Álex González se ha ganado a pulso ser uno de los actores más queridos y admirados de nuestro país. Sus apariciones en Marea Roja, Toy Boy o El príncipe, además de cada proyecto que suma a carrera, se convierten en un éxito para el actor, que sigue conquistado al público como el primer día. Ahora, tiene un nuevo proyecto relacionado con la gastronomía. Álex se ha embarcado en ambicioso reto, que nada tiene que ver con la interpretación: el restaurante Rhudo, un local que se encuentra ubicado en la calle Velázquez, 64, en Madrid.
Los ‘cinco fantásticos’ Antoine Griezmann, Miguel Ángel Silvestre, Marcos Llorente, Paco Roncero y el actor posan para ¡HOLA! -en el número que se encuentra actualmente en los quioscos-, y hablan del ambicioso proyecto que les ha unido. Además, entrevistamos a Álex González, quien nos descubre su lado más desconocido, en qué momento se encuentra respecto a la interpretación y el estado de su corazón.
“Queremos que la gente venga aquí primero a comer bien y luego se encuentren con que además te lo puedes pasar bien, pero la importancia es la comida y en ese sentido Paco ha diseñado una carta maravillosa”
-Álex has empezado 2024 en algo absolutamente diferente a tu carrera, ¿por qué te has metido en esto, te gustan los retos?
-Siempre he tenido claro que quería ser actor, toda la energía la he puesto en eso y nunca he pensado en nada más, pero hace unos años, por un personaje que quería interpretar y nadie lo hacía, pensé que podría ser buena idea comprar los derechos de un libro. Hablo de 2017 y empecé un proceso. Aquel proyecto no salió, luego intenté otro y sin darme cuenta estaba metiéndome en producción, lo cual también me ayudó a tener otra amplitud como actor. Y a través de la producción, que de alguna forma tiene que ver menos con lo artístico y más con formar un equipo, con gestión… Me di cuenta de que me gustaba también y se me daba bien. Y a partir de ahí empecé a ampliar y a pensar en negocios que me podían apetecer. Me declaré aprendiz -ríe- y es verdad que a veces, cuando te abres a algo es como que te conviertes en una especie de imán y te llegan cosas de eso que estás desando.
-Y entonces llego Rhudo. ¿Cómo fue esa propuesta?
-Bueno, soy amigo de algunos de los socios de aquí. Hace un año me ofrecieron la oportunidad de unirme. Justo me habían ofrecido otra cosa y acababa de decir que nunca iba a entrar en nada de hostelería porque no es mi mundo, no lo sé -ríe- y además fui tajante. Dije hostelería jamás, lo desconozco y me parece muy difícil; pero a la semana tuve esta oportunidad y vi claro que quería formar parte. Creo que hay un punto donde convergen el mundo de la interpretación y este…no me gusta decir restaurante porque lo es, pero para mí es una experiencia gastronómica diferente, y es que al final se trata de trabajar para el público, intentar que por un momento desconecte de la rutina y conecte con algo más lúdico y divertido, que disfrute, y me parecía que era hacerlo a través de los sentidos: de la vista porque entras y ves algo diferente, del olfato porque te vienen olores de todas partes, el gusto obviamente por la carta que ha diseñado Paco, el oído con la música…y cuando empecé a ver dónde converge con lo mío es cuando empezó a interesarme más.
-Se te ve muy emocionado con este proyecto Álex.
-Sí. No sé en el caso de otras personas, pero en mi caso creo que la madurez, entre otras cosas, tiene que ver con la capacidad de organizarte bien. Y también la vida, Dios, el universo, te va ofreciendo cosas a medida que tú vas caminando. Yo con veinte años tenía un sueño, con veintiuno tenía otro, con veinticinco, con treinta…y es como que para mí el sueño no cambia, sino que vas añadiendo porque vas siendo más capaz. Para mí antes todo giraba entorno al cine y a la televisión y cuando no estaba trabajando estaba estudiando, un curso, probando diferentes técnicas, Stanislavski y no sé qué… Ahora ya tengo eso, no controlado, pero estoy más seguro, y puedo ampliar un poco el horizonte y al final el día tiene 24 horas y yo me organizo muy bien y puedo estar preparando un proyecto mientras estoy de coproductor en otro. Es verdad que no tengo hijos. Si los tuviera hijos igual no me podría organizar tan bien pero sí, estoy ilusionado.
