Desde el 3 de octubre de 2004 hasta hoy han pasado casi 20 años y muchísimas cosas en la vida de Eva Longoria. Aquel día se estrenó Mujeres desesperadas , la serie que marcó el punto de inflexión en su carrera. Y con ese cambio llegarían otras grandes revoluciones a nivel profesional, emocional y personal. Y también batallas ganadas. De asumir cada vez más retos tras las cámaras y volcarse en la producción y dirección, además de continuar en la actuación, a disfrutar del mejor papel de su vida como madre de Santi, su hijo de cinco años.
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Como la inolvidable Gabrielle Solís rompió estereotipos dando vida a un personaje muy innovador en aquellos años: una latina millonaria en la casa más grande y lujosa de Wisteria Lane, la zona residencial donde se ambientaba la serie. Quizá muchos no hayan reparado en eso, pero fue un avance en la historia de la televisión. Ganó dos premios del Sindicato de Actores (SAG) y fue nominada al Globo de Oro. Y no solo mantuvo los pies en el suelo, sino que transformó su éxito en un altavoz para promover todas aquellas causas de justicia social que han definido su trayectoria de las últimas dos décadas.
“Me siento muy feliz cuando estoy en España, adoro este país. Conocí Marbella hace ya 20 años y fue amor a primera vista. Empecé a pensar en comprar una casa aquí hace cinco años y he estado buscándola todo este tiempo”
Aquella joven de origen mexicano que llegó a Hollywood con el título de Miss Corpus Christi y dos dólares en el bolsillo desde su Texas natal es hoy una estrella que trabaja incansable para dar visibilidad a la comunidad latina, ayudar a las familias y empoderar a las mujeres mediante oportunidades y educación. Ella creyó en sí misma y logró sus propósitos. ¿Por qué no muchas otras?
A este lado del Atlántico
Su espíritu humanitario la trajo también a este lado del Atlántico. Lo hizo de la mano de Melanie Griffith y de su íntima amiga María Bravo, junto a la que puso en marcha la Fundación Global Gift, de la que es presidenta de honor. Así comenzó el idilio de Eva Longoria con Marbella, hace también 20 años. Desde entonces, ha regresado cada verano a las playas de la Costa del Sol. Llegaron también las galas benéficas y la creación de Casa Ángeles, para ayudar a niños con necesidades especiales, proyecto especialmente unido a su corazón. Y de ahí a apasionarse por España fue todo uno. Y más cuando descubrió los orígenes asturianos de su familia. La historia americana de sus antepasados se remonta a Lorenzo Suárez de Longoria, que llegó al virreinato de Nueva España (México) en el año 1603 desde el pueblo de Longoria, en Belmonte de Miranda.
“Quería que fuera espaciosa y con muchas habitaciones, porque mi familia es muy grande; que tuviera jardín para que mi hijo pudiera jugar y también piscina, porque siempre está nadando” dice Eva, que la compró a principios de año y la reformó a su gusto
Cada vez pasa más tiempo en nuestro país —este año, además, ha rodado Tierra de mujeres (Bambú Producciones) junto a Carmen Maura, su primer proyecto en español— y desde hace ya tiempo quería un hogar aquí para disfrutar junto a su marido, el empresario mexicano Pepe Bastón; su hijo, y la gran familia que forman. “He estado buscando casa en Marbella durante los últimos cinco años”, nos cuenta la actriz, productora y cineasta, que este 2023 suma un nuevo triunfo profesional, su primer largometraje como directora, Flamin’ Hot (La historia de los Cheetos picantes), donde cuenta la inspiradora historia real de Richard Montañez, un conserje que revolucionó la industria alimentaria al aportar el sabor mexicano a un snack convertido en fenómeno de la cultura pop.
Ahora, Eva Longoria “regresa” a sus raíces españolas por la puerta grande… de su nueva casa de Marbella, que nos muestra por primera vez en un excepcional reportaje. La intérprete de La sombra de la sospecha adquirió la propiedad, en una lujosa zona cercana a Puerto Banús, a principios de año, la reformó y decoró con la ayuda de su amigo el interiorista Nicolás Escanez, y pudo estrenarla ya en verano.
—Nos da la sensación de que cada vez pasas más tiempo en España, ¿es así?
—Sí —ríe—, siempre estoy en España. Además, he rodado también la serie Tierra de mujeres, con Carmen Maura y muchos actores españoles increíbles, y he disfrutado mucho de todo este tiempo. Conocí Marbella hace ya 20 años y desde entonces vuelvo cada verano. Mi mejor amiga, María Bravo, que es como mi hermana y la madrina de mi hijo, me descubrió su belleza y por eso hemos estado viniendo todos los años, primero una semana, luego dos, un mes… después tres meses —ríe—.
