Tamara Falcó e Íñigo Onieva pasaron parte de la Navidad en Miami con la familia Preysler al completo. Entonces ambos compartieron varias imágenes de su agradable estancia al otro lado del charco y de sus rutas gastronómicas por algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. Pero no ha sido hasta ahora cuando hemos visto a la marquesa de Griñón disfrutando del espectacular clima tropical. En esta imagen, publicada por el empresario, la vemos entre palmeras y con el mar de fondo luciendo un vestido estampado y gafas de sol a juego. Tamara, de 42 años, irradia belleza y, sobre todo, felicidad, dos cualidades que Íñigo ha sabido captar a la perfección a través de su Leica, una exclusiva cámara que siempre viaja con él.
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Al empresario le apasiona la fotografía y posee diferentes modelos de esta legendaria cámara alemana, como la Leica Q2, que cuesta unos 5.000 euros, y la Leica Q3, de casi 6.000. Con ellas ha recorrido medio mundo. Roma, Ibiza, París, Copenhague, Amalfi, La Habana, Gstaad... Lugares de ensueño que ha descubierto con la mujer de su vida, su esposa desde el pasado 8 de julio. Ese día todo fue felicidad para ellos. La revista ¡HOLA! publicó en exclusiva todas las imágenes de la ceremonia y la fiesta posterior. También sus primeras declaraciones. "Nos hemos casado y hay una frase que se repite: 'Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre', y está llena de significado", dijeron emocionados.
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Tamara e Íñigo están disfrutando al máximo de esta etapa tan maravillosa que no está exenta de discusiones, según ha contado la hija de Isabel Preysler en El Hormiguero. "Cuando estoy enfadada, odio que me pregunten si estoy enfadada, eso me enfada más... Nuestros cambios hormonales como mujeres son complicados de gestionar y hay veces que no sabes por qué pero estás muy enfadada", ha comentado en la tertulia del programa en la que también participan Cristina Pardo y el matrimonio formado por Nuria Roca y Juan del Val.
"Íñigo tiene la mecha mucho más corta que yo para enfadarse, pero yo tardo mucho más en desenfadarme... yo puedo estar hasta que él se levanta y me abraza y me dice: '¿Pasamos de esto?'. Me cuesta perdonar, pero sé que está haciendo un gesto, reacciono positivamente y vuelvo a hablar, y ya podemos cenar juntos", ha explicado. Tamara ha reconocido que desde pequeña ya actuaba así. "En mi cabeza yo soy jueza y decido lo que está bien o mal. Soy la que dicta sentencia y bastantes veces tengo razón. Me atrevería a decir que un 98 por ciento de las veces, pero en ese dos por ciento cabe que Íñigo tenga razón", ha argumentado entre risas.
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Dejando a un lado esta anécdota sobre sus discusiones de pareja, Tamara e Íñigo comparten un mismo deseo: convertirse en padres. "¿Cuándo viene el primer hijo? Para cuando Dios quiera y ojalá quiera. Ya estamos abiertos. Sí, sí, sí", dijo la marquesa de Griñón en la revista ¡HOLA!. El empresario, por su parte, añadió: "Cuando Dios nos bendiga con ello. Después de habernos casado, lo que nos hace ilusión es tener hijos. Pero cuando vengan. No soy muy niñero con los niños que no están relacionados conmigo, pero a Miguel y Mateo -hijos de Ana Boyer- los considero mis sobrinos y me encanta pasar tiempo con ellos. Me gustaría formar una familia ni muy pequeña ni muy grande, porque se complica la logística de viajar, moverte, etcétera. Tres es el número perfecto".
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