-¿Eres de los que has venido y has estado a pie de obra?
-Sí, sí, venía casi todos los días y me lo imaginaba. Tenemos los renders para ver cómo iba a quedar y muchas veces con Zeus, uno de los socios fundadores, solía ponerme ahí arriba -señala la barandilla del segundo piso- a imaginármelo. Y anoche, por ejemplo, estábamos ahí viéndolo todo funcionar, le decía: “podría estar aquí horas mirando sólo cómo la gente disfruta” . Y pasa lo mismo cuando haces una película. Lees el guión y te lo imaginas, luego viene otros factores, el montaje, el etalonaje…luego ves el resultado final y a la gente en las salas como está disfrutando…para mí es un proceso parecido.
-¿Se podría decir ahora que tus dos grandes pasiones son la interpretación y la gastronomía?
-A ver, la interpretación siempre va a ser el núcleo de todo. Además, confieso que hace unos años tuve un año no de crisis pero si hay que hacer, a veces, una auditoría de tu propia vida y por el respeto que le tengo a la interpretación pensé: “¿sigo teniendo la misma pasión, la misma ilusión que cuando tenía dieciséis o veinte años?”. Después de un año, la respuesta es sí. Además, justo lo hablaba con Migue Ángel ayer, le dije: “Miguel, tengo más ilusión que nunca por la interpretación, me he re-enamorado”. Como en una relación, que a través de los años pasas por diferentes etapas, me he re-enamorado de la interpretación, lo tengo más claro que nunca, y siempre va a ser el núcleo y el corazón de todo, incluido Rhudo, que es mi pasión pero nace de mi principal pasión.
-Tu discurso destila madurez y serenidad. ¿En qué momento vital estás?
-Estoy en un momento vital en el que me siento como una locomotora -ríe-, en el sentido de que me siento con mucha fuerza, con mucha creatividad, con mucha energía, pero también en un momento, y creo que eso te lo da también los cuarenta, de saber direccionar toda esa energía. Creo que el bien más preciado es la energía. Antes pensaba que era la inteligencia, pero ahora creo que la energía es incluso más importante y para mí la forma de alimentar la energía es tener un propósito. Entonces, ahora me siento con mucha energía porque tengo muchos propósitos, es verdad que a veces me estreso un poco, incluso hay veces que digo “creo que este año he envejecido como multiplicado por cinco” -ríe- de tantas cosas, pero sí, estoy en el momento vital de crear. Me gusta construir cosas, la verdad.
“Todas las personas que han pasado por mi vida me han dejado una experiencia bonita. Por lo que dices de encontrar una princesa, encontrar a la persona adecuada…para mí la cuestión es ‘¿soy yo el adecuado para alguien?’”
-Te cuidas mucho, pero ¿cómo vas llevando el paso de los años?
