Con el neoclásico palacio de Somerset House de fondo , el entusiasmo de más de un centenar de ciclistas arropaba a lady Amelia Windsor cuando cortó, con orgullo, la cinta azul que daba la salida a una épica carrera entre Londres y Mónaco. Se trataba de la iniciativa solidaria anual en favor de la Fundación Blue Marine, de la que la joven aristócrata, nieta del duque de Kent y modelo, es embajadora. Un recorrido de más de mil kilómetros con el que los deportistas cruzan siete países en tan solo ocho días, sorteando los picos nevados de los Alpes suizos y los grandes lagos italianos, para terminar con una copa de champán entre los dedos y el caluroso recibimiento del príncipe Alberto de Mónaco en la meta.
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“Ha sido divertido y un gran honor que me pidieran dar la salida”, declaró en exclusiva a ¡HOLA! lady Amelia, cuando la acompañamos en este evento. “Los ciclistas me parecieron muy preparados y, en mi opinión, muy valientes”, añadía la aristócrata, que mostró su compromiso ecológico a través de un vestido multicolor de la firma Quad, un diseño confeccionado con tejido reciclado por Kitty Joseph, una diseñadora británica de moda sostenible y ética.
“Me gusta observar la naturaleza. Hay tantos lugares bonitos en el Reino Unido, que tenemos mucho donde elegir”, nos dice
“Aunque crecí montando en bicicleta en Cambridge, donde es más fácil circular, en Londres me aterroriza. A cambio, voy andando a todas partes”, declaró Amelia sobre sus habilidades con las dos ruedas, después de que se la fotografiara este verano de vacaciones en los Alpes, sobre una bicicleta con motor eléctrico. “Esto me facilitó mucho las subidas. Fue mágico e increíblemente hermoso. Bebíamos directamente de los arroyos y el agua era tan fresca y clara, que incluso ducharse por la mañana era como estar en un balneario”.
El agua está en el centro del trabajo de Amelia con la Fundación Blue Marine, creada en 2010 para proteger hábitats marinos vitales y luchar contra la sobrepesca, uno de los peores problemas medioambientales del mundo.
Marcar la diferencia
Amelia forma parte del portfolio de la agencia de modelos Storm desde 2016, cuando todavía era estudiante en la Universidad de Edimburgo, y fue tras su colaboración con la firma de ropa escocesa Brora, especializada en telas naturales, cuando le ofrecieron convertirse en embajadora de Blue Marine, ahora hace ya tres años. “Es una gran organización benéfica que realiza una labor crucial. Además de desarrollar modelos de pesca sostenibles, protege los bosques de algas y ha conseguido prohibir la pesca de arrastre de fondo en el Banco Dogger del Mar del Norte”, explica esta aristócrata comprometida, para quien “nadar en el mar” es una de las cosas que más le gusta en el mundo. “Es una pena tener que consultar un mapa de las costas del Reino Unido para saber si se han vertido aguas residuales en ella antes de bañarse”, dice apesadumbrada. “Vi hace poco un mapa en IG y estaba lleno de cruces rojas”.
“Me siento optimista y creo que juntos podemos detener el daño a nuestro planeta”, asegura lady Amelia, que confiesa “siempre me ha gustado estar al aire libre. Sentarse en la playa es bueno”
Su pasión por el mar nació tras leer The End of the Line (“El Final de la Línea”), un libro escrito por Charles Clover, cofundador de Blue Marine, en el que denunciaba los efectos nocivos de la sobrepesca en los océanos que, hoy por hoy, según Amelia, son “un territorio sin ley”.
Moda ética
El amor de la modelo por la naturaleza queda patente en sus redes donde comparte, con sus 103.000 seguidores, fotos de la espectacular flora y fauna que encuentra durante sus paseos. “Siempre me ha gustado estar al aire libre, pero debe de ser bastante molesto pasear conmigo porque me entretengo con cualquier cosa: flores, insectos y árboles. Incluso en una ciudad como Londres hay belleza en la naturaleza”.
Este verano, Amelia, que ocupa el puesto 43 en la línea de sucesión al trono de Gran Bretaña, cumplió un sueño de infancia al visitar, con su novio, la casa rural de Dorset que se hizo famosa a través del programa de televisión Escape to River Cottage, en la que el chef Hugh Fearnley-Whittingstall cultiva y busca alimentos en el campo para enseñar a la audiencia cómo ser autosuficiente.
Al utilizar su plataforma para llamar la atención sobre las causas medioambientales, Amelia forma parte de la nueva generación de miembros de la realeza que toma el relevo del Rey, entusiasta ecologista desde hace décadas; de su padre, el príncipe Felipe, que fue presidente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF); y de su madre, la Reina Isabel II, cuyo legado vivo es la iniciativa del “Dosel Verde de la Reina”, con más de tres millones de árboles plantados.
Amelia, que ha descrito al Rey como “mejor tío-abuelo de la historia”, entiende a la perfección la importancia de la expresión noblesse oblige , el lema de un desfile de moda ética en el que participó el año pasado. Y es que, tras haber desfilado para Dolce & Gabbana, Chanel y Bulgari, combina su pasión por la moda con su postura ética, luciendo a menudo conjuntos confeccionados con materiales reciclados. De hecho, es una firme defensora de la ropa vintage y critica la fast fashion.
En julio, calzada con unas botas de agua, recorrió las orillas del Támesis recogiendo basura y concienciando sobre los problemas que causan las toallitas desechables no biodegradables. “Podría haberme hecho un traje nuevo con las latas y los jerseys que encontré. Qué locura”. Mirando al futuro, nos dice: “Juntos podemos detener el daño a nuestro planeta”.