Tamara Falcó cumple ahora su medio año de casada con Iñigo Onieva, cuya boda pudimos ver en exclusiva en las páginas de ¡HOLA! Por ello, la marquesa de Griñón nos hace balance a estos meses de matrimonio, desde el fabuloso ático que acaba de estrenar. “Estamos encantados. Es una casa muy práctica y acogedora”, nos cuenta antes de analizar las claves de su matrimonio. ¿Quién de los dos es más fácil para convivir? ¿Es ella más desordenada que Íñigo? ¿Por qué discuten en el día a día? ¿Quién es más...? Todas esas preguntas y muchas más las responde la hija de Isabel Preysler en ¡HOLA!
De primeras, Tamara no duda en reconocernos que es su marido el más fácil de convivir de los dos. “Siempre está alegre. Cualquier cosa que haga por él lo aprecia y eso se agradece”, nos dice. Eso sí, como nadie es perfecto, también ella nos apunta que su marido no es tan ordenado como ella.
“También hay que aceptar al otro y es cuando realmente descubres el amor, porque ninguno somos perfectos. Él tiene que aceptar mis cosas y yo las suyas”
“Yo diría que Íñigo porque me molesta su desorden, pero es posible que él te diría que yo”, nos dice la aristócrata entre risas. “A cada uno nos molesta lo del otro”, añade antes de echar una carcajada. Por otro lado, Tamara también confiesa a ¡HOLA! quién es más orgulloso de los dos. “Esa soy yo”, nos dice sin titubear. “Claro, Íñigo tiene más genio y se calienta más rápido, mientras que yo soy súper orgullosa”, nos apostilla antes de volver a soltar otra sonora carcajada. “Pero, al final, estamos sólo en casa él y yo, así que toca solucionarlo”, nos aclara la marquesa de Griñón.
Claro que Tamara e Íñigo tienen una norma fundamental para hacer más fácil su convivencia y esa es la de no irse a dormir enfadados o antes de discutir. ¿Cómo lo consiguen? “Intentamos no hablar de ciertas cosas a última hora de la noche, porque no es el mejor momento. Eso sí lo hemos decidido conjuntamente”, nos explica. “Al final, no quieres dormir enfadada o no descansas igual de bien. O sea, no es el momento. Hay que elegir el momento correcto para hablar de las cosas”, nos añade.
“Íñigo siempre está alegre. Cualquier cosa que haga por él lo aprecia y eso se agradece”, nos dice
Esa es la teoría, aunque la propia Tamara termina reconociendo que no siempre es fácil llevarlo a la práctica. “Hay veces que necesito mis horas in between de sueño para ver las cosas de diferente modo”, nos dice. “A veces necesito esas horas para despertarme y decir: “Bueno, no es tan grave”, nos cuenta entre risas. “Cuando estás descansada, ves las cosas de una forma completamente distinta”, apostilla.
A pesar de todo, Tamara nos asegura que no hay nada que provoque importantes fricciones en su casa. “No hay un tema recurrente, la verdad. Intentamos solucionarlo todo el día”, nos cuenta. “Al final, estamos sólo en casa él y yo, así que toca solucionarlo”, nos explica para luego concluir: “También hay que aceptar al otro y es cuando realmente descubres el amor, porque ninguno somos perfectos. Él tiene que aceptar mis cosas y yo las suyas”.