Marcos García Montes, uno de los abogados de Daniel Sancho en España, ha visitado esta mañana el programa "Vamos a ver" de Telecinco para revelar algunos detalles hasta ahora desconocidos sobre el caso que, cinco meses después, todavía está pendiente de resolver. El letrado se ha mostrado muy seguro de que su cliente puede librarse de pena de muerte, aplicable en supuestos de asesinato premeditado, un delito que tanto el acusado como su equipo niegan rotundamente.
Es más, García Montes explica que fue la propia policía tailandesa quien, por error, dio pábulo a la hipótesis que sugiere lo contrario, es decir, que Sancho mató Arrieta por accidente, lo que reduciría considerablemente su condena. "El día 21 de agosto, la policía, que continuamente ha estado filtrando secretos, filtra que ha habido una pelea y es en ese momento cuando digo que se acabó la premeditación. Posteriormente, aparece el fiscal jefe de esa zona entrevistado por 'Equipo de Investigación', que dice lo de la pelea y apunta que Daniel vendrá a España cuando cumpla un tercio de la pena", comenta el abogado.
La policía incurre, entonces, en una contradicción que podría ser favorable para Sancho. Si sostiene en su informe que hubo premeditación, no puede sugerir más tarde que fue una pelea improvisada la que desencadenó el fatal desenlace, eximiendo así al chef español del agravante de la premeditación.
"Creemos firmemente que hay partido, creemos en este tribunal y que la Justicia nos lleva a un homicidio imprudente o a una relación causal de este accidente", señala optimista García Montes, que calcula la pena máxima a la que se podría enfrentar su representado si se cumplen sus expectativas: "Sería condenado con ocho o diez años según el código penal de Tailandia. (...) Y podría venir a España cuando cumpla un tercio de la condena".
Además, García Montes ha explicado por qué despidieron a dos abogados tailandeses antes de dar con el actual, que será el que represente a Sancho a lo largo del proceso judicial que dará comienzo el próximo 9 de abril: "El primer abogado que tuvimos nos ocultó que tenía copias del procedimiento y no aconsejó nada bien a Daniel. El segundo, ni habló con nuestro cliente y salió de la primera reunión diciendo que iba a por la cadena perpetua". El de ahora, en cambio, “está trabajando honradamente, es un abogado de oficio que comparte las tesis de España".