“Mi hijo Santi es el amor de mi vida. No sabía que este tipo de amor podía existir. Lo mejor que me ha pasado es ser madre, es el mejor papel que he representado”
—Vamos, que es como un segundo hogar.
—Sí, mi hogar está entre México, porque vivo más ahí que en Los Ángeles, y España.
—¿Sientes que cada vez tiran más tus raíces españolas?
—Sí, el año pasado recibí el título de dama del Cuerpo de la Nobleza de Asturias, mi tierra, y fue un honor para mí. También le dieron a mi padre el de caballero, pero él no pudo viajar y fui por él a recibirlo. Asturias es la cuna de España, así que allí sentí una conexión muy especial con la historia del país y me enamoré aún más de él. Visité la localidad de Longoria, pude ver la casa de mis antepasados… y me fascinó. Fue un honor conocer la historia de mi familia en España y conectar con esas raíces, que son tan fuertes y se conservan tan bien. Se puede localizar exactamente dónde vivió mi familia, mis tíos, dónde estaba el pueblo, en qué trabajaron, cuántos hijos tuvieron… La historia está tan bien documentada que es muy bonito conocer todo sobre ella y hacerla tuya.
—¿Y no te has planteado nunca quedarte aquí a vivir?
—Sí, a menudo pienso que me gustaría vivir en Europa, especialmente en España, porque adoro el país y me siento en casa. Me encantan Asturias y el País Vasco, ha sido genial el tiempo que he estado en Cataluña, adoro Andalucía, me fascina Madrid también, tengo muchas ganas de ir a Galicia…
“Mi marido es un ángel. Tienes que serlo para estar conmigo. Me apoya muchísimo, y es un hombre fuerte, independiente e inteligente” dice Eva, casada con el empresario mexicano Pepe Bastón desde 2016
—¿En qué se diferencia tu vida en México a cuando estás en España?
—Normalmente, vengo cuando estoy de vacaciones y no tengo trabajo, así que asocio España con relax y descanso. No tengo horarios, voy a la playa con mi hijo, voy a comer al chiringuito… Es un modo de vida más lento, pero muy pleno. Mis días están repletos de actividades, pádel, la playa, la comida, los amigos, tomar algo, socializar… Están a tope, pero de cosas con las que disfruto mucho. Me siento muy feliz cuando estoy en el sur de España. Sí, mucho.
“Algún día viviré aquí”
—¿Cuándo comenzaste a pensar que querías comprar una casa en Marbella y cómo apareció esta en tu vida?
—La primera vez que vine, hace 20 años, me gustó tanto que me dije: “Algún día viviré aquí”. Lo mío con Marbella fue amor a primera vista. Después, comenzamos con la fundación. Mi primera gala fue con Antonio Banderas y María Bravo y después empezamos a hacer obras benéficas en Andalucía, Málaga, Marbella… Mi fundación, Global Gift Foundation, siguió creciendo y ahora tenemos Casa Ángeles en Marbella, un centro de día que nació con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los niños con necesidades especiales y la de sus familias. Pero empecé realmente a pensar en comprar una casa hace cinco años y he estado buscándola durante todo este tiempo.
Le dije a Nico, que es arquitecto e interiorista, y siempre está muy al tanto del mercado inmobiliario: “Cuando veas una casa que creas que es la que tengo que comprar, dímelo”. En este tiempo me enseñó algunas, pero o no le gustaban porque no estaba en el “triángulo de oro” o porque no estaba cerca de la playa, o era muy cara… Hasta que finalmente llegó esta casa, la que me decidí a comprar.
“El año pasado recibí el título de dama del Cuerpo de la Nobleza de Asturias, mi tierra, y sentí mucho orgullo. Fue un honor conocer la historia de mi familia en España y conectar con esas raíces”
—¿La viste y te decidiste rápido?
—Nico me llamó y me dijo: “Madre mía, he encontrado la casa perfecta”. Teníamos que hacer reforma, pero su ubicación y el tamaño eran justo lo que estaba buscando. Así que, aprovechando que estaba en Barcelona rodando la serie, vine a Marbella, visité la casa y la compré ese mismo día. Nico empezó enseguida a remodelarla para hacer todos los cambios que yo quería.
—¿Te implicaste mucho en la decoración o dejaste hacer? ¿Cómo es tu estilo a la hora de decorar tus casas?