-Ni siquiera me planteo como una cosa que sea llevarlo bien o mal. Cada año de mi vida me parece el mejor, entonces no pienso si con veinte era mejor o con treinta. Estoy centrado en el momento. Hombre, evidentemente a veces ves una foto y dices ¡ostras! no me había dado cuenta de que tengo esa arruga o lo que sea -ríe- pero no sé, para mi cada año es el mejor y aunque suene a tópico, cumplir años ya es una celebración porque es síntoma de que estás vivo y ya depende de cada uno cómo quiera vivir la vida. Lo de la felicidad, yo por mi parte no tengo ni idea de lo que es, pero sí sé que hay tres cosas que tienen que ver con la salud mental, ahora ya entramos en otro tema, sé que el sueño, la comida y el deporte son tres factores que a mí me hacen estar, dentro de mis posibilidades, lo más equilibrado posible. Cuando no hago deporte me lo noto, cuando como mal también y me hace ser en ese momento menos feliz. También he vivido… es meterme en otro terreno, pero mi padre ha fumado y bueno, está teniendo una enfermedad muy difícil y entonces digo a mí personalmente no me compensa. Si el precio que tengo que pagar por tener ciertos hábitos es sufrir tanto o hacer sufrir a otros. Tengo la suerte de que me cuesta muy poco tener buenos hábitos.
-¿A estas alturas te sobra algo o te falta algo?
-A ver, sobrar nunca sobra nada, la verdad -ríe-.
-A lo mejor te sobra esa fama de conquistador que tienes. No se si te importa mucho lo que piensen de ti.
-(Ríe) No, fíjate, ni siquiera había pensado en eso porque también la edad te va dando el saber que ni puedes gustar a todo el mundo, ni caer bien a todo el mundo ni controlar lo que piensa nadie de ti. Sí me importa lo que piensa mi entorno. Sí tengo claro que no quiero hacer daño a nadie. Los valores básicos los tengo como muy claros y a partir de ahí lo que no pueda controlar yo o no esté en mi mano…Creo que lo de conquistador es…bueno perdona, y conquistado -ríe- porque aquí la que decide en mi caso, que soy heterosexual, es la mujer, si alguien cree que está decidiendo él, lo tiene claro. Entonces vamos a cambiarlo por conquistado, mejor dicho -ríe-. Creo que es por la profesión, que a lo mejor tengo más foco que otra persona y lo que se ve parece… tengo muchos amigos y muchas amigas que han tenido muchas más experiencias que yo pero como no sale en ningún sitio…creo que es más por eso, por el foco.
-¿Pero por qué el príncipe no ha encontrado a su princesa?
-No es así, he encontrado muchas princesas, sí. Tengo la grandísima suerte y es una de las cosas por las que más agradecido estoy a la vida de conocer a personas muy bonitas, tanto amigos, socios como en el caso de Rhudo y mujeres también. Todas las personas que han pasado por mi vida me han dejado una experiencia bonita. Por lo que dices de encontrar una princesa, encontrar a la persona adecuada…para mí la cuestión es ¿soy yo el adecuado para alguien? Porque creo que cuando repetidamente algo no funciona hay que hacer un análisis de las dos partes. Tampoco es que me centre mucho en eso…bueno, estoy abierto por supuesto, como te decía antes me gusta construir: relaciones, negocios, producciones y por supuesto en el amor también me gusta construir. Creo en el amor y en la familia y desde mi punto de vista particular creo en eso porque me gusta construir. Cuando estoy en la superficie de muchas cosas a mí no me funciona, me funciona profundizar en una persona, profundizar en un proyecto, eso es lo que a mí me funciona, lo que me gusta y en lo que creo.
-Dices que crees en la familia ¿te ves como padre?
-Sí, sí. Te cuento una historia. Tengo un amigo, Daniel, que no quería ser padre, llevaba nueve años con su novia y lo tenía clarísimo. Y un buen día me dijo: “Álex me voy a cambiar de casa porque necesito un garaje para poner las herramientas en la pared” y le dije pero si no has puesto una bombilla en tu vida. Y me responde “ya pero ahora de repente me apetece”. Y entonces, como somos muy simples los seres humanos y en especial los hombres, pensé que es cuestión de biología, está pensando en que tiene que proveer y le pregunté: ¿no será que quieres ser padre? Bueno, pues tiene una hija preciosa que se llama Daniela y es como si fuera mi sobrina. A mí me está pasando un poco eso ahora, que me estoy metiendo en mucho…estoy pre produciendo un proyecto, estoy montando una productora, estoy en Rhudo, otro proyecto que empiezo ahora a rodar en marzo. Y hace poco me paré y pensé ¿necesito meterme en tantos líos para ser feliz? Y llegué a la conclusión de que al final la simpleza se resume en la biología y el secreto de la vida es que estamos aquí para reproducirnos y crear -ríe-. Pues sí, me está llamando, creo que en el momento en que encuentre una persona, si siento que es la persona y yo soy la persona para ella, tengo ganas de seguir creando y sí me gustaría.
