Protagonizaron algunas de las imágenes más románticas y tiernas de este pasado verano, cuando se despedían en el aeropuerto de Ibiza y ambos parecían dos personajes sacados de una “peli” de Godard. Acababan de pasar sus primeras vacaciones estivales juntos. En bañador y en abrazos que parecían eternos, por aguas del Mediterráneo.
Ahora, en lo más crudo del crudo invierno, Juana Acosta y su novio, Pablo García-Andrade, afrontan otra primera vez. Ahora, la de estrenar Navidades juntos. Un momento diferente, de recogimiento, si quieren, de abrigos, cielos grises y vientos gélidos a los que, sin embargo, ellos, de la mano, parecen inmunes.
Como si su amor les iluminara igual que el sol de agosto. Porque nada en la pareja parece haber cambiado, aunque todo a su alrededor, el escenario y la estación, lo hayan hecho y ¡cómo! Besos, risas, caricias… Todo un derroche de candor capaz de derretir el hielo de la mañana madrileña. Que ha sido así como hemos podido ver a la actriz de El Inconveniente, paseando por Madrid junto su chico, especialista en marketing y profesor del IE Business School. También de compras. De regalos de pareja. No les falta de nada, por cierto. Ni estilazo —combinando beis y violeta— ni el must entre los perritos: un Teckel.