—¿Sabes qué? Yo no hice nada, ni tan siquiera escogí un color. Nico tiene un gusto increíble y me conoce muy bien. Sabía que la cocina debía ser abierta, que jugamos mucho a las cartas y al backgammon, que hacemos muchas barbacoas, así que necesitábamos una en el exterior, así como una zona de comedor también… Quería que el interior se abriera al exterior, porque me gusta. Pero no escogí ni una sola cosa. Me enseñó el moodboard y me dijo: “Va a tener este espíritu. Va a dar sensación de amplitud y de confort, con colores agradables con beis, crema y blanco”. Le di algunas ideas para la cocina y eso fue todo. Durante cuatro meses no hablamos y él no quiso enseñarme nada hasta que estuviera terminada del todo. Quería sorprenderme… y fue una sorpresa maravillosa. Tiene un gusto fabuloso y sabía que no debía preocuparme por nada, tenía claro que sería la casa de mis sueños, y lo es.
Sus rincones favoritos
—¿Qué características eran imprescindibles para ti, qué estabas buscando?
—Que fuera espaciosa y tuviera muchas habitaciones, porque tengo una familia muy grande y es una casa de vacaciones, o sea, que vienen mi madre, mis hermanas con mis sobrinos… Quería que tuviera jardín para que mi hijo pueda jugar y también piscina, porque está siempre nadando. Esas son las cosas que yo buscaba específicamente. Y, por supuesto, una gran cocina, y ahora esta casa tiene la de mis sueños, mi favorita de entre todas mis casas.
“Mi hermana mayor tiene necesidades especiales y mi madre nos educó en la idea de que tenemos que contribuir y hacer el bien a la gente que lo necesita”, asegura la presidenta de honor de la Global Gift Foundation
—¿La cocina se convierte siempre en centro de reuniones en tu casa?
—Siempre. En cada casa encargo una cocina con una isla muy grande para cocinar mientras todo el mundo puede sentarse alrededor y tomarse un vino y picar algo. Me encanta la cocina, siempre es el corazón de la casa
—¿Tienes algún otro rincón favorito?
—Mi vestidor —ríe—. Creí que no iba a querer nada grande, pensé: “Si no necesito nada, solo tendré trajes de baño y caftanes…”. Y no, no, nada de eso. ¡Es un armario increíble! Muy grande, con mucho espacio. Ahora tengo ahí toda mi ropa.
—Claro, es que, al final, en Marbella hay mucha vida social.
—Sí, siempre hay una inauguración de algo, una tienda, un restaurante… ¡Ustedes están abriendo algo siempre! —Ríe—.
“Esta es la cocina de mis sueños. En cada casa siempre encargo una isla muy grande para cocinar, mientras todo el mundo puede sentarse alrededor y tomarse un vino y picar algo. Es el corazón de mi hogar”
—¿Has podido disfrutarla ya en familia?
—Sí, estrenamos la casa este verano, vino todo el mundo, mis amigas, mi familia... Todavía no estaba terminada del todo, pero solo quedaban pequeños detalles: no estaban listos los cojines para el sofá o no teníamos las tumbonas, por ejemplo; el resto de la casa estaba perfecto.
—¿Dirías que es tu oasis?
—Sí, por supuesto, es mi oasis, mi paraíso.
—Y cuando no estás en tu paraíso, no paras de trabajar. Quizá, tenemos una perspectiva equivocada del glamour y la vida en Hollywood. ¿Cómo es en realidad ser una estrella de Hollywood?
—Cuando estoy en Los Ángeles, siempre estoy trabajando y muy ocupada, no es muy glamurosa —ríe—. O estoy en un plató, o en una reunión, o metida en un atasco… Hay tanto tráfico. Es muy diferente vivir en Los Ángeles a estar en Marbella, aunque las dos están cerca del mar y disfrutan de un tiempo maravilloso todo el año. No podría vivir en un lugar con frío, como Nueva York o Londres.
“Mujeres desesperadas me convirtió en una estrella a nivel mundial y con eso llegó mucha influencia. Por eso siempre estaré agradecida a la oportunidad que tuve”
—¿Podrías compartir con nosotros cómo es un día en tu vida, qué te gusta hacer, cuáles son tus rutinas…?
—Cada día es diferente. Es como si tuviera dos modos, el on, cuando estoy trabajando y concentrada en ello, y el off, si estoy de vacaciones —ríe—. Si estoy trabajando, es muy intensamente, a veces mis rodajes son a las cinco de la mañana, otras veces a las dos, unas ocasiones ruedo de día, otros de noche. Así que todos los días son distintos. Mi única rutina es levantarme, hacer deporte y estar con mi hijo. Siempre cenamos, lo llevo a la cama y pasamos un rato juntos. Digamos que el inicio y el final del día son iguales, cambia lo que hago entremedias.