-Viviste una temporada en Estados Unidos. ¿Volverías a plantearte marcharte fuera o ya no es necesario con lo mucho que ha cambiado el panorama audiovisual?
-Es verdad que en cinco años ha cambiado todo muchísimo. Pertenecemos a una época en la que antes, si querías trabajar fuera, tenías que irte literalmente con las maletas. Yo viví esa época de querer intentarlo fuera. En mi caso no era solo por una cuestión de resultado, de quiero trabajar en Hollywood, había una parte importante de proceso, que es lo que me pasa con Rhudo. Era el proceso de estar allí, seguir aprendiendo a nivel profesional y también personalmente seguir creciendo en una ciudad como Los Ángeles o como lo es Madrid en este momento, que es un punto neurálgico en el que convergen muchas culturas, personas de todo el mundo. Ahora mismo, en este momento concreto me sigue apeteciendo mucho trabajar fuera. También porque me gusta viajar y aprender de otras culturas y formas de trabajar, pero es verdad que cada vez lo estoy construyendo todo más en Madrid. Para mi irme ahora seis meses a rodar fuera sería un lío realmente porque cada vez tengo más cosas que me atan a Madrid. Aunque no tenga hijos todavía.
-A ver si has encontrado ya a la persona con quien tenerlos.
-No, todavía no -ríe-.
-Dice mucho de ti que te lleves bien con tus ex.
-Hay una cosa que me gustaría que la gente hiciera conmigo que es saber siempre en qué escenario estoy. Y en el caso concreto de las relaciones, a mí me gusta contar cuál es el escenario, decir mira, yo estoy en este momento de mi vida y emocionalmente puedo llegar hasta aquí. Creo que lo que hace que luego te puedas llevar bien con amigos, con relaciones o con socios es siempre dejar saber a la otra persona cuál es tu escenario. Porque te podrán decir que eres un imbécil, pero no te podrán decir que eres un mentiroso o que has engañado a alguien.
-¿Cómo te vas a plantear este 2024 con tantas cosas nuevas?
-Las tres cosas más importantes que tengo, por suerte se han ido colocando de manera que el primer trimestre puedo poner toda la energía en Rhudo, como he hecho también el último de 2023. Estreno un proyecto ahora a finales de marzo, en abril empiezo a rodar otro en el que soy protagonista y me han dado la oportunidad también de ser coproductor, y cuando termine, empiezo una película. Yo me enamoré de esta profesión por el cine y me encanta la televisión y además los proyectos que se están haciendo a veces son mejores, pero tenía ganas de volver al cine, así que a finales de agosto cuando termine la serie doy el salto al cine, aunque tampoco puedo dar detalles -ríe-.
-¿En qué crees que has cambiado tú en los últimos años?
-Que escucho más y hablo menos. Antes quería decir todo el rato mi opinión pensando que podía ser muy importante y ahora lo que he cambiado es escuchar más, en delegar más, en escuchar más a los jefes de departamento. Declararme aprendiz es una forma de seguir aprendiendo y me estoy sorprendiendo mucho porque al escuchar más también estoy creciendo más y me estoy dando cuenta de que mi opinión no es tan importante y que no sé tanto. Sí que cuando tengo algo claro me lo apunto y una vez ha terminado todo el mundo de hablar lo digo.
-¿Qué es el éxito para ti?
