Con Jean-Paul Belmondo y Marcello Mastroianni, formó durante décadas el triunvirato más poderoso —y atractivo— del cine europeo. Sin embargo, solo él fue capaz de hacer frente a Helmut Berger y disputarle el título del hombre más bello del mundo y el de talismán de Luchino Visconti. Sus límpidos ojos azules, su sonrisa canalla y su pelo negro profundo lo convirtieron en el Tancredi Falconeri de El Gatopardo, en el Rocco Parondi de Rocco y sus hermanos y, por supuesto, en el primero y más turbio de los Tom Ripleys con A pleno sol.
Alain Delon es el último galán vivo del cine, un monumento francés de 88 años y una estrella que hoy, sin embargo, según dos de sus tres hijos, no recuerda su estela. Los cuidados hospitalarios de su padre, sus predilecciones afectivas, sus declaraciones pasadas —y actuales—, su herencia y, en especial, las legítimas de su testamento tienen a sus tres hijos, Anthony, Alain-Fabien y Anouchka, en pie de guerra. Porque, después de que los tribunales les dieran la espalda, el pacto que habían mantenido en contra de Hiromi Rollin, la mujer que fue la mano derecha del actor, a la que acusaron, en bloque, de maltrato psicológico, ha saltado por los aires.
El cruce de demandas entre sus hijos se recrudece: Anthony acusa a Anouchka de ocultar información sobre la salud de su padre, y ella se defiende con el apoyo del actor
En julio de 2019, Delon sufrió un ictus que lo llevó, tres años después, a solicitar la eutanasia. El actor alegaba entonces una situación insostenible por la merma de sus capacidades cognitivas y motrices. De eso mismo es de lo que ahora, Anthony, el primogénito, acusa a su hermana, Anouchka, en una demoledora entrevista: de haberles ocultado a él, a su hermano Alain-Fabien y a sus abogados la existencia de unas pruebas médicas que refrendaban ese frágil estado de salud y con las que podrían haber ganado la partida a Rollin.
La reacción de Anouchka no se ha hecho esperar. A través de una carta ‘dictada’, pero firmada por su padre, este afirma estar en pleno uso de sus facultades. No obstante, y para evitar acusaciones de manipulación de cualquier de las dos partes, el actor solicita que se le ponga bajo tutela judicial por “la situación de peligro” que corre su vida.