El sueño de la maternidad
Eva hizo realidad su sueño de ser madre junto a su marido, el empresario mexicano Pepe Bastón. Su hijo, Santiago Enrique —eligió el segundo nombre en honor a su padre—, nació en junio de 2018 y lo conocimos por primera vez a través de las páginas de ¡HOLA! Los caminos de la pareja se cruzaron en 2013, gracias a su amigo común, Ricardo Barroso; se comprometieron en diciembre de 2015, en Dubái, y se casaron en mayo de 2016. Celebraron su boda soñada en su casa de Valle de Bravo, a dos horas de la capital mexicana, en una emotiva ceremonia rodeados de sus familias y sus mejores amigos, entre ellos, Victoria Beckham —que diseñó los dos vestidos de la novia—, Melanie Griffith, Ricky Martin, Mario López, Jaime Camil, Amaury Nolasco… y con las actuaciones sorpresa para Eva de Vanessa Williams y Carlos Vives.
“Cuando estoy en Los Ángeles, siempre estoy trabajando y muy ocupada, mi vida no es muy glamurosa —ríe—. O estoy en un plató, o en una reunión, o metida en un atasco…”, asegura Eva, que ha dirigido con éxito su primera película
—¿Qué ha significado la maternidad en tu vida y qué te enseña todos los días Santi, tu hijo?
—Paciencia, como todos los niños —ríe—. Me enseña a ser paciente y aprendo de él todos los días. Es el amor de mi vida. No sabía que este tipo de amor podía existir. Antes de tener a Santi, yo era el centro de mi universo, y cuando nació, hizo que tomar decisiones fuese mucho más sencillo. Me facilita decir que no a muchas más cosas, porque ahora mi prioridad es él. Antes pensaba: “Tengo que decir que sí, tengo que hacer esto… Tengo que hacer todo”. Ahora, si algo me va a alejar de estar con él o con mi familia, si va a hacer que pierda mi valioso tiempo con mi hijo, digo que no. Así que ahora es más fácil decir que no. Lo mejor que me ha pasado en la vida es tener a mi hijo y ser madre. Es el mejor papel que he representado.
—En alguna ocasión has dicho que Pepe, tu marido, es también lo mejor que te ha pasado… ¿Sigues opinando así?
—Claro que sí, mi marido es un ángel. Tienes que serlo para estar conmigo. Es increíble. Me apoya muchísimo y es un hombre fuerte, independiente e inteligente. Nos conocimos en el momento perfecto. Éramos dos personas plenas y nos unimos para aportarnos mutuamente alegría y apoyarnos el uno al otro en nuestros sueños.
—¿Crees que esas son las claves para tener éxito en el matrimonio?
—Desde luego. Creo que tienes que conocerte plenamente antes de poder conocer a otra persona. Y creo que eso solo llega con la madurez. No tanto con la edad, sino con la madurez. Ya sabes, nos conocemos a nosotros mismos para ser capaces de entregarnos el uno al otro sin perdernos a nosotros mismos.
“Ningún día es igual para mí. Mi única rutina es levantarme, hacer deporte y estar con mi hijo. Siempre cenamos, lo llevo a la cama y pasamos un rato juntos”
—¿En qué momento de tu vida conociste a Pepe? ¿Crees que la vuestra es una historia muy romántica, que es como de película?
—Sí. Llevamos diez años juntos. Nos conocimos a través de un amigo común que llevaba tiempo intentando que tuviéramos una cita. Fue muy romántico. Y sigue siendo muy romántico. Él es mexicano, y los mexicanos tienden a ser muy románticos —ríe—.
—¿Y tú eres romántica?
—Sí, lo soy. Pero Pepe es mucho más romántico que yo. Aprecio mucho el romanticismo y yo intento hacer cosas románticas, pero él siempre me gana en ese juego.
—¿Serías capaz de definirte a ti misma en pocas palabras?
—Enérgica, ambiciosa, cariñosa, compasiva, podría decir tantas cosas… —Ríe—.
“Mi otro rincón favorito de la casa es el vestidor. Creí que no iba a querer nada grande porque solo iba a llevar trajes de baño y caftanes en Marbella. Y nada de eso… ¡Ahora tengo aquí toda mi ropa!”, ríe
—¿Y cuáles son los valores que mueven tu vida, Eva?
