Tres meses después de que se celebrara la última sesión del juicio que sentó en el banquillo a la extenista Arantxa Sánchez Vicario y su exmarido, Josep Santacana, acusados de alzamiento de bienes por ocultar su patrimonio para evitar pagar una deuda millonaria al Banco de Luxemburgo, hoy, por fin, se ha conocido la sentencia por el que las acusaciones pedían cuatro años de prisión.
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Sin embargo, ya se esperaba que la exnúmero no entrará en la cárcel ya que llegó a un pacto con la Fiscalía basado en el reconocimiento de los hechos, beneficiándose así de la rebaja de pena de cuatro a dos años de prisión al aplicársele los atenuantes de confesión y reparación del daño, dado que reconoció la culpa, ha colaborado con la justicia y ha devuelto casi dos millones al banco (1.874.408). No así su exmarido para quien la petición de cuatro años de prisión continuaba vigente pues las deliberaciones previas ya apuntaban a que sería considerado responsable en concepto de autor y cooperador necesario de los hechos, algo que hoy mismo ha sido confirmado tras ser notificada la sentencia a los abogados de ambas partes, Borja Vives, por parte de extenista, y Joan Segarra, como parte de la defensa de Josep Santacana, en el Juzgado de Lo Penal Nº 25 de Barcelona.
Así, mientras que la extenista ha salido más o menos indemne y ha sido condenada a dos años de prisión por ocultar bienes, pena que no cumplirá tras llegar al mencionado pacto con la Fiscalía, su exmarido, Josep Santacana, ha resultado condenado a tres años y tres meses de prisión como cerebro de la operación de descapitalización del patrimonio de su ahora exmujer y madre de sus dos hijos, Arantxa y Leo, de 14 y 11 años respectivamente.
Lo que sí deberán llevar a cabo ambos es el pago de 6,6 millones de euros, correspondientes a la deuda impagada más los intereses de demora con fecha desde 23 septiembre 2023, tal y como queda puesto de manifiesto en la sentencia. "La magistrada condena a la extenista y a su exmarido a pagar, como responsabilidad civil, una indemnización conjunta al Banque de Luxemburg de 6.620.127,60 €."
La sentencia, a la que hemos tenido acceso, "considera totalmente acreditado que la acusada Aránzazu Sánchez Vicario disponía y dispuso en todo momento de patrimonio suficiente para hacer frente a la deuda y que, mediante actos de venta y de sustracción a las acciones de embargo, impidió el cobro de la deuda. Ni un solo euro se destinó al pago de la deuda".
Añade también la resolución que “la acusada ha asumido su responsabilidad respecto de los hechos objeto de acusación, reconociendo su participación en los mismos. Alega en justificación de su actuar que ella no tenía ningún conocimiento relativo a la gestión de bienes, y que siempre lo ha confiado a terceras personas, primero a sus padres, y a partir de su matrimonio, y concretamente desde que en noviembre de 2009 se hizo con el control del patrimonio, a su marido, Josep S.B.”
En relación al exmarido de la tenista, condenado a más de 3 años de prisión, la sentencia establece que: “de conformidad con la prueba practicada en el acto del juicio oral, resulta sobradamente acreditado que Josep S. B. fue la persona que gestionó el patrimonio de su mujer desde que en noviembre de 2009 se hiciera con el control del mismo, y que ideó y llevó a cabo las operaciones de despatrimonialización que comportaron la imposibilidad de pagar la deuda contraída con la querellante"
Por estos motivos, la sentencia concluye que: "es absolutamente creíble que Aránzazu Sánchez Vicario no tuviera conocimiento alguno de gestión patrimonial, ni probablemente interés, y que siempre hubiera cedido a terceras personas la gestión sobre su patrimonio. Una vez se hizo ella con el control de su patrimonio y cesó la gestión de su padre y de B. C. M., es evidente que otra persona de su confianza se hizo cargo de dicha gestión. El acusado Josep S. B. tenía conocimientos (puesto que había trabajado en el sector inmobiliario) e interés directo en esa gestión, en su posición de marido de la titular,y era la persona de su máxima confianza. En nada exime a Aránzazu Sánchez Vicario que no se hiciera cargo directo de la gestión, puesto que evidentemente tenía pleno conocimiento de lo que se hacía con su patrimonio y estuvo disfrutando del mismo, con pleno conocimiento de la deuda que tenía con el Banco de Luxemburgo, pero no tenía capacidad ni conocimientos para dirigir las operacionesde despatrimonialización.”
Su polémico matrimonio
Arantxa Sánchez Vicario conoció a Josep Santacana en el año 2007 en Ibiza. Ella era la mejor tenista española de la historia y él, un empresario de dudoso prestigio. Los padres de la tenista, en su afán por proteger a su hija, ordenaron una investigación con una agencia de detectives para conocer su procedencia y tras conocer el resultado le alertaron del peligro que corría al lado de este empresario con deudas y problemas judiciales. Marisa y Emilio se opusieron a su boda, celebrada el 12 de septiembre de 2008 en el castillo de Peralada, trataron de que ambos firmaran unas capitulaciones matrimoniales donde la fortuna de la tenista quedaría a salvo, pero Santacana se negó y ella le apoyó. A partir de ahí comenzó el verdadero calvario para Arantxa.
Por su marido se enfrentó a su familia, rompió con sus padres y hermanos, y comenzó una nueva vida en la que dejó todo atrás. Puso tierra de por medio, marchándose a vivir a Miami, donde crecieron sus hijos. Con el tiempo se dio cuenta de que su mayor error fue confiarle toda su fortuna y nombrarle el gestor de su patrimonio, a pesar de las advertencias de su familia. "No me arrepiento de haber dado todo por amor, me arrepiento de haberle dado el control de todo lo que tenía. Tenía que haber separado el amor del resto de mi vida", llegó a confesar Arantxa en las páginas de la revista ¡HOLA!, sobre el drama de su vida y donde concedió su primera y valiente entrevista después de su divorcio. Después de años de enfrentamiento con su familia, llegó el perdón de una madre a su hija y también el de sus hermanos.
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Josep Santacana pidió el divorcio de Arantxa Sánchez Vicario en febrero de 2018 y solicitó la custodia de sus hijos, un proceso que aun no ha llegado a su fin ya que su todavía marido pretende que el juicio se celebre en nuestro país, mientras que ella lucha para que tenga lugar en Estados Unidos. De esta forma, él estaría obligado a declarar sus bienes y sociedades, forma con la que la deportista espera descubrir la fortuna supuestamente desaparecida.