De Shakira se han dicho tantas cosas… Ha desatado ríos de tinta en periódicos, en revistas... Tortuosos unas veces, caudalosos siempre. También ha llenado horas interminables de televisión. Telediarios, magacines, tertulias… Y conversaciones. En bares y peluquerías, sí, pero también como ejemplo de mujer empoderada en Consejos de Administración de multinacionales y hasta en la tribuna del Congreso de los Diputados. Muchas veces sin que ella hiciera nada para lograrlo. Otras, porque “nació mujer y artista y no una diplomática de la ONU”. Que, sencillamente, alzó la voz y dijo lo que le dio la real gana. En realidad, cantó. Shakira utilizó la música para ser lo más honesta posible consigo misma. La llamada trilogía de la venganza, ¿se acuerdan?: Te Felicito, Monotonía y la explosiva BZRP Music Session #53, con la que, en 24 horas, había conseguido más de 45 millones de reproducciones en todo el mundo.
“Siempre he sido honesta conmigo misma. No puedo vivir en un mundo en el que tenga que esconder mis sentimientos”
Tres canciones en las que se abría en canal cual “loba herida” y dejaba aflorar sus sentimientos, convertidos en metralla. Eso sí, con Gerard Piqué, padre de sus hijos, en su mirilla. Porque si bien su ruptura con el futbolista, las condiciones en las que se produjo, su separación y las medidas consensuadas para la custodia de los niños ocuparon cientos de titulares durante medio 2022, ella consiguió cerrarlo de manera muy distinta. Las eventualidades familiares dejaron paso a los mantras con los que había hecho de tripas corazón. Con frases como “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan ”, no solo la situación estaba revertida, sino que, además, encaminaba sus pasos, firmes y decididos, hacia la cúspide del estrellato. Las puertas de la industria se abrían de nuevo para ella. Volvía a ser su dueña y señora.
“Pensé que era mucho más frágil de lo que soy. También he entendido que la amistad es más larga que el amor”
Sin embargo, es ahora cuando —por fin y ya sin música de por medio— ha decidido poner los puntos sobre las íes. Shakira ha hablado. Lo ha hecho con ¡HOLA! Colombia. Y con motivo de su vuelta a España, la primera después de que abandonara, en abril, el que había sido el hogar conyugal y pusiera rumbo a Miami con los frutos de aquel amor del pasado, Milan y Sasha. Porque, este jueves 16 de noviembre, la gran diva de Barranquilla vuelve a inscribir su nombre en la historia de los Grammy Latinos , una gala excepcionalmente sevillana, cuya alfombra roja no pisaba desde 2011, cuando se convertía en la cantante más joven en recibir el premio a Persona del Año, con 34 años. Ni siquiera había vuelto tampoco para recibir el Premio Grammy Latino a la Grabación del Año, en 2016, o el Premio Grammy Latino al Mejor Álbum Vocal Pop, de 2017. Ahora, todo ha cambiado. Ella nos lo cuenta en esta entrevista.
Aire fresco
Vuelve a estar entusiasmada. Miami le ha dado una bocanada de aire fresco. Libre, tal vez. Un giro de 180 grados. Porque sus años en Barcelona fueron años de dedicación a sus hijos; también, a Gerard, obviamente, y a su carrera deportiva; pero la suya, en cambio, se había resentido porque, efectivamente, el trabajo lo tenía en otro sitio. Shakira no lo rememora con pesadumbre. Sino con consciencia. Hoy, en cambio, sabe que deja a los niños en el cole —quienes, por cierto, se han adaptado a las mil maravillas a su vida en Estados Unidos— y que está rodeada de lo más granado de la música en cuestión de minutos. Y sí, su sensación es como si no se hubiera ido nunca. Como si no hubiera pasado el tiempo. Pero lo ha hecho y de él ha sacado un aprendizaje: en su balanza pesa más la amistad que el amor. U otros tipos de amor, más allá del romántico. Como el paternal. En él ha encontrado el ejemplo y el empuje para seguir dando guerra y encontrar motivaciones. La Fundación Pies Descalzos es una muy importante. Después, un nuevo disco y una gira mundial que, promete, será la más larga e importante de toda su carrera.