—Mi vida se guía por lo que va a hacerme disfrutar y sentirme plena. Es lo que hace que escoja lo que voy a hacer, con quién voy a trabajar… Si no voy a disfrutar, prefiero estar con mi hijo y mi familia. También vivo según el modelo de la poeta Maya Angelou, que decía: “La gente se olvidará de lo que dijiste, se olvidará de lo que hiciste. De lo que nunca se va a olvidar es de lo que les hiciste sentir”. Así que el viaje de mi vida consiste en hacer que los demás se sientan fenomenal cuando se crucen nuestros caminos, cuando los conozca o trabajemos juntos, que los anime y los inspire. En definitiva, que disfruten cuando estén cerca de mí. Ese es el objetivo, ser una luz en las vidas de los demás.
Sus inspiraciones
—Las obras benéficas son enormemente importantes para ti. ¿Qué te inspiró?
—Mi familia. Mi familia es muy altruista. Mi hermana mayor tiene necesidades especiales y mi madre nos educó en la idea de que tenemos que contribuir, hacer voluntariado, hacer el bien a la gente que lo necesita, así que siempre he sido así y he sabido que quería contribuir en la sociedad. Y cuando me hice famosa y alcancé una plataforma más visible para crear conciencia sobre diferentes causas y organizaciones, fue como una extensión de lo que yo ya era.
“El viaje de mi vida consiste en hacer que los demás se sientan fenomenal cuando se crucen nuestros caminos, que disfruten cuando estén cerca de mí. Ese es el objetivo, ser una luz en las vidas de los demás”
—Como presidenta de honor de la Global Gift Foundation y con la Fundación Eva Longoria, ¿en qué estás implicada ahora y cuáles son los objetivos próximos?
—Con Global Gift seguiremos ampliando la Casa Ángeles, en Marbella, para poder ayudar a más niños. Todos los años hacemos un campamento de verano y hay muchísimos niños que quieren venir, así que tenemos que extender nuestros servicios, las terapias que ofrecemos. Y con la Fundación Eva Longoria siempre estamos a la búsqueda de programas que apoyen a las mujeres latinas, como programas educativos o empresariales, y seguiremos centrados en eso.
—Laboralmente, ¿qué proyectos tienes en mente?
—En primavera se estrenará Tierra de mujeres, en Apple TV. Y aún estoy de promoción con Flamin’ Hot (La historia de los Cheetos picantes), pronto comienza la temporada de premios y haremos campaña de la película hasta finales de año.
—¿Cómo definirías el momento que estás viviendo ahora mismo?
—Para mí es un momento muy emocionante. Este año ha sido fantástico, superexitoso, dirigir mi primera película y rodar por primera vez en España, en español. Volver a la televisión a lo grande, porque he estado alejada durante un tiempo, para centrarme en la dirección… Flamin’ Hot, además, ha sido muy bien recibida por la crítica y el público también la ha apoyado. Que los latinos tengamos representación en pantalla es el motivo más importante para hacer una película como esta.
“Esta casa es mi oasis, mi paraíso. Asocio España con vacaciones: cuando estoy aquí no tengo horarios, voy a la playa con mi hijo… Es un modo de vida más lento, pero muy pleno”
—Precisamente… ¿qué retos has tenido que salvar en tu primera película como directora?
—El mayor desafío a la hora de hacer una película es conseguir que se haga —ríe—. El estudio me apoyó mucho y nunca se ha hecho una película como esta sobre nosotros. Así que para mí era muy importante hacerlo bien y que fuera auténtica, y eso era un desafío muy grande, lograr que fuera auténtica.
—¿Qué te inspiró a la hora de querer contar la historia de Richard Montañez?
—Es un ser humano maravilloso y su historia y su viaje son fascinantes. Es un conserje mexicano que terminó convirtiéndose en uno de los más altos ejecutivos de PepsiCo. Inventó los Flamin’ Hot Cheetos, la marca número uno en el mundo, con un valor de más de cuatro mil millones de dólares. No tenía estudios, pero sabía que su cultura era un superpoder.
—¿Cuáles son tus próximos desafíos?
—Es probable que dirija otra película, es muy emocionante buscar cuál será la siguiente.
—¿Te consideras de alguna manera pionera de los latinos en Hollywood? ¿Quiénes son tus referentes?
—Tengo muchos referentes, mucha gente me ha enseñado a lo largo de la vida lo que hacer y cómo hacerlo.
—¿Cuál crees que ha sido el punto de inflexión en tu carrera?
—Definitivamente, Mujeres desesperadas. Me convirtió en una estrella a nivel mundial y con eso llegó mucha influencia. Por eso siempre estaré agradecida a la oportunidad que tuve.