Pablo Motos como cada lunes presentó El Hormiguero y como invitado especial acudió Miguel Bernardeau. El actor e hijo de Ana Duato visitó el programa para hablar de su próxima serie El Zorro, que se estrena el próximo 25 de enero en Prime Video. Una ficción que le ha proporcionado muchos ratos de diversión y en la que se mete en el papel de Diego de la Vega dispuesto a desenmascarar a los asesinos de su padre para llevarlos ante la justicia.
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La entrevista parecía transcurrir con normalidad hasta que se ha producido la pausa publicitaria. Al regresar en directo el propio presentador no estaba en su silla y en unos segundos se ha disculpado después de revelar lo que le había ocurrido. Con un pañuelo en la mano, sin chaqueta y visiblemente apurado, Pablo Motos contaba que había sufrido una especie de "golpe de calor" o una "bajada de azúcar". Rápidamente su equipo le ha dado un refresco y se lo ha puesto en la característica taza del programa. "Me habéis puesto Coca Cola, bien", ha querido puntualizar el presentador que se ha percatado en ese instante que no puede decir marcas publicitarias durante el programa. Después de unos instantes de inquietud, todo ha quedado en un susto y ha podido retomar el programa con normalidad.
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El día que estuvo a punto de morir ahogado
El que fuera novio de Aitana Ocaña ha hecho unas sorprendentes confesiones como el momento que le mordió un burro cuando era pequeño o el instante en el que estuvo a punto de morir ahogado. El protagonista de Élite es un apasionado del mar y de los deportes acuáticos como el surf, pero contó que un día estuvo a punto de morir mientras navegaba en un catamarán. "Cogemos estas olas y luego en el Mediterráneo me caigo de un catamarán y estoy tres horas y media en el mar y casi me ahogó", comentó entre risas antes de contar cómo ocurrió.
"Es lo más tonto que me ha pasado en mi vida y casi me mato", prosiguió. "Navegaba un día con bastante viento con un amigo por un sitio que llevaba navegando toda mi vida, ibamos anclados con unos arneses, pero hubo un fallo de montaje y caímos los dos al agua. El catamarán se fue y estábamos en un sitio en el que pasan un montón de millonarios en sus megayates, pero no paraban. Tres horas y media gritándoles...", relataba cómo fueron esos momentos de pánico en el que "se te empieza a cristalizar la sal en la garganta y sentíamos un poco de hipotermia". Hasta que de pronto "paró un tío con un yate" que había encontrado el catamarán a la deriva. "Es algo que voy a recordar toda mi vida: me tendió la mano y me ofreció una copa de champán", cuenta sobre este momento insólito que vivió después de estar a punto de perder la vida.
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