de toda la instrucción: fue agredida sexualmente con violencia y actitud despectiva. Dani Alves, que a lo largo de estos meses ha dado hasta cinco versiones de lo ocurrido aquella noche, sigue manifestando su inocencia al asegurar que fueron relaciones consentidas.
Este martes, también han declarado el director y varios trabajadores de la discoteca Sutton, todos ellos han coincidido en que la víctima, muy nerviosa y asustada, les explicó lo que le había sucedido en el cuarto de baño del local y el miedo que sentía para denunciar. Así mismo, Bruno, un amigo de Dani Alves que también estuvo esa noche en la sala de fiestas, ha dado más detalles de lo que pasó en el reservado en el que la víctima y Alves se conocieron, un encuentro, según él, sin ningún tipo de incidencia. Está previsto que el proceso dure hasta el miércoles.
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