Concha Velasco, la gran dama de la escena española ha sido también una mujer de grandes amores, pero de todos ellos, el que dejó una huella más imborrable, fue Paco Marsó, pese a que las sombras vencieron a las luces en su matrimonio hasta que se acabó. Estuvieron casados 28 años y tuvieron un hijo en común, Francisco -el productor, además, adoptó a Manuel, primer hijo de la actriz-. Aunque ella siempre reconoció que no fue precisamente un marido ejemplar, de su boca solo han salido palabras de cariño hacia el empresario, que falleció en 2010 de un derrame cerebral. Hasta tal punto que diez años después de su fallecimiento dijo: "Pienso mucho en él, sueño con él. No resucitaría a mi madre ni a mi padre, pero él… Paco tenía muchas cosas buenas".
La chispa entre ellos surgió en 1976 cuando coincidieron en el rodaje de la película Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe, cuando Paco aún trataba de triunfar como actor. A ninguno de los dos les faltaban pretendientes, y la fama de rompecorazones de él era más que conocida. Aún así, se enamoraron. "No podía ser más guapo", contaba Concha en sus memorias recordando cómo comenzaron una intensa relación que culminó con una boda secreta a la que solo asistieron sus familiares y amigos más cercanos. Era el comienzo de una vida en común que no pudo empezar con peor pie.
Concha Velasco, nueva vida y nueva casa: su entrevista más esperada
Pacó no llegó a casa la misma noche en la que se dieron el 'sí, quiero'. El susto fue monumental para una recién casada que, agobiada, no dudó en llamar a su suegra. "Ay, hija, ya te acostumbrarás", le dijo la madre del productor. Y se acostumbró, o tal vez no, pero Concha supo mantener durante casi tres décadas un matrimonio sustentado en "un amor incontrolable, ése que te nace de la sangre. Y te derrites de amor pero estás en un infierno de celos, y le cuentas todo, pero sabes que lo anterior casi casi no pasó, no dejó huella, no importa nada". Así lo explicaba la actriz echando la mirada hacia atrás, incapaz de encontrar el rencor, a pesar de las decepciones y las infidelidades.
En lo profesional parecían formar un buen tándem. Paco no consiguió grandes éxitos como actor, pero se convirtió en uno de los productores más importantes de España, mientras que ella ya era la gran Conchita Velasco cuando se casaron. Podrían haber sido el complemento perfecto, sin embargo, él no supo llevar el enorme éxito de su mujer con el orgullo y el apoyo que cabría esperar. Pronto, los asuntos económicos se convirtieron en un motivo más de peleas habituales, tal y como ella relata en su libro, El éxito se paga.
Fue en la década de los 90 cuando la intérprete de La chica ye-ye decidió que debía poner punto y final a su matrimonio. Lo sabía, pero no fue capaz. Llegó a retirar la demanda de divorcio, que no llegó de nuevo al juzgado hasta más de una década después. Él nunca negó que su comportamiento fue lo que les abocó a la ruptura definitiva. El desamor, las deudas y las decepciones formaron un cóctel que ya era imposible de digerir para una actriz que seguiría trabajando y triunfando ante las cámaras y sobre el escenario hasta hace poco más de dos años.
No fue fácil para Concha superar la separación, pero muchísimo menos fue enfrentarse a lo inesperado. El 5 de noviembre de 2010 Paco Marsó fallecía tras varios días ingresado por un derrame cerebral. Este durísimo golpe hizo saltar por los aires cualquier resto de resentimiento que pudiera albergar la que fuera su esposa, la que vivió con él no solo una historia de amor, sino "el compendio de todas las grandes pasiones", decía. Y la que a pesar de todo lo vivido, le dedicó siempre un lugar privilegiado en su corazón: “Paco es parte profunda e importante de mi vida y lo único que de verdad lamento es que él no me quisiera o no me supiera querer”.
Haz click para ver el documental sobre Concha Velasco una de las actrices españolas más populares y queridas y con una trayectoria profesional a la altura de pocas: más de 80 películas y decenas de estrenos teatrales, programas de televisión y reconocimientos por su trabajo. Una artista consagrada, madre de dos hijos, casada, y divorciada casi treinta años después. La eterna chica ye yé. ¡No te lo pierdas!