La familia Prat siempre ha estado presente en nuestra vidas. Imborrable es el legado que dejó el gran Joaquín Prat en su impecable carrera profesional. Cómo olvidar su mítico “¡a jugar!” en El precio justo , sus noches de gala o sus campanadas con Ana Obregón, que presentó meses antes de su inesperado adiós.
Ahora, son tres de sus cuatro hijos con la danesa Marianne Sandberg quienes continúan la saga en el mundo de la comunicación: tanto Joaquín —en las mañanas en Telecinco— como sus hermanas, Alejandra —con Sonsoles Ónega— y Andrea, aunque ahora se encuentre de baja de maternidad por el nacimiento de la pequeña Gala, que vino al mundo a finales de agosto. En este momento tan especial, Marianne posa con Alejandra y Andrea y todos sus hijos para desvelar los secretos de su familia.
Andrea nos presenta a la pequeña Gala: “Adri, la hija mayor de Alejandra, estuvo toda la Nochebuena pegada a ella. Es que va a ser su ahijada”
—¿Cómo van estas fechas?
ALEJANDRA.—Muy familiares y tradicionales, como siempre
ANDREA.—Pasamos Nochebuena y Navidad todos en casa de Álex —Alejandra—, en Barcelona.
MARIANNE.—Lo hemos pasado muy bien. Cuando nos reunimos, todo es perfecto.
—Alejandra, ¿siempre ejerces de anfitriona en tu casa en Navidades?
ALE.—Desde que crecimos y tenemos familia, me toca ser la anfitriona
M.—Es imposible ser más generosa que Álex.
AND.—Antes, las pasábamos en Palma. Cuando falleció mi padre, íbamos a Cancún. Y, desde que tenemos niños, nos reunimos en Barcelona.
ALE.—Han dormido casi todos en mi casa. Menos mi hermano Joaquín, que ha estado en un hotel. Los demás, todos en casa.
“Cuando falleció mi padre, celebrábamos las Navidades en Cancún. Y, desde que tenemos niños, nos reúne Alejandra en su casa”, añade la menor de las hermanas Prat
—¿También Federico, el tercero de los cuatro hermanos?
M.—No, pero llama 20 veces al día a toda la familia y habla con todos. Sabe más de todos que yo (ríe).
ALE.—Mientras no quiera superar sus adicciones… Pero tiene un corazón de oro. Es más bueno que el pan.
—Entonces, tenéis contacto con él.
ALE.—Sí. Mis hijos le han felicitado la Navidad. Hablan mucho con él.
M.—Siempre está presente. Fede tiene un problema fuerte, difícil de superar…
—Cuando os reunís, ¿quién cocina?
AND.—Ayudamos todos, pero encargamos la comida. Si no, sería una locura.
ALE.—Yo pongo todo en marcha.
AND.—Mi madre monta la mesa con un mantel y una vajilla de Navidad. También compra el centro y lo decora.
—Mientras, jugarán vuestros hijos.
ALE.—Sí. Estaban todo el rato jugando (ríe). Ni nos enteramos de que estaban.
AND.—Además, se mueren de amor unos por otros. La hija mayor de Álex, Adriana, de 15 años, juega con todos.
ALE.—Adri estuvo pegada a la hija pequeña de Andrea, que va a ser su ahijada.
AND.—Sí, el bautizo de Gala será en enero. Adri la ha cogido, dado el biberón...
ALE.—Ahora no para de decirme: “Mamá, quiero otra hermana”. ¡Va lista!
—Está muy alta y es igual que tú.
ALE.—Adri mide 1,73. Está mucho más mona que yo con su edad.
—¿Va a seguir los pasos en el Periodismo?
ALE.—No sé. No querría influir a mis hijos. Mi padre siempre nos dijo que eligiésemos lo que nos gustase a nosotros.
—¿Por qué son especiales vuestras Navidades?
ALE.—Bailamos y cantamos villancicos alrededor del árbol y por toda la casa.
AND.—Cantamos villancicos españoles e ingleses. Y mi madre alguna canción danesa.
M.—Y alguna en sueco, mi madre era sueca.
AND.—Vamos por la casa cantando y bailando. Es divertidísimo. Los niños alucinan, claro.
—Alejandra y Andrea, ¿sabéis hablar danés?
ALE.—Sí. Mi madre nos mandaba a mi hermano Joaquín y a mí a Dinamarca a un campamento de verano. No hablo danés por vergüenza, pero lo entiendo como el español o inglés.
