En 2022, Laura Londoño se convirtió en una estrella gracias a la serie Café con aroma de mujer, que protagonizó junto a William Levy. Ya en este 2023 recién finalizado, la actriz colombiana ha terminado de conquistar España. Lo ha hecho ganando MasterChef Celebrity 8, donde ha mostrado espontaneidad y dulzura, pero también su tesón y su afán por trabajar y aprender. Pero el gran premio de Laura es su familia.
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Junto al cineasta Santiago Mora, de quien se enamoró hace diez años y con el que se casó hace cinco, tiene a las pequeñas Allegra y Mikaela, nacidas en septiembre de 2019 y en febrero de 2022. Mientras disfruta de las Navidades, la actriz posa con su familia para ¡HOLA!, mientras nos habla de sus logros y lo feliz que se siente en España, después de obtener la nacionalidad.
“He pasado las Navidades en Suiza con mi familia. Ver a mi mamá con sus nietas, con mi hermano y en la nieve, que yo no crecí con ella, ha sido una maravilla. Unas Navidades de película”
—¿Cómo están siendo estas fiestas?
—Muy felices, con la familia. No he parado de cocinar para ella, que tenía muchas ganas. También para practicar y hacer todas esas cosas que soñé mientras estaba en el programa. Además, aguantando el frío en Suiza, rodeada de nieve. Mi hermano vive allí y nos hemos reunido también con mi madre. Cuando terminé de grabar MasterChef, quedé un poquito fatigada y encontré en verano el lugar que necesitaba para la recarga absoluta de energía. Es un sitio especial.
—Y ahora rodeada de nieve, entre montañas.
—Bueno, soy de Medellín, que está en un valle, rodeado de montañas. Entonces, siento que recargo energía en las montañas. Luego, ver a mi mamá con sus nietas, con mi hermano y en la nieve, que yo no crecí con ella, ha sido una maravilla. Han sido unas Navidades de película.
“Mi hija mayor se parece mucho a mí. Es más ‘fosforito’, se pone brava más rápido —ríe—. La chiquita es tranquila. Observa y analiza, como su papá”, nos cuenta Laura
—¿Qué les llama la atención a tus hijas de las Navidades?
—Las luces, Santa Claus… En Colombia se habla del Niño Dios y hay una diferencia. Eso les llama mucho la atención… Preguntaban cómo y cuándo traía los regalos (ríe).
—¿En casa celebráis Papá Noel, el Niño Dios o los Reyes Magos?
—Nos encanta todo lo que sea celebrar (ríe), pero en Colombia celebramos más el Niño Dios, la noche del 24, con la mayor familia posible. También hacemos la Novena, que se le reza al Niño Jesús, a la Virgen María, a San José… a Raimundo y a todo el mundo (ríe). Arranca el 16 de diciembre y cada día hay una oración especial. El noveno es el más divertido, porque se cantan villancicos. Este año, mi abuelita me mandó unas maracas e instrumentos para las niñas, así que cantamos y jugamos.
—¿Y en Nochevieja?
—Tenemos todo tipo de tradiciones en Año Nuevo, como lo llamamos nosotros. Tras comer las uvas, también damos la vuelta a la cuadra o a la manzana con una maleta, para viajar mucho ese año. En Colombia también está el Agüero: usamos una prenda amarilla para tener prosperidad y abundancia. En algunos lugares de mi país, pero más en el campo, se hace el Año Viejo: se construye un muñeco con palos, como un espantapájaros, y se quema. Así quemamos lo malo del año recién terminado.
—¿Celebraréis el día de Reyes?
—No, ¡ya lo hemos dado todo! (Ríe). Ahora, volaré para grabar la segunda temporada de Manes, que es una serie de Prime Video.
Navidades entre fogones
—Después de ganar MasterChef, ¿has cocinado mucho estos días?
—Hoy preparé un pastel de estofado de carne y hojaldre para la cena. Espectacular. Para comer, hice pollo con curri, leche de coco y papas. En el programa adquirí un gusto por la cocina que no tenía y ahora estoy muy curiosa: quiero aprender y cocinar para mi familia, que es algo nuevo.
