En medio del huracán mediático por sus fotografías con Federico de Dinamarca en Madrid, Genoveva Casanova decidió poner tierra de por medio y abandonar la capital. Fue el martes 7 de octubre cuando cogió su maleta y se fue, y su paradero fue una de las incógnitas que recorrieron chats, programas de televisión, redacciones… Se barajaron tres posibles destinos: Inglaterra, donde están viviendo sus hijos; México, su país natal; y, por último, San Sebastián.
Una semana después, el miércoles 15 de noviembre, ¡HOLA! descubría en exclusiva cuál es el sitio en el que ha encontrado refugio en estos días, que están siendo difíciles para ella: el palacio de Arbaizenea , propiedad de su exmarido, Cayetano Martínez de Irujo. Allí ha sido fotografiada cuando tuvo que salir a hacer unos recados, entre ellos solucionar un tema relacionado con su móvil, con gesto de preocupación.
Como hemos podido conocer, cogió su coche y a sus queridos perros y condujo hasta San Sebastián, para aislarse en esta residencia que la duquesa de Alba legó a su hijo Cayetano y que es un lugar muy especial para ella. A pesar de que su matrimonio se rompió hace 16 años, la filósofa mantiene una excelente relación con el duque de Arjona y viaja con frecuencia allí para desconectar. El pasado verano pasó allí una temporada, durante la convalecencia de la embolia pulmonar que sufrió en julio y que terminó derivando en un infarto pulmonar.
Este viaje no se trata de una huida, ya que nada más conocerse la existencia de sus fotos con el príncipe Federico habló con ¡HOLA! cuando nos pusimos en contacto con ella y negó “rotundamente las afirmaciones que sugieren una relación de tipo romántica”. Tan solo quiere alejarse de la tormenta de informaciones que se ha desatado en torno a ella y en esta espectacular construcción del siglo XIX ha encontrado el mejor escenario para buscar la calma y proteger también su salud, sobre todo después del problema pulmonar que casi le cuesta la vida.