AND.—Yo no pillo todo, pero sé de qué hablan.
—Andrea, estas Navidades están siendo muy especiales por Gala. ¿Cómo es tu tercera hija?
AND.—Maravillosa. Todo el mundo me pregunta si es un muñeco, porque no da un ruido. Es una niña trampa, pero mis tres hijos han sido igual de buenos. Estamos todos locos con Gala.
—No sé si esto significa que quieres más hijos.
AND.—Creo que no. Si toca la lotería… (ríe).
“Bailamos y cantamos alrededor del árbol y por toda la casa”, cuenta Alejandra. “Villancicos españoles e ingleses. Y mi madre alguno danés. Los niños alucinan, claro”, confiesa Andrea
Los recuerdos de su padre
—¿Guardáis algún recuerdo navideño con vuestro padre?
ALE.—Muchísimos. Mi padre siempre ponía la nota de humor y compraba regalos divertidos que ponía en cada plato. Luego, hacía el discurso navideño y decía siempre algo de cada uno. Ahora es algo que hace mi hermano Joaquín.
AND.—Me acuerdo de las Nochebuenas con mi padre en Mallorca, porque dio las campanadas con Ana Obregón…
ALE.—Pero solo las dio en el año del 94 al 95, que fue el año que murió… Lo vimos todos juntos y, en cuanto las dio, vino a casa rápidamente.
AND.—Recuerdo mucho sus abrazos y besos. Era muy cariñoso. Es como todavía que lo siento.
—¿Cómo era Joaquín padre?
M.—Es el amor de mi vida. Lo echamos tanto de menos… Pero en Navidad y siempre. Siempre hablamos de él. Era único.
AND.—Se murió cuando tenía ocho años, pero me acuerdo de todo. Me llevaba a montar a caballo, compraba las pegatinas cuando iba a por el periódico, nos llevaba a cenar siempre… y a comer todos los domingos.
ALE.—Era un padrazo. Siempre pendiente de nosotros. Y con una cultura increíble. Cuando tenía que hacer los deberes, era como una enciclopedia. Era muy niñero, como buen Prat.
“De pequeña no sabía qué quería estudiar en la universidad. Fui con mi padre a ver las carreras y elegí Periodismo. Ese día, mi padre entró en coma y no lo volví a ver consciente”, recuerda Alejandra
—Y eso que no paraba de trabajar…
M.—Pero dormía en casa para despertarse con los niños. Siempre ha estado presente.
AND.—No tengo esa sensación de padre ausente. Todo lo contrario. No sé cómo se lo montaba, pero estaba siempre pendiente de nosotros.
ALE.—Se organizaba y sacrificaba horas para estar. También mi madre llevaba la casa y organizaba a mi padre en lo que podía.
—¿Qué habéis heredado de vuestro padre?
ALE.—Joaquín, el carisma, la profesionalidad y su gran corazón. Tiene carácter fuerte, pero muy buen corazón. Mi hermano Fede, también el carisma y el hablar con unos y otros, el no tener vergüenza. Y mi hermana, Andrea, la humildad, la familiaridad, la alegría de vivir… También ese mal carácter de mi padre por las mañanas (ríe).
—¿Vuestros hijos saben quién era su abuelo?
ALE.—Sí, sí. Les hablamos muchísimo de él. Mi padre hizo un disco y se saben todas las canciones. Luego, le han visto mil veces en la tele. Igual que ahora a su tío y su tía. A veces, cuando me reconocen en la calle, se sorprenden.
—Marianne, ¿cómo se define como madre?
M.—Normal, una madre que vive por y para sus hijos y nietos. Me encanta tenerlos en mi casa.
ALE.—Mi madre es superfuerte, luchadora… Muy madraza. También la más divertida. La gente le coge mucho cariño. Es una suerte tenerla.
—Tanto Alejandra como Andrea, sois madres de familia numerosa. ¿Siempre lo tuvisteis claro?
ALE.—Por mí, hubiera tenido cuatro o cinco.
AND.—Yo siempre quise cuatro, pero luego ves que dan mucho trabajo…
M.—Es normal que quisieran formar una familia numerosa. Cuando nos juntamos todos, es la alegría pura.
—También todos os dedicáis al Periodismo.
ALE.—Menos Fede, que es marino. Bueno, ya no. Pero todos los demás, sí.