—Estas Navidades habrán sido más especiales, ya que tus hijas son más mayores y más conscientes. Especialmente, la pequeña Mikaela.
—Este año, mientras rezábamos la Novena, Miakela ponía atención… Luego, se reía, cogía la maraca y la hacía sonar. Es muy especial inculcarles todo lo que pasa en esta época en torno al hogar y la familia.
—¿Cómo son Allegra y Mikaela?
—La mayor se parece mucho a mí. Es más “fosforito”, se pone brava más rápido (ríe). La chiquita es tranquila. Observa y analiza, como su papá. Pero, cuando explota, le tengo pánico. ¡No sé dónde esconderme! (Ríe).
—Después de verte en MasterChef y de visitar el plató en la final, ¿son conscientes de quién es su madre?
—No han visto nada de televisión. No, no. Quiero que tengan una vida normal. Su mamá es la que las regaña en la casa, no más (ríe).
“No he conocido a nadie con un corazón tan grande como Santiago. También tiene buen humor. Es perfecto para mí”, dice tras diez años de amor y cinco de casada
—¿Qué destacas de tu marido?
—Santiago es tranquilo, muy noble y con un corazón gigante. No he conocido a nadie con un corazón tan grande como el suyo. Eso es lo que más admiro de él. También tiene buen sentido del humor, que eso me encanta. Es perfecto para mí, porque soy más apasionada y explosiva, como Allegra. Obviamente, cuando explota también me da pánico (ríe). Los dos somos una buena combinación.
—Os conocisteis en un festival de cine. ¿Quién dio el paso de los dos?
—Yo. ¡Obviamente! (Ríe). Si no, seguiría esperando todavía y soy un poquito impaciente (ríe). Desde que lo vi, supe que había algo muy especial.
—En 2023, habéis cumplido diez años de amor y cinco de casados.
—Estamos a punto de cumplir once… ¡Ay, Dios mío! Me sorprendo muchísimo. Ni quería casarme ni, mucho menos, tener hijos. Casi ni vivir con nadie. Era una mujer totalmente independiente y centrada en el trabajo. De repente, estoy aquí con hijas… Me sorprende muy gratamente. Me parece muy lindo dejarse sorprender por la vida con cosas que uno siempre ha dicho “nunca voy a hacer esto” y mira… terminas con todo el paquete comprado (ríe).
—Santiago siempre ha estado a tu lado, durante tu crecimiento profesional. No siempre es fácil.
—No solo no es fácil, sino que es especialmente difícil para los hombres no competir con el triunfo laboral de su mujer. No todos están dispuestos a tener una mujer exitosa y públicamente visible. No es fácil que un hombre esté ahí, sin complejos y sin atacar mi trabajo. Sobre todo, el trabajo como actriz. Tampoco funcionaría si no fuera por Santiago y el absoluto respeto por el trabajo que hago. Nunca me ha dicho: “No deberías hacer eso”. Sabe lo que significa para mí el trabajo y lo respeta. Ese apoyo me encanta. Pongo el ejemplo de la mariposa: no puedes tratar de agarrarla, sino que debes tener la confianza absoluta de que esa mariposa va a volar, jugar, volver y posarse en tu mano. Eso es lo que tenemos.
—Qué bonita metáfora.
—Sí. Doy gracias a la vida. Yo se lo aplaudo, porque es un acto de generosidad, de valentía y de hombría.
Laura confiesa el mayor aprendizaje en el concurso de cocina: “Como espectadora, vi que era buena en lo que hacía. Pero la Laura con la que yo convivo siente que no es tan buena y sufre por eso”
—Te defines como una mujer caracol, que lleva su casa a cuestas.
—Así es, sí tal cual (ríe). La gente me pregunta: “Ay, te viniste a España tanto tiempo… ¿Y tus hijas dónde están?”. Yo siempre respondo. “¡Cómo me hacen esa pregunta! ¡Conmigo!”.
—¿Cómo han sido estos meses en España con toda la familia?
—Amo España. Ya tengo pasaporte español, después de varios años tramitándose. La abuela de mi abuela era española, de Toledo. Justo cuando me invitaron al programa, me lo dieron y lo estrené viviendo y trabajando. Siempre he amado España, su cultura, gente, gastronomía, música… En Colombia, estamos absolutamente permeados por la historia española. Ha sido muy bonito vivir en España.
