Los 80 fueron la época dorada de la Costa del Sol, cuando Marbella pasó de ser un pueblo de pescadores a cuna de la jet set patria. Esa Marbella que no dormía, repleta de fiestas, lujo y ostentación languideció en los 90, aunque sus personajes y su forma de entender la prensa del corazón continuarán por siempre en el imaginario popular. Aquel refugio de grandes fortunas dispuestas a vivir la noche a tope se convirtió en un motivo recurrente en las páginas de la prensa de la época: el bronceado de Lita Trujillo, el monóculo de Jaime de Mora y Aragón, la eterna sonrisa de Gunilla Von Bismarck con su inseparable Luis Ortiz, los pañuelos de Espartaco Santoni, los maquillajes de Kimera o la pasión de Pitita Ridruejo por las apariciones marianas son solo algunos ejemplos.
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Estrellas de Hollywood, miembros de las familias reales europeas y árabes, y empresarios multimillonarios internacionales se reunían cada verano para disfrutar del sol marbellí y las fiestas en una época en la que las celebrities y la prensa del corazón convivían amigablemente. ¡HOLA! fue testigo de muchos de los momentos estelares de la era dorada de la ciudad malagueña, momentos que, casi 40 años después, aparecen reflejados en la serie de Mariano Barroso, Los Farad. Prueba de ello son estos tres momentazos de la ficción emitida por Prime Video que bien podían haber protagonizado entonces las páginas de ¡HOLA!.
La música de Julio Iglesias en la boda de Oskar y Sara
La boda entre ambos protagonistas es uno de los acontecimientos narrativos que marcan el desarrollo de Los Farad. Fiel reflejo del clima de la época –y como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta el poder de la familia Farad–, el enlace se celebra por todo lo alto en un evento que congrega a lo mejor de la sociedad marbellí del momento. Durante la fiesta, suena la música de Julio Iglesias, cuya vinculación con la capital malagueña ha sido siempre muy estrecha –una de las calles principales de la ciudad lleva su nombre–. Todo un guiño a los conciertos multitudinarios que el artista ofrecía en la Plaza de toros de Puerto Banús, convertidos en todo un símbolo de la época y recogidos en las páginas de ¡HOLA! de entonces.
La apertura del gimnasio de Oskar en pleno centro de Puerto Banús
Proveniente de una familia humilde, Oskar sueña con abrir su propio gimnasio, deseo que se materializa después de conocer a Sara. El personaje interpretado por Miguel Herrán pone en marcha el Club Candonga, en pleno centro de Puerto Banús y donde no solamente se iba a practicar aeróbic, sino que ser y ser visto era lo más importante. Allí, en el lugar con más tiendas de lujo por metro cuadrado del mundo, se desarrolla la mayor parte de la trama de Los Farad, de la misma manera que ¡HOLA! se hizo eco de todo lo que sucedió en el exclusivo puerto deportivo durante su época de esplendor. ¿Quién no querría ver yates de 90 metros con un Bentley en la cubierta y seis modelos en bikini bebiendo Martini?
La jet set marbellí, ese concepto que se convierte en un personaje más
Si hay algo que destacar en Los Farad además de sus brillantes actuaciones y su ritmo endiablado es el retrato maestro que la ficción de Mariano Barroso hace de la sociedad marbellí de entonces. Esa pandilla de ultrarricos que viajaba regularmente en aviones privados propios o alquilados y daba fiestas en yates tan grandes como un edificio aparece como un personaje más, que habla, se mueve, se viste y actúa como lo hacían los ultrarricos marbellíes de entonces. Alfonso Hohenlohe, Soraya –viuda del Sha de Persia–, Adnan Kashoggi, el rey Fahd, Olivia Valère… son solo algunos de los nombres protagonistas de la escena social más exclusiva del momento y que, por supuesto, copaban las páginas de ¡HOLA!