Las vacaciones navideñas han sido intensas e inolvidables para Tamara Falcó e Íñigo Onieva, que las han celebrado por primera vez como marido y mujer tras casarse el 8 de julio en una boda de la que ¡HOLA! contó todos los detalles. Mientras que la primera parte de las fiestas las pasaron en Miami con la familia Preysler al completo, para Nochevieja cambiaron las calurosas temperaturas de Florida por los helados termómetros de Suiza, donde se reunieron con Álvaro Falcó, Isabelle Junot y la pequeña Philippa. Ahora la marquesa de Griñón ha contado que ha habido un tercer destino en esta ruta.
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En el plató de El Hormiguero, donde trabaja como colaboradora desde 2020, Tamara ha explicado a sus compañeros que ha estado en el SHA Wellness Clinic. "Es una clínica de macrobiótica. Me he pasado comiendo rosti y pasta también, todos los turrones habidos y por haber... He ido a empezar bien el año", ha dicho. "Me has preguntado que cuánto he perdido y lo mismo he perdido que he ganado", ha puntualizado entre risas a Pablo Motos. Este centro con sede en Alicante que va abrir también en México y los Emiratos Árabes Unidos reúne técnicas y terapias de medicina científica y natural que ayudan a las personas a vivir más y mejor, según indican en su web.
Sus instalaciones, un auténtico oasis frente al mar Mediterráneo, tiene amplios espacios para favorecer la desconexión y jardines, área fitness.. Se ofrece un bienestar integral gracias a ocho disciplinas holísticas y cinco programas; una experiencia de renovación guiada y personalizada en la que la aristócrata ya había estado anteriormente, al igual que su hermana Ana Boyer y otros rostros internacionalmente conocidos. El centro fue fundado por Alfredo Bataller Parietti tras recuperar su calidad de vida cambiando las claves de su alimentación y combinando las terapias naturales con los últimos avances de la medicina occidental.
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asasasa
Para Tamara, Gstaad ha sido un sueño de viaje y se siente afortunada de conocer sitios con tanta magia. Durante su estancia en los Alpes suizos tuvo una divertida anécdota con Íñigo y las raquetas de nieve: "Fue todo una mentira de mi marido. Él subía a esquiar y a hacer todo tipo de deporte y un día me dice 'vente a hacer raquetas, que es lo mismo que vas a hacer paseando en el pueblo, lo único que con raquetas'. Total que quedamos con ocho amigos, subimos la primera cuesta, yo con un pulmón fuera, y de repente veo que eso no termina, que es lo mismo que esquiar pero en vez de subir en telesilla tienes que subir andando y agarrándote a la montaña".
La Marquesa reconoce que finalmente se alegró de haberse animado a caminar con raquetas y disfrutó del paseo, que duró una hora y media y en el que se paró a mitad para tomar un zumo. Eso sí, cree que no volverá a repetir esta experiencia y reconoce que no se le da bien esquiar porque durante su infancia las vacaciones no las pasaba en la nieve "Miguel Boyer odiaba la nieve, así que nosotros todas las vacaciones, las semanas blancas y todo eso, siempre íbamos a sitios de playa", ha explicado.