—Cuando termines de grabar Manes, ¿volveréis a nuestro país?
—¡Ay, sí! En dos meses, si Dios quiere. Lo que más me llevo de España son ganas de volver.
—¿Qué valoras más de España?
—Muchas cosas. Se vive la calle de forma especial y hay muchos parques. Ahora lo miro todo por las niñas. Es un país amable para criar una familia: hay tranquilidad, se vive bien, se come bien… Su calidad de vida es muy alta.
—¿Qué balance haces del 2023?
—Superpositivo, con muchos aprendizajes: el de cocinar, pero también muchos a nivel personal. Fue un año duro, porque el programa fue muy exigente a nivel emocional, mental y físico. No lo hubiera podido hacer sin ese apoyo de mis hijas y mi esposo. Qué maravilla haber llegado a una ciudad en donde mis hijas se sentían felices y mi esposo ayudándome a hacer toda esta locura. Realmente, aprendí que nosotros somos un hogar en donde estemos los cuatro. Teníamos una casa superbonita en Colombia, que acabábamos de hacer, pero lo dejamos todo para venir a España. Ha sido un aprendizaje de desapego tremendo. Tenemos lo que nos cabe de verdad en tres maletas. A veces, digo: “No tengo ropa, lo tengo todo guardado en cajas”. Pero no necesito más.
La actriz, que ya tiene la nacionalidad española, se instalará de nuevo en nuestro país cuando finalice de rodar una serie: “Lo que más me llevo de España son ganas de volver”
—¿Qué olvidarías del 2023?
—Tanto sufrimiento. Me pareció superinteresante hacer el programa y verlo después. Hay una diferencia gigante entre lo que se siente a ser Laura y lo que las personas perciben de Laura. Cuando me vi en el programa, vi que era buena en lo que hacía. Pero la Laura con la que yo convivo siente que no es tan buena y sufre por eso. Entonces, ya estoy en edad de sentirme más tranquila.
—¿Lo mejor del año?
—Por Dios, MasterChef significa haber dejado mi casa, esas horas que invertí en cocina… También las grabaciones y los compañeros. MasterChef significa aceptarme como soy. Vivir esa experiencia fue tremendamente profundo.
—¿Sabías que ibas a ganar?
—Nunca. Solo al final, cuando vi los platos de Álvaro (Escassi) y expliqué los míos. Pero, cuando iban a decir el nombre, repetía el mío, como invocando. No tenía la certeza de que lo fueran a decir.
—¿Cuántas horas practicaste?
—Muchas. Antes de dejar Colombia, hacía turnos en un restaurante de ocho de la mañana a una de la tarde. Después, seguía con una chef. En España, estuve con un chef del restaurante Narciso, en Coque y el Celler de Can Roca. No me han enseñado a hacer nada a medias. Me criaron diciéndome que lo que fuera a hacer, lo hiciera bien. Si no, que no lo hiciera.
Su visita a Genoveva
—¿Con qué concursantes guardas una especial relación?
—Somos un gran equipo con un vínculo lindo. Especial cariño le tengo a Tania (Llasera). Es muy linda y generosa conmigo. Adoro a Blanca (Romero). Aunque parecemos muy diferentes, tenemos esa manera de decir las cosas y somos afines en la manera de pensar.
—¿Has hablado con Genoveva?
—Hemos hablado y, sí, guardamos contacto. De hecho, estuve dos días con ella en San Sebastián y le tengo mucho cariño. Pero hablamos de temas de mujeres que no te voy a contar (ríe).
—¿Mantienes relación con William Levy, tras Café con aroma de mujer?
—Claro. La serie nos ha mantenido en contacto un montón, sus frutos los hemos recibido en conjunto. Nos escribimos de vez en cuando e incluso nos hemos vuelto a ver. Me encantaría trabajar con él.
—¿Qué le pides a los Reyes Magos?
—Ya pedí al Niño Dios y ya pasó (ríe). A los Reyes Magos les pido disfrutar.
—¿Y ser madre de nuevo?
—Ganas de tener más hijos no me faltan, pero no es algo que esté buscando materializar. Estoy feliz.