-Creo que al final el éxito es mirar atrás y hayas hecho lo que hayas hecho, estar conforme con eso. Es mirar atrás y llevarte bien con las personas que han pasado por tu vida. Haber impactado en la vida de las personas de manera positiva, ya sea con una sonrisa o no sé, habiendo impactado en alguien que haya pasado por tu vida. Creo que eso es el éxito. Obviamente me viene algo inmediato ¿no? Que estamos aquí por Rhudo. ¿Qué es el éxito? Que Rhudo vaya bien. Pero mira, en un plazo muy corto de tiempo, estuve aquí anoche, y el éxito fue estar ahí apoyado de pie con Zeus viendo como todo el mundo disfrutaba. Lo hemos visualizado tantas veces que veía a la gente disfrutar y decía ya está, eso es el éxito. Y esta mañana me he levantado y pensaba hemos impactado en la vida de alguien y hemos cambiado la vida de alguien, aunque haya sido por quince minutos o una hora. Creo que ese es el éxito.
-Zeus es como el socio en la sombra…
-Zeus es el guerrero silencioso y es un tipo con el que he aprendido y aprendido y aprendo mucho porque no llama nada la atención, nunca, y hemos vivido momentos de mucha tensión como en cualquier negocio; nunca se ha alterado, nunca ha perdido los nervios, no sé cómo lo hace. Sabe absolutamente todo del restaurante y realmente es el cerebro de todo eso. Es al que se le ocurrió todo, siempre tuvo la visión muy clara y el que formó el equipo también. Y ese es Zeus, un guerrero silencioso. Que va consiguiendo metas, nunca alardea de nada, es un tipo muy humilde y una persona muy interesante. Para mí es como una especie de Steve Jobs, es admirable.
-Y en este grupo de socios con un cocinero estrella, dos estrellas de deporte y dos de la pantalla ¿hay mucho ego o los habéis conseguido dejar apartados?
-Hemos dejado los egos aparcados. Diría que en ese sentido me han sorprendido mucho y para bien Griezmann y Marcos porque están mucho más expuestos que un actor y al estar más expuesto te vuelves más sensible con tu imagen, con lo que dicen de ti, como que es más difícil…no sé, a mí personalmente me parece dificilísimo, porque como actor tienes épocas en las que sales más y otras menos, pero ellos…y también son más jóvenes. Marcos tiene veintisiete años. Y es una de las razones que me hace ilusiona de estar en este proyecto y de estar con ellos. Creo que todos hemos dejado los egos aparcados. Tenemos todos muy claro creo, de manera tácita porque no lo hemos hablado, pero por ejemplo, en las fotos Paco tiene que ir en el centro y eso habla de que en ese sentido él es el jefe, porque queremos que el fuerte esté en la comida. Queremos que la gente venga aquí primero a comer bien y luego se encuentren con que además te lo puedes pasar bien, pero la importancia es la comida y en ese sentido Paco ha diseñado una carta maravillosa.
-¿Eres muy cocinillas?
-Sí, me gusta mucho cocinar. Creo que cocino bien y a la gente que prueba lo que cocino le gusta y siempre que Paco me deje, pues ahí estaré aprendiendo o haciendo algún plato.
-¿Piensas venir muy a menudo? A priori mucha gente vendrá también para veros.
-Voy a venir todo lo que pueda, no queremos que sea como otros negocios con ciertos socios quien nadie ha visto nunca. Una de las cosas que yo he aprendido, ojalá lo hubiera sabido con veinte, es que no quiero meterme en nada en lo que no crea. En Rhudo he creído desde el principio, he estado viniendo a las obras todo lo que podía, me quedaba aquí mirando como un jubilado -ríe-. De hecho, siempre cuando voy a casa digo, me desvío un poco…pero vivo a las afueras…me desvío mucho para venir aquí -ríe de nuevo-. Ser parte de esto, de este local y poder ver cómo disfruta la gente… yo mientras esté en Madrid voy a venir todo lo que pueda.