“He podido retomar lo que había dejado por muchos años. Gracias a Dios y al cariño del público, es como si nunca me hubiese ido”
—Acabas de sacar nuevo single, El jefe. ¿Cuáles son tus próximos planes? Tus fans de todo el mundo están deseando verte en directo…
—Sí, ahora mismo estoy cerrando un álbum que me tiene muy entusiasmada, con canciones que la gente ya conoce y con otras que no he lanzado aún. Va a ser un documento vivo que recoge mis emociones y vivencias de los últimos dos años y es un trabajo muy personal. Estoy muy feliz con las colaboraciones que vendrán con este álbum, que la gente no se espera. A principios del año que viene espero estar lanzándolo y, luego, vendrá una gira mundial, la más extensa e importante de toda mi carrera.
“Nunca había visto a mis hijos tan felices. Van a sus extraescolares sin que nadie les persiga, no como en Barcelona, donde teníamos todos los días paparazzi en la puerta”
—¿Cómo estás viviendo esta nueva etapa en Estados Unidos, tanto a nivel personal como en el de madre de dos hijos? ¿Qué es lo que más valoras de tu nueva vida?
—Nunca había visto a mis hijos tan felices. Van a sus extraescolares sin que nadie los persiga, no como en Barcelona, donde teníamos todos los días paparazzi en la puerta. Llevan una vida libre y normal como dos niños comunes, no como hijos de celebridades. En España, los niños no podían ir tranquilos al colegio y la situación que vivíamos con la prensa, en la que los perseguían incluso hasta la puerta de su colegio, no era soportable. Esto no tiene nada que ver con mi público español, que siempre ha sido muy cálido y que me ha dado apoyo en todo momento.
La adaptación de los niños a la nueva vida en Miami me impresionó. El primer día de colegio ya tenían amigos. Por suerte, son niños muy extrovertidos y tienen grandes amigos que los quieren por lo que son y no por ser hijos de personas famosas. Viven al aire libre y tienen la posibilidad de aprender varios deportes, además de seguir explotando sus talentos en la música, para lo que claramente tienen una predisposición.
“No dejaré de luchar hasta que todos los niños de mi país estén escolarizados. Hasta el día que me muera, estaré trabajando para que estos programas educativos estén en toda Latinoamérica”
A nivel profesional, la verdad es que ha sido un cambio de 180 grados. En España, los años que estuve allí ya establecida, me dediqué a la crianza de mis hijos y a apoyar la carrera de mi expareja. Mi carrera sufrió por estar lejos de la industria de la música y de donde está realmente mi trabajo, que es en Estados Unidos. Cuando los niños están en el colegio, puedo juntarme con compositores y productores distintos en cuestión de horas. He podido retomar lo que había dejado por muchos años. Gracias a Dios y al cariño del público, es como si nunca me hubiese ido.
“Gente de mi equipo intentó convencerme de que cambiara la letra (de la canción Music Session #53), pero yo no soy una diplomática de la ONU. Soy una artista y, ante todo, una mujer”
—Estuviste en Colombia hace poco inaugurando una nueva escuela en tu ciudad natal. Cuéntanos tus planes con la fundación.
—Lo que estoy haciendo con mi fundación desde mis 18 años es llegar a los lugares más remotos de Colombia, donde no hay infraestructuras ni agua potable. No hay recursos básicos, ni siquiera vías pavimentadas, y hay niños que mueren de desnutrición. Entonces, yo entro, meto dinero de mi bolsillo, además de conseguir recursos del sector privado y compromisos estatales. Con nuestra Fundación Pies Descalzos hemos logrado ser la segunda fundación más reconocida de Colombia después del Instituto Colombiano, que es del Estado. Esta credibilidad tan importante nos permite seguir consiguiendo recursos para ponerlos al servicio de la infancia más desprotegida y vulnerable. La última inauguración que hemos llevado a cabo desde la fundación ha sido el segundo megacolegio en mi ciudad con el alcalde Pumarejo, que ha sido un gran aliado de la fundación, y otros socios. También estamos centrados en el tercer año de colaboración con la Fundación Educate a Child, de Catar, que nos ha permitido llegar a 60.000 niños que estaban desescolarizados o en riesgo de abandonar los estudios. Tenemos seis escuelas más que están en distintas fases de desarrollo y construcción. Aparte de los 7.000 niños que atendemos actualmente, hemos llegado a impactar a más de 150.000, pero con cada logro nuevo nos ponemos más retos.
