Pablo, Juan, Miguel e Irene Urdangarin han acaparado una gran atención pública en los últimos meses. Desde que se confirmara la separación de sus padres, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, que tienen previsto firmar su divorcio este año, los jóvenes han visto cómo su exposición aumentaba drásticamente. Algo que no ha cambiado la gran relación que existe entre todos ellos. Los cuatro están muy unidos y, pese a que por las circunstancias de sus respectivas vidas, trabajos, estudios y carreras deportivas, no pueden verse todo lo que quisieran, nunca pierden el contacto y se refugian los unos en los otros como siempre han hecho. Algo que mantienen en la actualidad.
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De ahí que sus encuentros se conviertan en grandes celebraciones, porque les encanta estar juntos y hacer planes. Su último encuentro en Vitoria para recibir al 2024 junto a su padre se convirtió en una fiesta de reencuentros, besos y abrazos, muchos dedicados a Miguel, el menor de los tres hijos varones de Cristina de Borbón, que se licenció en Biología Marina el pasado verano en una universidad en Reino Unido y al que menos se le ha visto en los últimos meses -no estuvo en el sesenta cumpleaños de la infanta Elena-.
Fue además el que pareció recibir más atención de su abuela, Claire Liebaert , su padre y sus hermanos, especialmente de Pablo -surfean juntos, comparten pasión por el deporte, siempre bromean entre ellos y mantienen una relación muy especial-, ya que se incorporó más tarde a los días de distendidas reuniones familiares durante los que todos, como una piña, retomaron los planes de siempre, dando largos paseos por el campo y haciendo paradas en algunos de sus locales favoritos.
De los hermanos, Pablo es el más abierto de los cuatro y suele ejercer de nexo de unión entre todos. Por su parte, Juan , es el más tímido y reservado, mientras que Miguel uno de los más bromistas. Un buen rollo entre los hermanos que es continuo. Los tres mayores, además, se muestran muy protectores con Irene, que ha crecido siempre a su abrigo. Una buena relación que los jóvenes han demostrado en público en varias ocasiones. Desde que Pablo comenzara a jugar en el Barça de balonmano (en la actualidad milita en las filas del Fraikin Gramollers), sus hermanos no han dudado en visitarlo en la Ciudad Condal.
Los hijos del matrimonio Urdangarin de Borbón han vivido su infancia rodeados de polémicas y con varios cambios de residencia, lo que les hizo resguardarse en su familia y en la relación fraternal. Entre ellos hablan a diario, incluso tienen un grupo de WhatsApp entre los cuatro en el que se apoyan en los momentos malos y disfrutan de los buenos. Además, hacen lo que pueden para verse y, aunque no tengamos noticias o imágenes con frecuencia, se encuentran en Madrid, Ginebra y Barcelona más veces de lo que parece.
Pablo , el más abierto y ‘gamberro’ de los cuatro, suele ser una especie de unión entre todos. Siente devoción por Juan, el mayor, ahijado de la infanta Elena, que es quien más ha sufrido la situación de sus padres y le llama The Boss (el Jefe) y Legend (Leyenda). Las bromas son continuas entre los hermanos y quien más “duro” pega es Miguel, que tiene como padrino al rey Felipe VI, callado (no siempre) e inteligente como el que más, un tipo irónico y con grandes capacidades que suele reírse de todo desde la distancia. Irene ha vivido siempre abrigada por sus hermanos, todos mayores, quienes han intentado que no sufriera lo mismo que ellos, especialmente Juan. Con Pablo tiene una relación muy intensa porque se ven mucho, aunque Miguel siempre fue quien estuvo más cerca por cuestión de edad. Son quienes más tiempo han vivido con su madre a solas,
Irene vive, actualmente, a caballo entre Madrid, donde su abuela, la reina Sofía, la acoge mientras acude a clases de conducir en la misma autoescuela de Móstoles que sus hermanos Juan y Miguel, y Ginebra, ciudad en la que ha sido vista saliendo de la sede central de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, por lo que se sospecha que podría seguir los pasos de su hermano Juan y dedicar este año sabático a participar en algún proyecto solidario.