El torero Juan Antonio Ruiz Espartaco ha vivido un día lleno de emociones tras recibir el VIII Premio Taurino Ciudad de Sevilla otorgado por el Ayuntamiento de la capital hispalense. En presencia de sus hijas, Alejandra e Isabella, y su novia, Macarena Bazán, el diestro recogió muy emocionado el galardón en medio de una gran ovación de varios minutos. Este premio quizás sea "el más importante de mi vida porque es el premio de mi ciudad, Sevilla", señaló el torero de Espartinas tras recibir un galardón que en su día recibieron los maestros Pepe Luis Vázquez, a título póstumo, y Curro Romero, ambos de Sevilla.
Espartaco con sus hijas Alejandra, de 31 años, e Isabella, de 28
Las hijas de Espartaco desde los bancos del Ayuntamiento seguían con interés y orgullo el discurso de su padre. "Espero no emocionarme, pero cuando miro a mis hijas me emociono un poco", apuntaba el maestro. Alejandra, que cumplirá 32 años el 26 de enero y ha sido madre por primera vez de una niña, acudió con su hermana pequeña Isabella, de 28, ambas nacidas de su matrimonio con Patricia Rato. Es cada día más notable el parecido que guarda la menor de sus hijas con su madre. El otro hijo del exmatrimonio, Juan, de 22 años, no pudo asistir, ya que vive a caballo entre Pamplona, Madrid y Sevilla.
A este acto tampoco podía faltar la pareja del torero, Macarena Bazán, exdirectora general de Juegos y Espectáculos de la Junta de Andalucía, con quien mantiene una relación desde hace 13 años.
Macarena Bazán, pareja de Espartaco
Espartaco recibe la felicitación de su novia, Macarena Bazán
Espartaco recordó en su discurso la tarde de 2015 en la que volvió a torear después de haberse retirado en la plaza de toros de la Maestranza. "Mi padre me dijo una frase que nunca olvidaré. Me dijo: 'Juan vas a echar a perder toda tu vida, vas a tirar por tierra toda tu vida profesional por un día. La gente que te ha visto y sabe lo que has hecho en el toreo se van a defraudar cuando te vean de nuevo, porque estas cosas nunca salen bien. En aquel momento me dio mucho que pensar y le dije: 'Papá, todo lo que se hace con amor y con agradecimiento es muy difícil que salga mal'", le contestó. "Puse mi carrera en juego aquella tarde, mandaba el corazón... Sevilla se merecía esa última tarde. Y ofrecí más que mi vida, ofrecí mi agradecimiento por todo aquello que había conseguido en el mundo del toro", continuó su emocionante discurso, que culminó con una calurosa ovación con todo el consistorio puesto en pie y en el que quiso hacer un alegato en defensa de la tauromaquia, la libertad y el toro bravo.