M.—Es lo que vieron en casa. Joaquín era muy trabajador y es lógico que siguieran sus pasos.
ALE.—Yo lo decidí el día que mi padre enfermó. Fui con él a ver las distintas carreras y no sabía qué quería hacer, y tenía que ir a la universidad en septiembre. Ese día, elegí Periodismo y mi padre estaba orgullosísimo. Luego, me dejó en el cole y nunca más lo volví a ver consciente, porque entró en coma. En aquel momento, mi hermano Joaquín llevaba dos años estudiando Económicas, pero, al morir mi padre, decidió que también quería hacer Periodismo, con lo cual hicimos la carrera juntos en la misma clase.
“Profesionalmente, mi hermano Joaquín es uno de los mejores, si no el mejor”, afirma Alejandra. “Como mi padre, lo lleva en la sangre”, añade Andrea
El carácter de cada Prat
—Marianne, ¿cómo definiría a sus hijos?
M.—Todos son buenísimos. Álex es muy generosa. Andrea es fantástica y vive mucho por su familia. Y Joaquín lo mismo, es bondad pura.
ALE.—De Joaquín destaco su fuerza, su entereza, su sentido del humor, su capacidad, sus ganas de superarse… Su independencia, su autoestima… Y luego tiene una parte humana que le hace especial. Y Andrea es la pequeña, es la mimada, pero tiene mucho carácter. También es supertrabajadora… Una madraza y muy buena hermana. Y Fede… Le quiero con todo mi corazón, pero esta viviendo la situación que ha elegido… Aunque estamos aquí con los brazos abiertos, porque tiene un corazón de oro. Todo el mundo sabe que tiene una adicción y que, cuando él quiera superarla, pues aquí tiene a su familia.
M.—Es muy duro tener un hijo con adicciones. Llevo muchos años ayudándolo. Hemos hecho todo por él, pero no hay forma. Si él no quiere cuidarse y no tiene fuerza de voluntad…
AND.—Mi hermana es mi otra mitad. Es generosa como la que más, la madraza total… Es un espejo en el que mirarme y siempre está de buen humor…. Luego, mi hermano Joaquín es un diez. Está pendiente de nosotras y ha hecho un poco de padre. Somos superfamiliares todos.
—¿Quién tiene más carácter de todos?
AND.—Joaquín (ríe).
ALE.—Pero porque sabe lo que quiere y cómo lo quiere. También, si se equivoca, es el primero en pedir disculpas. Es como mi padre, que tenía un pronto más fuerte.
AND.—Mi hermana y yo tenemos un carácter bastante parecido, en el sentido de que nos va bien todo.
—¿Quién era el más trasto de pequeño?
ALE.—Fede y Joaquín. A Joaquín le encantaba asustar a la gente. Era muy trasto. Y Fede era trastísimo.
—¿Y ahora? ¿Está casado o tiene hijos?
ALE.—Nunca ha estado casado. Soltero, sin hijos.
“Mi padre adoraba a Ana Obregón. Ahora la veo feliz, pasando un momento muy dulce. Me alegro mucho por ella”, nos cuenta Alejandra
—¿Cómo veis ahora a Joaquín?
ALE.—Genial. Profesionalmente, para mí es uno de los mejores, si no el mejor.
AND.—Lo hace espectacular. Si no fuera mi hermano, pensaría lo mismo. Transmite de maravilla. Es supercercano, natural… Como mi padre, lo lleva en la sangre.
ALE.—Lo mejor es que él siempre quiere aprender más. Es un gusto.
—¿Nunca os han propuesto hacer algo juntos todos?
AND.—Nunca, pero me encantaría. Habría una conexión muy chula.
ALE.—Nos lo pasaríamos bomba.
—Alejandra, empezaste con la Campos.
ALE.—María Teresa era una mujer arrolladora, divertida y listísima. Era muy protectora con su gente. Un diez de mujer, a la que he querido y respetado muchísimo. De hecho, cuando me llamaron para el especial que han organizado ahora, no dudé en participar.
—Antes hablabais de Ana Obregón. ¿Mantenéis el trato?
AND.—Sí, sí. La familia la quiere un montón.
M.—Tengo que agradecerle que, cuando se murió mi marido, fue la primera en llegar con su madre al tanatorio. Eso nunca se olvida.
ALE.—Mi padre la adoraba. Tenía una relación muy especial con ella. Ahora la veo feliz y está pasando un momento muy dulce. Me alegro mucho por Ana.