Jesús Janeiro es, desde hace más de 35 años, Jesulín de Ubrique. Hombre y torero, que, en su caso, son casi la misma cosa. En el número que se encuentra actualmente en los quioscos, Jesulín nos abre las puertas de su querida ‘Ambiciones’ para contar a ¡HOLA! sus apasionantes memorias al cumplir 50 años.
En el primer capítulo de su entrevista más sincera, Jesulín se confiesa y nos muestra su vida más desconocida: el hombre, el marido y el padre de familia que ha estado tanto tiempo en silencio. “Me siento un afortunado porque he sido una persona con suerte, un hombre que ha puesto su vida en riesgo y ha salido ¡vivito y coleando!”, nos cuenta el torero, quien relata sus inicios en el mundo taurino. Pero su infancia no fue la de un niño normal. “No he tenido infancia. Pasé de jugar al fútbol en el barrio a tener la carga de la responsabilidad económica de muchas familias”.
Esta situación le marcó, y le hizo madurar muy rápido y convertirse en la persona que es a día de hoy. Además, nos habla de las críticas taurinas que recibió a lo largo de su carrera y cómo se ‘aprovechó’ de la fama y la popularidad que estaba viviendo. “Desperté mucha rabia y mucha envidia… Pero también mucho interés. Y conmigo ganó dinero todo el mundo: el empresario, los toreros que venían conmigo, los ganaderos… Fui muy rentable para todo el mundo”, añade.
Por otro lado, cuando habla su padre, Humberto Janeiro, no puede contener las lágrimas. “Para mí fue un fenómeno”, nos dice el torero entre lágrimas. Es consciente del sacrificio que hicieron sus progenitores por él. “Yo he querido siempre igual a mi padre y a mi madre y supe que no me podía meter en la relación de dos personas. Siempre hemos respetado lo que ellos quisieron hacer... Y mi padre tenía sus defectos, pero seguía siendo mi padre”, explica.
A lo largo de estas memorias, el torero también habla del episodio más duro de su vida: el accidente de coche que sufrió en 2001. “Tenía 26 años cuando tuve el accidente. Mi vida entera me pasó por delante en segundos. Recuerdo que vi todo dando vueltas y, después, que algo se me caía encima: el coche. Dejé de respirar. Nunca perdí la consciencia, vi una luz blanca y no sentía dolor”. ¡Dale al play y no te pierdas la entrevista del torero!