“Desde el día que nacieron, mis hijos han sido mi mayor inspiración. Pero ahora, además, son una fuente continua de ideas. Están llenos de opiniones y, además, las expresan”
—¿Es una fundación con vocación internacional?
—Hemos construido ya diez centros de primera infancia, no solo en Colombia, sino también en México y Argentina. También queremos poder atender a la población de refugiados de Venezuela en la región de Maicao, que es una de las ciudades que más necesidades tiene. Ya lo estamos haciendo con Howard Buffett, que hemos conseguido que sea nuestro socio y con quien construimos uno de nuestros primeros colegios en Quibdó y con quien estamos construyendo otro megacolegio en Tibú, ambos lugares muy cerca de la frontera con Venezuela. Quiero seguir construyendo más escuelas. Llegar a todos los rincones de Colombia a los que no llegan los recursos ni la educación. No voy a descansar hasta que en todos esos lugares haya una escuela que sea el centro del que se beneficia toda la comunidad. Vamos a seguir trabajando en las zonas rurales en las que no hay infraestructuras. Colombia es una tierra fértil, de mentes curiosas y talento puro, pero casi un millón de niños siguen desescolarizados o fuera del sistema y no dejaré de luchar hasta que todos los niños de mi país estén escolarizados.
“Es muy lindo poder llegar a esta etapa de mi carrera artística y compartirla con Milan y Sasha, que saben apreciar mucho la música porque, además, tienen una gran sensibilidad artística”
—¿Es ese tu objetivo vital?
—Hasta el día que me muera estaré trabajando para que estos programas estén en todo Latinoamérica. Creo que hay mucho por hacer y a mí me queda mucho trabajo por delante.
—¿Cuál es la mejor lección que has aprendido en estos últimos dos años?
—Una lección que he aprendido es que pensé que era mucho más frágil de lo que soy. He entendido que el ser humano tiene una resiliencia enorme y que puede superar cualquier cosa. También he entendido que la amistad es más larga que el amor y que lo mejor que puedo trasladar a mis hijos es que tengan buenos amigos, que serán su soporte emocional en el futuro, como han sido para mí los míos.
“He entendido que el ser humano tiene una resiliencia enorme y que puede superar cualquier cosa”, nos cuenta la cantante
—Tus últimas canciones contienen mensajes muy claros y directos. ¿Te ha costado reflejar tus sentimientos con tus canciones?
—Sí que había algo de preocupación antes de que sacara la canción. Gente de mi equipo intentó convencerme de que cambiara la letra, pero yo no soy una diplomática de la ONU. Soy una artista y, ante todo, una mujer. Siempre he sido honesta conmigo misma y con los demás y no puedo vivir en un mundo en el que tengo que esconder mis sentimientos, en el que no puedo sublimarlos. En esto, el arte cumple una función esencial: no solo la catarsis que representa, sino la capacidad de transmutar tus emociones y el dolor, en fuerza, en determinación, como una verdadera alquimia.
“Mi padre sigue con su sonrisa iluminando la vida de las personas que lo amamos. Es un testamento de su fortaleza y una fuente constante de inspiración”
—En Acróstico, tus hijos han tenido un papel muy importante. ¿Cómo valoran ellos tus últimas canciones?
—Desde el día que nacieron, mis hijos han sido mi mayor inspiración. Pero ahora, además, son una fuente continua de ideas. Están llenos de opiniones y, además, las expresan, porque intento siempre enseñarles que hay que expresar lo que se piensa. Y cuando se siente el dolor, no hay solamente que sentirlo, sino pensarlo y expresarlo. Es la única manera de poder abordar las situaciones difíciles de nuestras vidas. Esto lo entienden cada vez más. Es muy lindo poder llegar a esta etapa de mi carrera artística y compartirla con ellos, que saben apreciar mucho la música porque, además, tienen una gran sensibilidad artística.
“De mi padre he aprendido a soportar los embates de la vida. Lo que ha aguantado y superado físicamente en el último año y medio, a su edad, no tiene explicación alguna”
—¿Cómo se encuentra tu padre de salud?
—Creo que de él he aprendido a soportar los embates de la vida. Lo que ha aguantado y superado físicamente en el último año y medio, a su edad, no tiene explicación alguna. Ha soportado seis operaciones, dos covid, dos caídas, un sangrado cerebral, afectación neurológica, una neumonía, y sigue con su sonrisa iluminando la vida de las personas que lo amamos. Es un testamento de su fortaleza y una fuente constante de inspiración para mí en esta vida de incesantes luchas.
“En España me dediqué a la crianza de mis hijos y a apoyar la carrera de mi expareja. Mi carrera sufrió por estar lejos de la industria de la música”
Su defensa
Ya lo decía ella misma en Waka, waka: “No duele el golpe, no existe el miedo”. Es evidente que esa resiliencia de su padre, William Mebarak, esa capacidad para superar los golpes, por duros y complejos que estos sean, la ha heredado Shakira directamente de él. Lo vimos cuando fue capaz de convertir en arte, con pegadizos estribillos, la tristeza, la soledad y la rabia o en cómo afronta su labor en su fundación para que no haya ni un solo niño que no pueda dar rienda suelta a su talento. Pero, también, a la hora de enfrentarse a la Justicia. En darlo todo para demostrar su inocencia.
“La adaptación de los niños a la nueva vida en Miami me impresionó. El primer día de colegio ya tenían amigos”
“Colombia es una tierra fértil de mentes curiosas y talento puro, pero casi un millón de niños siguen desescolarizados o fuera del sistema. No dejaré de luchar”
Porque Shakira también ha vuelto a España para enfrentarse a la Hacienda Pública. La artista, que siempre ha defendido su no culpabilidad e, incluso, ha rechazado llegar a un pacto para demostrar su verdad ante un tribunal, está inmersa en una compleja e intrincada situación judicial: dos causas abiertas por fraude fiscal a partir de un informe de la Agencia Tributaria. Una, de carácter administrativo, y otra, penal. El objetivo de ambas sería el mismo: determinar si Shakira pasó más de 183 días en España, lo que la convertiría en residente fiscal en nuestro país y, por tanto, sujeta al pago de impuestos. Por lo pronto, el próximo 20 de noviembre ha sido la fecha marcada por la Audiencia de Barcelona para que den comienzo las doce sesiones previstas para el juicio penal, que, se espera, acaben el próximo el 15 de diciembre. Un procedimiento por el que se le acusa de seis delitos referidos al impago de impuestos sobre la renta y el patrimonio de 2012 a 2014. Y se aventura un proceso largo y muy meticuloso, con la participación de hasta unos 200 testigos en sede judicial: 60 por parte de Shakira y 30 de la Fiscalía, lo que demuestra que ambas partes están preparadas para presentar y refutar evidencias detalladamente. Tal y como publicamos en ¡HOLA!, Shakira ya habría dado cuenta de 31 fotos del equipo artístico que la acompañó durante toda la gira de 2011 para demostrar que, a lo largo de ese año, a lo sumo, tuvo decenas de compromisos fuera de España, lo que desmontaría, por ese lado, la teoría de la Agencia Tributaria. En cualquier caso, recordarle a Shakira la letra de uno de sus hits: “Un día, después de la tormenta, cuando menos piensas sale el sol”.